Experimentar situaciones complicadas en algún momento de la vida es normal, a todos nos sucede. ¿Cómo enfrentarlos y superarlos?, ¿cómo salir bien librados?
Hoy te comparto algunas ideas que te serán de mucha utilidad.
-Lo primero es reconocer la situación. Cuando entras en negación es mucho más difícil. Sé conciente de lo que estás experimentando, abre tu mente.
-Date un momento para estar en calma. Reconocer la situación puede caerte como un balde de agua fría, date un espacio y un tiempo para tranquilizarte, pues si estás experimentando “turbulencia” lo más seguro es que no logres encontrar una solución en esta etapa.
-Una vez que te diste un tiempo (el que necesites, pero tampoco que sea super largo) comenzarás a tener claridad mental y más ganas para accionar. Reflexiona sobre la estrategia que puedes seguir de acuerdo con tu situación y con el punto donde te encuentras. Si no tienes ningún plan piensa en cómo crear uno.
-Ponte en acción. No te mentiré, no siempre es sencillo, de hecho, la mayoría de las veces es difícil cuando se está atravesando por una situación compleja o dolorosa, pero si piensas en que de todas formas la vida sigue, es mejor invertir el tiempo en ir sanando, paso a paso. El hecho de que sea complejo no quiere decir que sea imposible, ¡claro que se puede! Siempre es necesario querer.
-Identifica las cosas buenas/maravillosas que hay en tu vida. Cuando estamos sumergidos en el dolor nuestro enfoque está en todo lo negativo, pero si giras un poco te darás cuenta de que sigue habiendo bendiciones en tu entorno, céntrate es eso y úsalo como trampolín.
-Por más duro que parezca no dejes de aplicar cada uno de los pasos de esa estrategia que armaste. Mejórala. Cuando parezca que te estás atorando date un respiro, permítete sentir, sacúdete y sigue adelante.
-Llega a la aceptación. Mientras sigas en acción te darás cuenta de que aceptar no es sinónimo de estar feliz por lo que te pasa, necesariamente, pero cuando eres conciente de que no tienes posibilidad de cambiarlo dejas de luchar y eso te lleva a un estado de quietud. Cuando aceptas llega la paz porque te deshaces de esa necesidad de querer modificar la realidad.
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