Durante nuestro día a día vivimos corriendo, haciendo mil cosas diferentes, queriendo ganarle la corrida al reloj, siempre con prisa. Y nuestra mente no es diferente, nuestros pensamientos vienen y van de un lugar a otro, estos con la capacidad de ir del pasado al futuro en un abrir y cerrar de ojos. Cuando menos nos damos cuenta nuestra mente está totalmente descontrolada, pasamos de la realidad a la irrealidad o de repente está llena de expectativas o como se dice muchas veces: soñamos despiertos.
No quiere decir que soñar con algo, o que tengamos un objetivo y que hagamos todo lo posible por alcanzarlo sea malo, al contrario, si no tuviéramos objetivos, nuestra vida no tendría ningún sentido.
El problema es cuando vivimos fuera de la realidad, cuando nuestros pensamientos nos controlan y tenemos pensamientos recurrentes u obsesivos “pensamientos rumiativos” en determinado aspecto; cuando somos secuestrados por nuestros pensamientos y emociones.
Cuando nuestra mente está totalmente descontrolada y damos rienda suelta a nuestros pensamientos e imaginación, es justo ahí que podemos perdernos entre la realidad y la fantasía, empezamos a crear historias en nuestra cabeza que única y exclusivamente existen en nuestra mente y nada más. Es cuando empezamos a vivir de expectativas de cualquier tipo: amorosas, profesionales o personales.
“Los seres humanos tenemos la capacidad de planear o imaginar en nuestra mente y después responder como si fueran estímulos reales. La imaginación no es neutral desde un punto de vista fisiológico: las fantasías pueden activar los sistemas fisiológicos y producir respuestas.
Los recuerdos emocionales y condicionamientos nos empujan a reaccionar rápidamente ante ciertas cosas, de forma que antes de ser conscientes de la situación que se presenta, el cuerpo reacciona y las emociones nos invaden, apoderándose de nuestros pensamientos y comportamientos, pudiéndose expresar en conductas reactivas”.
Nuestros fantasmas empiezan a salir y a llevarnos por rumbos nada agradables: empezamos a crear historia en nuestra cabeza, que después de tanto imaginarlas, las vemos y sentimos como reales:
- Una persona que teme que lo despidan de su trabajo porque piensa que no le cae bien a su jefe, sin ningún fundamento.
- Una mujer/un hombre que muere de celos por su pareja y se imagina que lo está traicionando con su amigo porque se vieron de una manera diferente.
- La obsesión de alcanzar algún objetivo y solo se vive para eso sin importar nada más.
- – Etc…
Lo peor es que todo esto solo existe en nuestra mente y muchas veces si existe un tercero dentro de nuestras fantasías, ni siquiera está enterado, ni se imagina que él o ella sea la causa de nuestro sufrimiento o de nuestras expectativas.
“Podemos aprender a estar atentos a las emociones y pensamientos en cuanto surgen, y a descubrir sus vínculos con nuestros recuerdos y condicionamientos emocionales. Dándonos cuenta y observando lo que ocurre en nuestro interior, evitamos ser capturados por ello. Al ser conscientes de cómo somos secuestrados por las preocupaciones internas, podemos calmar y reducir los bucles que retroalimentan la supuesta amenaza y la mantienen, que es la repetición de pensamientos reiterados a los que llamamos “pensamiento rumiativo”. Así podemos elegir otro tipo de respuestas: se trata de entrenar la mente de manera que nos permita afrontar, convivir y fluir con las realidades de la vida, sean las que sean”.
Dentro de la filosofía budista y el Mindfulness, el poder aceptar la vida y las cosas como se nos presentan y no de la forma como nos gustaría, es fundamental para no crear falsas expectativas en nuestras vidas. La meditación es una herramienta muy poderosa para entrenar nuestra mente y poder tener una verdadera paz mental.
Referencias:
Material del curso Mindfulness Transpersonal, Escuela Española de Desarrollo Transpersonal, Madrid, España, 2018.
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