Adiós al PRI. La debacle del otrora omnipotente partido

Se acuerda usted de aquel PRI todopoderoso que gobernaba en todas las entidades federativas, dominaba aplastantemente el Congreso y tenía a su disposición al Poder...

29 de mayo, 2018

Se acuerda usted de aquel PRI todopoderoso que gobernaba en todas las entidades federativas, dominaba aplastantemente el Congreso y tenía a su disposición al Poder Judicial? ¿Se acuerda usted de aquel PRI cuyo poder del algún modo nos remitía a El Partido que Orwell narra en su novela 1984? ¿Se acuerda usted de aquellos tiempos en que no había oposición y el candidato del PRI ganaba inevitablemente las elecciones? ¿Se acuerda usted que todo dependía de un todopoderoso e infalible presidente? ¿Se acuerda usted cuando en las Cámaras de Senadores y Diputados no había oposición? Ahora el PRI enfrenta una debacle de magnitudes épicas. Van a perder todo. Y, ¿sabe usted qué? Se lo tienen merecido.

El PRI no tiene remedio. Están a punto de pasar a ser la tercera o quizá cuarta fuerza política del país, están desacreditados, vilipendiados… pero eso no les impide que sigan haciendo de las suyas. He aquí algunos ejemplos.

Ejemplo 1. Fíjese usted que Meade –cada vez más mimetizado con el PRI–, dice en sus mítines y spots que en su gobierno los delincuentes irán a la cárcel, no al Congreso, en alusión a Napoleón Gómez Urrutia y Nestora Salgado, que serán senadores de Morena por la vía plurinominal; o sea, tendrán fuero. ¿Pero sabe usted que los senadores priístas bloquearon la erradicación del fuero aprobada por la Cámara de Diputados? ¿Se acuerda usted de la #LeyMeade (hasta hashtag hicieron) que tanto presumió el equipo de campaña? Dizque ya no iba a haber fuero ni para el presidente –Meade se convertiría en el primer presidente sin fuero–, porque el candidato así lo había propuesto y la Cámara de Diputados así lo había aprobado, ¡y de manera unánime! ¡Todo gracias a Meade y al PRI! Por fin dejaría de existir esa protección constitucional que tanta corrupción e impunidad ha propiciado. ¿Sabe usted qué pasó? Los senadores del PRI la bloquearon en la Cámara Alta. Mientras los senadores del PRI solapan que personas perseguidas por la justicia –o sea, ellos mismos– tengan fuero, #YoMero insiste que en su gobierno los malhechores no irán al Congreso, sino a la cárcel. ¡Sí, ajá!

Ejemplo 2. De verdad que de tan cínicos dan risa. Vea usted este otro ejemplo: uno de los personajes del PRI con mayor desprestigio es Carlos Romero Deschamps. En lugar de que Meade guarde cierta distancia, ¿qué hace? ¡Elogia al líder petrolero en un mitin! No digo que le haya rendido homenaje, pero la exaltación pública de su liderazgo frente a las secciones 42 y 47 del Sindicato Petrolero no dista mucho de ello. Esto sucedió el domingo pasado en Ciudad del Carmen, Campeche. Meade exaltó a Romero Deschamps, presente en el mitin, quien se levantó contento, sonrió satisfecho y alzó las manos en señal de victoria. En cambio AMLO dijo un día después en Minatitlán que se acabará el reinado de quien está al frente del Sindicato Petrolero; es decir, AMLO prometió que los días de Romero Deschamps están contados.

Ejemplo 3. Pero eso no es todo. ¿Se acuerda usted que el gobierno de Enrique Peña Nieto hizo uso político de la PGR para golpear a Ricardo Anaya, mientras al mismo tiempo exoneraba a César Duarte? ¿Qué cree usted que pasó? Que la PGR nunca tuvo un caso sólido contra Anaya –actuó mediáticamente para descarrilarlo, pensando que así los votantes tendrían que elegir entre AMLO y Meade–. En cambio César Duarte es ahora prófugo de la justicia. ¡Lo dejaron ir!

Ejemplo 4. Ahí no acaban las cosas. Resulta que ahora se ha girado orden de captura en contra de la esposa del otro Duarte, es decir, de Javidú, ex-gobernador de Veracruz, el mismo que se rió en la cara de una madre que clamaba justicia para su hija desaparecida. Qué bueno que los procesos judiciales marchen con independencia de los tiempos electorales, pero hay que recordar que las autoridades prácticamente permitieron que la esposa de Javidú escapara al Reino Unido. En aquel entonces las autoridades de la PGR y de Hacienda por más que buscaron no encontraron elementos para actuar en contra de Karime Macías; y ahora sí que los encuentran. ¡Qué bueno, but too late! Tampoco los legisladores priístas vieron motivos para quitar el fuero a su amigo y compañero Antonio Tarek Abdalá, reclamado por la justicia, pero diputado federal del PRI con fuero, y en su momento secretario de finanzas de Javier Duarte. Perdón que insista con el ejemplo uno, pero bajo estas premisas, ¿quién puede creer las palabras de Meade: “en mi gobierno los criminales irán a la cárcel, no al Congreso?”

Ejemplo 5. Quisiera parar, pero por desgracia todavía hay mucho qué decir. ¿Se acuerda de Rubén Moreira, uno de los gobernadores más cuestionados y con menos prestigio? No está en la cárcel porque el candidato del PRI ganó las elecciones en Coahuila; si hubiera ganado el PAN, habría pasado lo mismo que en Veracruz, Tamaulipas y Quintana Roo: que ex–gobernadores de esos Estados están en la cárcel. Pero como ganó el PRI, los Moreira (porque no solo es Rubén, también está Humberto) andan tan campantes y sonrientes como siempre. Y no sólo eso: el PRI premió a Rubén con un puesto muy importante: él es el responsable de la Estrategia Electoral del tricolor. ¡Unos genios!

