¿Quién es el mexicano más universal?

La expresión “uomo universale” surgió en el Renacimiento y se refería a los eruditos, humanistas, artistas y filósofos...

14 de marzo, 2017

Venus Rey Jr.

La expresión “uomo universale” surgió en el Renacimiento y se refería a los eruditos, humanistas, artistas y filósofos que dominaban distintas disciplinas y estaban en posesión de un saber monumental. Más que polímatas, eran personas cuya sabiduría los convertía en patrimonio de todo el mundo y no solo de un país o región: no eran ya toscanos, franceses o flamencos, sino ciudadanos del mundo: hombres universales.

Cuando hablo de un “hombre o mujer universal” me refiero a una figura que es reconocida en cualquier país; una figura que es conocida por cualquier persona medianamente educada e instruida. Dicho de otro modo: la figura o personaje de una determinada nación que tiene la mayor proyección más allá de las fronteras de dicha nación. Por ejemplo, si nos preguntamos por el austriaco más universal, sin duda diríamos que es Mozart. Si habláramos de Inglaterra, vendría a nuestra mente el nombre de Shakespeare, quizá Churchill. En Italia mencionaríamos a Leonardo da Vinci, a Michelangelo o a Verdi.

No me refiero a cualquier personaje, sino solo a aquellas figuras que tengan un prestigio cultural, político, científico o artístico de gran envergadura. Aunque Hitler o Stalin son mundialmente conocidos, ninguno merecería el título de “uomo universale” –al contrario: son infames universales–. En cambio Goethe o Beethoven en Alemania, o Tchaikovsky o Dostoyevsky en Rusia, desde luego sí lo merecerían. No podríamos ni deberíamos considerar figuras que carezcan de relevancia cultural, artística, científica o política: los estadounidenses Madonna o Black Eyed Peas son mundialmente conocidos, pero yo no los llamaría “universales”; en cambio a Abraham Lincoln sí.

¿Quién es la figura mexicana más universal? Yo propondría los siguientes candidatos, en orden de prelación: Frida Kahlo, Diego Rivera, Octavio Paz; y agregaría a dos personajes de la Revolución: Emiliano Zapata y Pancho Villa. Todos ellos gozan de reconocimiento en el extranjero.

De todos, creo que quien goza de mejor posicionamiento es Frida Kahlo. No estoy pronunciándome por el valor artístico de su obra –siempre he pensado que es una gran artista, aunque reconozco que muchos no estarían de acuerdo con esta afirmación–, pero es un hecho que cualquier persona medianamente educada o instruida en cualquier lugar del mundo, la conoce y sabe quién es. He tenido ocasión de hablar con gente de otros países y me impresiona el grado de conocimiento que se tiene de ella: en toda Europa, en las Américas, en Estados Unidos y Canadá, en China, Corea y Japón. Será producto de la mercadotecnia y de la publicidad –un film de Hollywood es un detonador de tremenda fuerza–, o de lo que usted crea, pero Frida Kahlo es sinónimo de México para los extranjeros; sinónimo de México en una forma que ningún otro mexicano podría igualar. Quizá se diga que su fama se debe a su tragedia y en gran medida a Diego Rivera, y ello no estaría alejado de la verdad; pero ese no es el punto. Lo importante es la profunda e íntima identificación que hacen los extranjeros del binomio Frida=México. Frida es un icono mexicano; es el icono mexicano por antonomasia para los extranjeros, no hay duda de ello. No un “uomo universale”, sino una “mulieris universalis”.

Cada quién tendrá sus candidatos. No faltará quién mencione a algún cantante popular, a un futbolista, a un boxeador; incluso habrá quien proponga a un ex-presidente, a algún político en activo o a algún narcotraficante. Yo me quedo con Frida Kahlo.

Curioso que la figura más conocida de un país tan machista y misógino como el nuestro sea una mujer. Qué bueno que así sea.

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