¿Te acuerdas cuando eras niño y tenías una emoción que no podías controlar como rabia, miedo o tristeza e inmediatamente eras reprendido por alguien? La mayoría de nosotros fuimos reprimidos por expresar esas emociones en alguna fase de nuestras vidas.
Si estábamos enojados y lo expresábamos, éramos reprendidos, pues no era de buena educación. Si estábamos con miedo, nos decían que no teníamos de qué temer; y si estábamos tristes, que no teníamos por qué llorar. De una u otra forma siempre fuimos reprendidos cuando manifestábamos nuestras emociones.
Difícilmente alguno de nosotros fue acogido y recibió orientación sobre cómo encarar lo que estábamos sintiendo. De esta forma inicia una gran confusión porque nos sentimos culpados por lo que sentimos y por no saber cómo reaccionar o controlarnos.
La diferencia entre las emociones y los sentimientos son las siguientes:
-Las emociones son reacciones fisiológicas (acciones) programadas y coordinadas por regiones específicas del cerebro.
-Los sentimientos son percepciones conscientes y parciales de la emoción.
-Las emociones están presentes en los seres humanos y en los animales
-Los sentimientos envuelven diferentes circuitos cerebrales.
-Las emociones pueden ser activadas por estímulos externos o internos.
-Los sentimientos son influenciados por creencias, valores, educación, cultura, experiencia de vida, por el pasado, presente o futuro.
-Las emociones son automáticas, no controlables y pueden ser reguladas por medio de la respiración, de la atención plena.
-Los sentimientos son conclusiones a partir de la percepción e interpretación de situaciones, estímulos internos o externos y pueden generar más emociones o intensificarlas.
Si las emociones son reacciones fisiológicas, automáticas y no controlables ¿cómo podemos cambiar nuestro patrón de respuesta comportamental?
Es posible regular las emociones al entrar en un estado de presencia y observar qué pasa con nuestro cuerpo (la cara se pone roja de rabia, las manos sudan por nervios, dolor de estómago por tensión, nudo en la garganta por tristeza, etc.); luego hay que poner atención en la respiración y así, poco a poco la emoción irá disminuyendo, incluso hasta puede desaparecer dependiendo de la situación. Sin embargo, si luchamos para controlar o no sentir las emociones, ganan más fuerza, ya que el proceso de “lucha o fuga” desencadena más emociones.
Por otra parte, los pensamientos también pueden intensificar o ablandar las emociones. Los sentimientos envuelven otros procesos como creencias, aprendizaje, cultura, interpretaciones, juicios, etc. O sea, la forma como pensamos está directamente relacionada a nuestros sentimientos.
Es posible controlar la reacción comportamental a partir de la elección consciente, la voluntad, la empatía y una práctica constante para entender que nuestros juicios pueden estar equivocados y que es importante entender el punto de vista del otro, para no correr el riesgo de ser violentos en la comunicación verbal o no verbal.
¡Te invito a practicar la Comunicación no Violenta, expresándonos con autenticidad generando un ambiente seguro y acogedor en cualquier ambiente en el que nos encontremos!
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Material del Posgrado de Mindfulness e Terapias Integrativas. “Comunicação não Violenta” Child Behavior Institute of Miami, 2022

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