Ejemplos 6, 7, 8, 10, 1000, 5000… ad infinitum. Y ya ni hablar de los escándalos de corrupción en obra pública, en PEMEX, Odebrecht, la Estafa Maestra, el Socavón, el Fiscal Carnal, la Casa Blanca, los narcogobernadores, y tantas, tantas calamidades más; a todo ello agreguemos la insoportable (sí: insoportable), inmoral e imperdonable violencia e inseguridad que reina en casi todo el país, violencia que Peña Nieto prometió erradicar: no sólo no se erradicó, sino que rompió todo record histórico, como si estuviéramos inmersos en una guerra civil: desde la Revolución no habíamos tenido tantos muertos y desaparecidos. Entendámoslo: el PRI es la encarnación de la corrupción, y Meade, aunque no sea corrupto, lo representa. Y por eso ahora el PRI enfrenta la mayor debacle de su historia.

El PRI pagará muy caro todos sus abusos. No exagero cuando digo que el PRI traicionó a los mexicanos, quienes le dieron la oportunidad de regresar al gobierno después de doce años de gobiernos panistas. En lugar de hacer las cosas bien, el Nuevo PRI resultó ser peor que todo lo que usted diga y mande. En eso radica la traición del PRI. Si hubieran hecho bien las cosas, ahora mismo estarían a punto de repetir sexenio. Pero en lugar de eso, ahora están a punto, si no de desaparecer o desmantelarse, sí de verse muy demeritados. Ahora están a punto de entregar a México en las manos del populismo. Para que se dé usted idea de la magnitud de la caída del PRI, el PT y el PES van a tener más diputados federales. Sí: el PT que estuvo a punto de perder el registro y el PES, que hasta antes de aliarse con Morena no era nada; cualquiera de estos dos partidos tendrá más diputados que el PRI.

Permítame comentarle cómo creo que va a quedar el Congreso, según encuestas como la de Mitofsky, las que publica El Financiero, El Economista, El Reforma y los sondeos de Massive Caller. Todos predicen una caída estrepitosa del tricolor en ambas cámaras; todos anticipan que Meade quedará en tercer lugar; todos auguran que el PRI no ganará ni siquiera una gubernatura de las nueve que estarán en juego. En suma: el 1 de julio será el día más aciago en toda la ya de por sí aciaga historia del PRI.

Sorpréndase: de las 32 entidades federativas –hablo de la elección de senadores–, el PRI ganaría solamente dos. A duras penas dos. ¡Dos de treinta y dos! Morena y sus aliados ganarían en 20 Estados, el PAN y sus aliados en 8, Movimiento Ciudadano en 1, y habría 1 ganador independiente. Ya con las asignaciones plurinominales, el PRI tendrá no más de 16 senadores (en la actual legislatura tiene 55), mientras Morena va a tener casi 60. Morena y sus aliados obtendrán más de 65 senadores, y con ello serán capaces de pasar o bloquear cualquier ley ordinaria en el Senado.

En la Cámara de Diputados las cosas están igual de malas para el PRI. O peor. Es muy probable que Morena y sus aliados tengan más de 251 diputados, lo que les permitirá pasar o bloquear cualquier ley ordinaria; podrán hacer y deshacer lo que quieran con el presupuesto. Morena y sus aliados serán los amos y señores del Congreso de la Unión. El PRI apenas rebasará los 50 diputados. Nada que ver con los 205 que tiene en la actual legislatura. Adiós dominio del PRI en San Lázaro.

Los desastres para el PRI no acaban aún. Hay nueve gubernaturas en juego, de las cuales Morena tiene cuatro aseguradas: CDMX, Morelos, Tabasco y Chiapas. Hay dos que podría ganar, porque las encuestas señalan empate técnico y el día de la votación el efecto AMLO será imparable: me refiero a Veracruz y Puebla. Si no los gana Morena, los gana el PAN, de modo que el PRI se queda en ceros. Dos gubernaturas las ganará sin duda el PAN: Guanajuato y Yucatán. Finalmente, Jalisco será ganado por Movimiento Ciudadano. Nada, absolutamente nada para el PRI.

Quizá me equivoque y el PRI no esté muerto. Dicen que la mala hierba nunca muere. El PRI fundamental, el PRI esencial, el PRI de los años 70s sobrevivirá de algún modo en Morena. A fin de cuentas, Morena nació de la escisión del PRD, y éste de la escisión del PRI, allá a finales de los 80s. El PRI revolucionario, valga la redundancia (un Partido Revolucionario Institucional que se asumía genuinamente revolucionario, es decir, fiel a la Revolución), tuvo en José López Portillo a su último presidente (así lo dijo JOLOPO en una entrevista: «Fui el último presidente de la Revolución»). A partir de 1982 llegaron al poder los tecnócratas. Y por eso el PRI se escindió en 1988, cuando aquellos priístas fieles a la Revolución (Cárdenas, Muñoz Ledo, etcétera) decidieron fundar su propio partido… y ganaron (el PRI tecnócrata les hizo fraude, y el artífice del fraude, Manuel Bartlett, es ahora un flamante morenista; lo que son las cosas).

Quizá ese PRI de la Revolución, de López Portillo, de Echeverría; ese partido de masas y de grandes sectores; quizá ese es el PRI que sobrevivirá en Morena. La venganza de los priístas fieles a la revolución se ha consumado.

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