El día que se rindió la Alemania Nazi

Los días 7, 8 y 9 de mayo deberían ser los más importantes en la naciones del mundo libre.

9 de mayo, 2018

Venus Rey Jr.

Los días 7, 8 y 9 de mayo deberían ser los más importantes en la naciones del mundo libre. El 8 de mayo es el Día de la Victoria, es decir, la rendición incondicional de Alemania frente a los aliados. En realidad la rendición tuvo lugar un día antes, el 7 de mayo de 1945, para surtir efectos el día 9, pero la celebración fue el día 8. ¿Quién no ha visto las imágenes de un Times Square totalmente lleno de gente que se besa, que grita y que festeja la victoria? Estos días de mayo celebramos la caída del régimen más vil, abyecto, brutal, degenerado, impío y detestable que jamás ha existido: los nazis.

El propósito de estos asesinos era matar a doce millones de judíos que vivían en Europa. Para ello crearon una fuerza, los Einsatzgruppen, escuadrones de exterminio que acabaron con la vida de más de un millón de judíos, digamos, de manera artesanal –es decir, no en serie, a gran escala o masivamente–, como el episodio de Babi Yar, en Kiev, en el cual los nazis, en una sola operación, fusilaron a todos los judíos de la ciudad (más de treinta mil). Este sistema era lento y, para los ojos de la eficacia alemana, poco eficiente. Requería una gran cantidad de soldados y muchas balas. Los nazis obligaban a los judíos a cavar zanjas y luego los fusilaban. Hay una anécdota según la cual Himmler presenciaba una de estas ejecuciones cuando una mujer judía se acercó corriendo hasta él para suplicar piedad para ella y su hija; un soldado nazi las asesinó en el acto y la sangre de estas víctimas manchó el uniforme de Himmler. Según se dice, el jerarca nazi se desvaneció. Ahí surgió la idea de La Solución Final: el asesinato, no artesanal, sino industrializado y masivo de todos los judíos de Europa.

La falta de entereza del pueblo alemán, que permitió que un grupo de locos degenerados lo condujera a su propia destrucción, jamás podrá ser redimida, más aún teniendo en cuenta que los alemanes eran (y son) uno de los pueblos más cultos y civilizados del mundo. Había que detener el régimen nazi, destruirlo, erradicarlo para siempre. Y esto se logró con el valor y el sacrificio de millones de vidas; el mundo entero estará siempre en deuda con los aliados, especialmente con los Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Soviética.

La eficacia alemana es por todos conocida: en unos cuantos años alcanzaron el 50% de su objetivo: más de seis millones de judíos exterminados. Y lo alcanzaron en situaciones muy adversas, porque desde mediados de 1942 los soviéticos demostraron que los nazis no eran invencibles: desde finales de ese año era previsible que perderían la guerra. Así que aún bajo la adversidad –y esto es lo que horroriza todavía más–, el aparato nazi fue muy eficaz.

Los neonazis de hoy son la cosa más ruin del mundo –me atrevo a decir que al nivel de los pederastas, los narcotraficantes, los lenones y los terroristas–. Me llena de horror pensar que la ultraderecha es cada vez más fuerte en las principales naciones europeas, y me llena de espanto ver cómo cada día gana terreno en los Estados Unidos, y ha logrado colocar a un racista-supremacista en la misma Casa Blanca.

Estos día de mayo son días para recordar el exterminio de millones de seres humanos. Son días para conmemorar la luz, la libertad y la esperanza y para llorar la tragedia. Son días para que nos quede muy claro a todos que no deben existir nazis en el mundo.

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