Las pequeñas cosas丨Fronteras

“Dios no ha creado fronteras. Mi objetivo es la amistad con el mundo entero.” – Mahatma Gandhi, político y pensador indio (1869 – 1948). Las palabras suenan, llegan, revelan secretos y generan pensamientos. Así fue que me...

9 de agosto, 2021

Elizabeth Cruz Ramírez

“Dios no ha creado fronteras. Mi objetivo es la amistad con el mundo entero.”

– Mahatma Gandhi, político y pensador indio (1869 – 1948).

Las palabras suenan, llegan, revelan secretos y generan pensamientos. Así fue que me surgió la palabra frontera como el límite y también como el punto de partida porque una frontera puede ser más que una barrera. Podemos abordar las fronteras (reales) desde su acepción territorial o podemos imaginarlas como un frente (del latín front, frontis) o una fachada y de ahí pensar en el frente de batalla en la guerra, por ello es un vocablo fuerte, rudo y que no pasa desapercibido.

Se habla de las fronteras y se piensa en inmigrantes, un problema que persiste y que ha dejado profunda huella a través de la historia de la humanidad, pero a la vez, tener una frontera nos da seguridad, elabora una identidad de lo que somos frente a lo otro o los otros y se sabe también del concepto de frontera lingüística, entendida como zona de contacto –y de división- de dos idiomas (que ya no dialectos) diferentes.

Permití que el concepto de frontera habitara en mi mente durante varios días porque leí también una inscripción del museo Ricardo Rojas de Buenos Aires: “Otra lengua no es una frontera. Otra opinión no es una amenaza.” Y entonces fue inevitable llevar la frase al momento presente en el que un virus ha traspasado fronteras para ocupar el cargo de pandemia y que nos obliga a vacunarnos para poder cruzar fronteras (en los países que así lo han decretado). Entonces me crucé con el tema de la denuncia de México contra Estados Unidos por el comercio de armas y la responsabilidad fronteriza de los países.

¿Por qué las fronteras? ¿Para qué? Y ya que existen, ¿cómo y quién las regula? Hay un límite invisible que nos mantiene a raya no solo entre las naciones, sino en el pensamiento, en las emociones, en los idiomas, en la conducta, en los sueños y hasta en el comercio. Debemos acatar ciertos lineamientos para poder traspasar, para rebasar los límites que nos impiden avanzar, ir hacia el otro lado, descubrir otros mundos, simplemente pasar y es en ese sentido que el conflicto se hace presente cuando asumimos lo otro como invasión (o invasor) por diferente, porque llevamos la frontera hasta en el color de la piel sin dar paso al principio básico de que somos una misma especie bajo la misma piel (biológicamente hablando) porque estamos hechos de la misma forma. Ponemos fronteras para no ser invadidos, para cerrar el paso a lo desconocido, para sentir que tenemos el control o que somos únicos y por tanto, diferentes.

La frontera no es poca cosa, pero si logramos rebasarla, un mundo infinito de posibilidades se abre ante nosotros, que las fronteras sean solo ficticias y de territorio como una mejor forma de organización y no como pretexto de lucha constante entre las naciones porque #laspequeñascosas le dan sentido a la vida, pero también le roban la ilusión si se convierten en una postura radical y limitante.

…

La frontera: un soneto doble (Fragmento)

La frontera es una línea que las aves no pueden ver.

La frontera es un hermoso pedazo de papel doblado descuidadamente por la mitad.

La frontera es donde la piedra chispeante se encuentra con el acero, creando un siglo de fogatas.

La frontera es un cinturón muy apretado, que aguanta las cosas pero hace difícil respirar.

La frontera es una bisagra oxidada que no se dobla.

La frontera es el coágulo de sangre en el arroyo de la vena

La frontera dice alto al viento, pero el viento habla otro lenguaje, y mantiene su marcha.

Poema: Alberto Ríos (1952)

Comentarios