Al enterarme de quién había ganado el Premio Nobel de Literatura 2016 debo confesar que me sorprendí. Robert Allen Zimmerman, mejor conocido como Bob Dylan, siempre ha sido mencionado entre los candidatos al Nobel, pero, a decir verdad, nadie esperaba seriamente que lo ganara.
The New York Times publicó un artículo en el cual manifestó su extrañeza. En resumen, a este importante diario le pareció desatinado que un músico obtuviera el máximo galardón de la Literatura. El País, por su parte, se cuestionó si la Literatura ha dejado de ser patrimonio de los escritores: Bob Dylan es un cantante; Svetlana Alexievich (Premio Nobel de Literatura 2015) es periodista. Los cierto es que los últimos dos Premios no han sido concedidos a escritores, en el sentido estricto de la palabra: es decir, personas que escriben obras literarias en el campo de la ficción (novela, cuento, relato), la poesía y el drama, lo cual dejaría fuera géneros como la crónica, el ensayo, el reportaje, la canción y muchas cosas más.
Bob Dylan es un escritor de canciones –no quiero usar el término “cantautor”, que se aplica a personas que cantan sus propias letras, desde Armando Manzanero, pasando por Serrat, Facundo Cabral, Sabina, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Leonard Cohen, hasta Ricardo Arjona–; y también es un poeta. ¿Quién podría negarlo? Basta con leer algunas de sus canciones para descubrir las impresionantes imágenes y metáforas. Lo que ha extrañado y causado incomodidad es que un icono de la cultura pop haya obtenido el premio y haya dejado esperando otro año más a escritores como Murakami, Roth, Oates, Rushdie y Kundera.
Bob Dylan es un artista sui generis, un trovador, un demonio pica-conciencias, un poeta urbano que se nutre del folk y asume una actitud iconoclasta, contestataria, y que se formula profundas preguntas que no tienen respuesta. Su álbum Highway 61 es una de las grabaciones más importantes de la música popular. Generaciones de escritores y poetas han crecido con sus canciones.
Al principio de la civilización, poesía y música eran lo mismo. No se concebía la poesía sin un acompañamiento musical. La poesía es en sí misma de naturaleza musical, sujeta a la armonía, la consonancia y la métrica. Cuando los rapsodas y los aedos griegos recitaban los cantos de La Ilíada y La Odisea, lo hacían cantando y con una lira en las manos. En la edad media, poesía y música siguieron la misma unión. Los trovadores (Troubadours) de Occitania y Langedoc cantaban poesía amorosa y erótica; los minstrels recorrieron Alemania y el centro de Europa cantando poesía, y los mismo hicieron los juglares en la península ibérica. Los grandes poemas épicos no eran otra cosa que cantos. Los poetas cantaban.
Hoy en día parece que la poesía es una cosa y la canción otra, y que poco o nada tienen que ver. Bob Dylan vuelve a unirlas. Como dice el lacónico boletín de prensa de la Academia Sueca: “The Nobel Prize in Literature for 2016 is awarded to Bob Dylan “for having created new poetic expressions within the great American song tradition” (por haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de las gran tradición de la canción estadounidense).
