El Saludo de Badiraguato

En relación a “El Saludo de Badiraguato” (el saludo de AMLO a la madre de Joaquín Guzmán en Badiraguato, Sinaloa), quisiera hacer unas observaciones. 1...

31 de marzo, 2020

En relación a “El Saludo de Badiraguato” (el saludo de AMLO a la madre de Joaquín Guzmán en Badiraguato, Sinaloa), quisiera hacer unas observaciones.

1. Se vale apoyar al presidente. Lo que no se vale es perder la capacidad de crítica.

2. Dicen los seguidores del presidente… que fue por compasión. Y sí: la señora Loera es digna de compasión. Eso no se niega. Lo que se cuestiona es que las muestras de compasión del presidente sean selectivas. Muchas víctimas de la violencia y madres de inocentes asesinadas y asesinados no han recibido estas muestras de compasión.

3. Dicen los incondicionales del presidente… que no tiene nada de malo que la señora Loera haya entregado una carta pidiendo el auxilio de López Obrador para obtener una visa humanitaria, de manera que pueda visitar a su hijo, Joaquín Guzmán, en una prisión de Estados Unidos. En efecto, no hay nada de malo en ello. Lo que no se entiende es cómo esta familia tiene acceso directo al presidente. Cualquier otra madre hubiera tenido que dejar su petición en la oficialía de partes de Palacio Nacional.

4. Dicen los entusiastas del presidente… que la señora Loera no es ninguna criminal y que el presidente puede saludar a quien quiera. De acuerdo. La señora no es ninguna criminal, y lo que haya hecho su hijo Joaquín no puede ni debe ser atribuido a ella. Es más, AMLO dijo ayer lunes en la conferencia de la mañana, que si ha tenido que saludar a criminales de cuello blanco que gozan de reputación social, cómo no iba a saludar, por humanismo, a una respetable persona de la tercera edad. Pero ese no es el punto. El quid es que el presidente, por lo que se ve en el video, fue conducido para que saludara a la señora Loera. Quisiera saber cuántas madres cuyos hijos están en prisión pueden hacer que el presidente sea conducido hasta ellas para saludarlas. Quisiera saber cuántas familias en México tienen el poder de hacer conducir al presidente de los Estados Unidos Mexicanos hasta sus camionetas.

5. Dicen los que piensan que el presidente es infalible… que los conservadores están haciendo un escándalo de esto. Y es verdad. Pero no solo los conservadores. También la prensa, nacional e internacional, conservadora y progre. ¿No han visto los diarios en Europa y Estados Unidos? Y no solo eso: también los carteles rivales de El “Chapo” podrían estar haciendo un escándalo de esto. Se acepte o no, se niegue o no, el presidente dio una señal, consciente o inconscientemente. Si yo fuera capo de un cartel rival, estaría extrañado y preocupado por la naturalidad que el presidente muestra hacia los familiares y abogados de un capo enemigo. Una señal nada buena para las bandas rivales, que pudieran suponer que la organización de Sinaloa goza de un trato preferencial desde la presidencia. Seguro no es así, porque yo creo que el presidente no tiene tratos con narcos, pero la señal que manda es muy confusa.

6. Dicen quienes admiran al presidente… que los panistas deberían callarse porque apoyaron a rajatabla a un narco-presidente y a un narco-secretario que ahora está en prisión en Estados Unidos. Sin emitir ningún prejuicio sobre las responsabilidades de Calderón y García Luna –yo mismo he sido sumamente crítico hacia ellos y he señalado sus abusos, y ahí están mis artículos–, aun cuando fueren narcotraficantes y lo hayan sido estando en funciones, eso no autoriza a ningún gobierno a apoyar a criminales. Atención: no estoy diciendo que este gobierno apoye a El “Chapo” –insisto: creo que AMLO no tiene tratos con narcos–, pero parece que la respuesta de sus seguidores es: “ah, si ustedes, conservadores, apoyaron a narcotraficantes, nosotros también podemos apoyar a narcotraficantes”. Es una forma muy limitada de ver las cosas.

7. Dicen quienes apoyan irrestrictamente al presidente… que los conservadores no pueden decir nada porque están moralmente derrotados. Y sí, están moralmente derrotados, pero eso no es obstáculo para que puedan expresarse y criticar. Acallarlos así es un acto de abuso. Y como siga así el actual gobierno, dentro de poco también ellos podrían estar moralmente derrotados.

8. Finalmente, algunos me dirán hipócrita, porque en otros asuntos he apoyado a López Obrador. Dicen sus incondicionales que es un honor estar con él y algunos hasta piensan que es un gran científico: “es un honor estar con Obrador”, canta el estribillo. Es un honor, siempre y cuando no se pierda la capacidad de crítica y se ejerza con libertad. Es una vergüenza si seguirlo significa perder dicha capacidad, pues renunciar a ella es renunciar al intelecto, es decir, renunciar a esa capacidad esencial que nos distingue como humanos (hablo ontológicamente). Si la frase “es un honor estar con Obrador” significa aplaudir, festejar y justificar absolutamente todo lo que haga, diga o deje de decir, sin mostrar un ápice de cuestionamiento ni crítica seria, entonces no es un honor, sino una desgracia.

9. No se trata de pertenecer a ningún bando. En lo personal sigo lo que mi razón me revela como verdadero, después de análisis profundo. No puedo pertenecer a bando alguno, si tal pertenencia implica renunciar al pensamiento. Ese es el problema de México: pertenecer a facciones: si no estás conmigo, eres mi enemigo. El compromiso es con la verdad y el bien, no con la facción. 

10. He apoyado a este gobierno, y lo seguiré haciendo en todo lo que mi intelecto me revele como valioso; pero también lo he criticado puntualmente, y lo seguiré haciendo en todo lo que mi inteligencia me descubra como pernicioso y equivocado; no según mis prejuicios, sino según la frialdad del análisis filosófico, los datos y la estadística que la razón pueda corroborar, y los criterios indubitables de verdad. No es que me ponga de ejemplo –soy el peor ejemplo–, pero invito a todas y todos a conducirse así y liberarse de esa nociva dinámica de grupos y facciones. Como decía Aristóteles, cuando le reprochaban que criticaba a su maestro Platón: “Soy amigo de Platón, pero soy más amigo de la verdad.”

Corolario. El hecho de que Ovidio Guzmán cumpliera años el día que el presidente visitó Badiraguato, y el hecho de que el presidente no cumpliera las recomendaciones apremiantes de higiene y sana distancia a las que nos urgieron el sábado por la noche las autoridades sanitarias (López-Gatell fue claro: es nuestra última oportunidad para detener la propagación del Covid19), son peccata minuta…

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