Bienestar es una palabra utilizada con frecuencia y cada inicio de año ocupa el pensamiento de todos aquéllos que dejan en manos de la buena suerte sus intenciones de un mejor estilo de vida, comúnmente llamados propósitos o deseos y la industria del diseño, la moda y la publicidad lo sabe, por ello es que cada año elige un color que sea distintivo; en 2025 hace su aparición mocha mousse “una cálida tonalidad marrón imbuida de una riqueza inherente que transmite la deliciosa calidad del cacao, el chocolate y el café, apelando a nuestro deseo de bienestar (físico, mental y espiritual) y a la conexión con la tierra dando un toque de glamour discreto y de buen gusto” (Pantone 2025).
Coincidencia o no, en el inicio de la era actual, tres reyes magos ofrecían regalos en forma de oro, incienso y mirra todos conectados a la tierra así que su presencia no parece una casualidad sino más bien la oportunidad para recordar que frente al avance tecnológico la humanidad sigue siendo mortal, finita, imperfecta y errante. Sea del color que sea, el inicio de año siempre se pinta igual: apocalíptico por su crisis financiera, política, social y no es gratuito el viejo cliché de “la cuesta de enero” pues muchos arrancan el año con desempleo o en grave crisis existencial; nada nuevo bajo el sol en realidad si pensamos en términos de la historia de la humanidad y su paso por este mundo.
En ese tenor nos encontramos ante el primer lunes, del primer mes del año y además se celebra la llegada del Día de Reyes, una tradición que se mantiene viva para beneficio de la industria de la mercadotecnia aunque se aleja cada vez más de su esencia; sin embargo, como madre me toca creer y mantener viva la tradición porque la “fe” es lo único que queda en tiempos de incertidumbre, a propósito de esto leí un fragmento que comparto: “Mi hermano mayor me despertó a medianoche para revelarme el siguiente secreto: -Dentro de poco te dirán que los Reyes Magos son los padres. Se lo dicen a todo el mundo al cumplir tu edad. No te lo creas. Los Reyes Magos existen, pero como los mayores no saben explicar su existencia, dicen eso, que son los padres.” – Los objetos nos llaman / Juan José Millás.
Hace falta creer y recuperar la fe no en las instituciones o la religiones sino en uno mismo porque siempre hay un camino, una salida y una solución; si se piensa un poco más, es verdad que existe una gran cantidad de cosas que no sabemos explicar y que tampoco entendemos; los hechos, los datos y las fechas son relativas frente al tiempo que logramos permanecer en este mundo porque somos finitos y breves, un día simplemente no existimos más, nos encontramos huérfanos en otro plano de la existencia, lejos de preocupaciones, de guerras, de crisis, de disertaciones profundas. El tiempo es relativo pero el año recién inicia, lo que queda es vivir un día a la vez porque no existen garantías de un futuro prometedor (nunca han existido en realidad), quizá es un buen momento para acompañarse de un mocaccino, una buena lectura, una buena serie, un buen podcast, una buena playlist o una buena película y permitir que la magia de los tres reyes magos guiados por una estrella nos sirvan de brújula para dar los primeros pasos de un 2025 que podemos pintar del color que más nos guste. Nos leemos a la próxima.
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