Con toda seguridad puedo afirmar que la grandeza de Bob Dylan no está tanto en la música –a fin de cuentas de estructura simple: canciones de tres o cuatro acordes, sin ninguna pretensión; y de su voz ni hablemos–, sino en los lyrics, es decir, en la letra. Ahí es donde brillan esas imágenes exuberantes, llenas de fuerza, metáforas contestatarias que ponen en entredicho al establishment. Y para muestra dejo aquí mi traducción de un fragmento de A hard rain’s a-gonna fall (Una lluvia dura va a caer), en la que el blue-eyed son (hijo de ojos azules), no es otro que el niño norteamericano, o el joven que ha sido reclutado por el ejército y que está punto de ser testigo de los horrores de la guerra:
Where have you been my blue-eyed son? Where have you been, my darling young one? I’ve stumbled on the side of twelve misty mountains I’ve walked and I’ve crawled on six crooked highways I’ve stepped in the middle of seven sad forests I’ve been out in front of dozen dead oceans I’ve been ten thousand miles in the mouth of a graveyard And it’s hard, it’s a hard rain’s a-gonna fall
And what did you hear, my blue-eyed son? And what did you hear, my darling young one? I heard the sound of a thunder, it roared out a warning Heard the roar of a wave that could drown the whole world Heard one hundred drummers whose hands were a-blazin’
Heard ten thousand whispering and nobody listening Heard one person starve, I heard many people laughing Heard the song of a poet who died in the gutter Heard the sound of a clown who cried in the alley And it’s hard, it’s a hard rain’s a-gonna fall
Oh, who did you meet, my blue-eyed son? Who did you meet, my darling young one? I met a young child beside a dead pony I met a white man who walked a black dog I met a young woman whose body was burning I met a young girl and she gave me a rainbow I met one man who was wounded in love I met another man who was wounded with hatred And it’s hard, it’s a hard rain’s a-gonna fall
Oh, what’ll you do now, my blue-eyed son? Oh, what’ll you do now, my darling young one? I’m a-going back out ‘fore the rain stars a-falling I’ll walk to the depths of the deepest black forest Where the people are many and their hands are all empty Where the pellets of poison are flooding their waters Where the home in the valley meets the damps dirty prison Where the executioner’s face is always well hidden Where hunger is ugly, where souls are forgotten Where black is the color, where none is the number And I’ll tell and think and speak it and breathe it And reflect it from the mountain so all souls can see it Then I’ll stand on the ocean until I start sinking But I’ll know my song well before I start singing. And it’s hard, it’s a hard rain’s a-gonna fall |
¿Dónde has estado, hijo mío de ojos azules? ¿Dónde has estado, pequeño adorado? Yo he deambulado al lado de doce montañas nebulosas, He caminado y me he arrastrado en seis carreteras torcidas, Me he parado a la mitad de siete bosques tristes, He estado enfrente de una docena de océanos muertos, He estado diez mil millas en la boca de un cementerio… Es una lluvia ácida la que va a caer.
¿Y qué has escuchado, hijo mío de ojos azules? ¿Qué has escuchado, pequeño adorado? Yo escuché el sonido de un trueno que rugió una advertencia, Escuché el rugido de una onda que podría ahogar el mundo entero, Escuché cien hombres que tocaban tambores y cuyas manos emitían luces cegadoras, Escuché diez mil susurros que nadie escuchaba, Escuche a un hambriento, escuché a muchos riendo, Escuché la canción de un poeta que murió en el desagüe, Escuché a un payaso que lloraba en un callejón… Es una lluvia ácida la que va a caer.
¿Con quién te encontraste, hijo mío de ojos azules? ¿A quién te encontraste, pequeño adorado? Yo me encontré a un niño al lado de un pony muerto, Me encontré a un hombre blanco que paseaba a un perro negro, Me encontré a una joven con el cuerpo quemado, Me encontré a una niña que me dio un arcoíris, Me encontré a un hombre herido de amor, Me encontré a otro hombre, estaba herido de odio… Es una lluvia ácida la que va a caer.
¿Qué harás ahora, hijo mío de ojos azules? ¿Qué harás ahora pequeño adorado? Yo me voy antes de que la lluvia empiece a caer. Me dirigiré a las profundidades del más denso y negro bosque, Donde los pueblos son muchos y sus manos están todas vacías, Donde balas envenenadas contaminan sus aguas, Donde el hogar en el valle es la prisión húmeda y sucia, Donde la cara del verdugo está siempre bien escondida, Donde el hambre es terrible y las almas son olvidadas, Donde negro es el color, donde nada es el número… Y lo diré y pensaré y gritaré y respiraré, Y lo reflejaré desde la montaña para que todas las almas lo vean, Y después caminaré sobre el océano hasta que me hunda, Y sabré bien mi canción antes de que empiece a cantarla. Es una lluvia ácida la que va a caer.
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Por cierto, ya que lo fuerte en Dylan es la letra y no la música, recomiendo mucho que escuchen esta canción en la versión de Edie Brickell & The New Bohemians, la cual fue utilizada en la película Born on the 4th of July (Nacido el 4 de julio), de Oliver Stone.
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