La Cuarta Transformación está transformando a la Ciudad de México en un lugar más insalubre e inseguro de lo que ya era. La percepción de muchos habitantes es que la delincuencia está desatada y que el gobierno de Claudia Sheinbaum ha sido rebasado. Es muy común saber que personas de nuestros círculos cercanos han sido víctimas de algún delito. Antes se hablaba de las víctimas, digamos, en abstracto, porque no se tenía una relación cercana con ellas; pero ahora se habla del familiar, del amigo, del compañero de escuela o de trabajo, de personas con las que convivimos. Ya no son cifras ni estadísticas lejanas, sino personas de carne y hueso que conocemos, gente con la que interactuamos, o bien nosotros mismos.
Claudia Sheinbaum es jefa de gobierno porque así lo quiso Andrés Manuel López Obrador. ¿Se acuerda usted que la candidatura se la disputaban ella, Martí Batres y Ricardo Monreal? ¿Se acuerda usted que Batres, muy disciplinado e institucional, no formuló ninguna objeción cuando Sheinbaum fue designada como candidata, y en cambio Monreal hizo un berrinche? A seis meses de iniciar su gobierno, Sheinbaum tiene un problema mayúsculo que no ha podido, ya no digamos resolver, como prometió, sino ni siquiera medianamente disminuir: la delincuencia va en aumento y está incontrolable.
Todos los días hay casos nuevos de violencia. Los vemos en twiter, facebook y todas las redes sociales, y además son captados en video, lo cual da mayor realismo. No es lo mismo leer una noticia sobre un asalto en Santa Fe o sobre un secuestro en la alcaldía de Coyoacán, que ver el video en redes sociales. La sensación de vulnerabilidad que experimentamos todos es mayor. Estamos viviendo una escalada de horror que parece no tener fin y no se ve una acción clara e inteligente del gobierno que pueda eventualmente solucionar el problema. El gobierno de la Ciudad insiste en que las cosas no van mal. El mismo López Obrador ha dicho en público que está muy contento y que se siente muy confiado de que Claudia Sheinbaum gobierne la ciudad, pues eso le da tranquilidad para concentrarse en los temas nacionales, como si ella fuera una especie de delegada o regente que gobernara en nombre del presidente –como fue la norma hasta 1997, año en que Cuauhtémoc Cárdenas se convirtió en el primer jefe de gobierno electo–. Son dos ámbitos de competencia completamente distintos, ninguno subordinado al otro. AMLO no es el jefe de Sheinbaum, aunque en el discurso ambos personajes se empeñen en dar esa impresión.
El caso es que la situación de inseguridad en la Ciudad de México es insostenible. Vivimos con miedo y bajo una preocupación constante. Hay gente que de plano mejor ni ve las noticias, pero eso es querer tapar el sol con un dedo. La delincuencia está desbordando por completo al gobierno de nuestra ciudad. No hay manera de ver las cosas favorablemente: Claudia Sheinbaum, Ernestina Godoy (titular de la Procuraduría de la CDMX) y Jesús Orta (titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana) están fallando. Y están fallando de manera extraordinariamente grave. No lo digo yo; lo demuestra la frialdad de los números.
He aquí el incremento de los delitos de alto impacto en la Ciudad de México durante el primer trimestre (enero-marzo) de 2019. Al decir “alto impacto” me refiero a los delitos que más inciden en la sensación de vulnerabilidad de las personas. El secuestro, por ejemplo, tiene una fuerza mucho más demoledora en la psique colectiva que, digamos, el fraude. Veamos el incremento de estos delitos en el primer semestre de este año:
Secuestro: 550%
Violación: 454%
Extorsión: 127%
Robo a establecimiento: 62%
Homicidio doloso: 48%
Horrible situación. Pero déjeme decirle que el incremento en el segundo trimestre (abril-junio), cifras que se darán a conocer en julio, será todavía peor. No estamos avanzando ni un ápice; por el contrario, estamos retrocediendo.
De nada sirve acusar al llamado viejo régimen de inventar estas cifras y difundirlas a través de su aparato propagandístico para desprestigiar a AMLO y a Morena. Inaceptable la sugerencia de Epigmenio Ibarra en el sentido de que el secuestro y homicidio del estudiante Norberto Ronquillo fue perpetrado por los que quieren restaurar al régimen autoritario. En un tuit publicado el 10 de junio, Epigmenio escribió: «Me uno a la enérgica condena y a la exigencia de justicia para el estudiante Norberto Ronquillo secuestrado y asesinado en CDMX. El aumento exponencial de la violencia alentado por quienes intentan, a todo trance, la restauración del régimen autoritario cobra una víctima más.» Por más que uno sea incondicional del nuevo gobierno, no es lícito ni humano llegar a semejante grado de estupidez y aprovecharse del dolor y la desgracia de una familia. Si de verdad el señor Epigmenio se cree sus palabras, qué pena; y si no se las cree, qué cinismo.
Las cifras que estoy comentando fueron difundidas por Semáforo Delictivo, pero están sustentadas en datos publicados por la propia Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México. En este link del sitio web de la PGJ de la CDMX usted puede consultar las cifras, mes a mes, de la incidencia delictiva en la Ciudad, desde enero de 2014 hasta abril de 2019. Nadie se está inventando números –ojalá que no fueran reales, pero son inevitablemente reales–. He aquí el link: https://www.pgj.cdmx.gob.mx/procuraduria/estadisticas-delictiva
A nivel federal, el nuevo gobierno ha desmantelado las Unidades Especializadas Contra el Secuestro (UECS), por falta de recursos y en pro de la austeridad republicana. A nivel de la Ciudad de México, también la Fuerza Antisecuestro, por motivos presupuestarios, ha sido cancelada. Es terrible, pero los ciudadanos hemos quedado en la total indefensión. Si uno de nosotros es secuestrado, no hay un cuerpo especializado, ni a nivel federal, ni a nivel de la CDMX, que pueda con estrategia e inteligencia rescatarnos.
La gente votó mayoritariamente por Morena y sus aliados y otorgó un voto de confianza a Claudia Sheinbaum, quien fue muy puntual en criticar los defectos de la administración –muy mala y corrupta, por cierto– de Miguel Ángel Mancera. Muchos capitalinos vieron en Claudia Sheinbuam la solución a los graves problemas que aquejan la ciudad. Pero después de seis meses, al menos en materia de Seguridad, las cosas no podrían estar peor. El gobierno de Sheinbaum está fallando gravemente a sus electores y está traicionando la confianza y la esperanza que fueron depositadas en ella. Ojalá recule, rectifique, corrija y esta pesadilla/psicosis que estamos viviendo millones de capitalinos llegue a su fin.
Si Claudia Sheinbaum alberga aspiraciones para llegar a la presidencia –el gobierno de la CDMX sería un gran trampolín–, su infructuosa gestión como jefa de gobierno las está destruyendo. Apenas empieza su gobierno. Falta cinco y medio largos años. No podemos esperar tanto tiempo. Queremos resultados ya. No creo que exista una sola persona en la Ciudad de México, ni siquiera ella, que no desee que los capitalinos podamos vivir en paz. No creo que haya alguien que no quiera ver a la delincuencia sometida y controlada, ni siquiera los más férreos, incondicionales e intransigentes simpatizantes de Morena y la 4T.
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