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Un tirititite opositor

Mientras el poderoso equipo morenista de Sheinbaum delinea su programa de gobierno, en la oposición aún no entienden la goliza.

4 de julio, 2024

Israel Aparicio

¡Aficionados, que viven la intensidad del sector opositor! Al igual que el seleccionado de futbol mexicano, el otrora equipazo tricolor, con tintes albiazules, ha sumado un nuevo descalabro histórico en “el juegue político del hombre”. Luego de la elección del pasado 2 junio, el equipo liderado por la nada versallesca, Xóchitl Galvez, se ha vuelto una verdadera cámara húngara al interior. Enfrentamientos en programas digitales y en la red social X, antes Twitter, han ofrecido el espectáculo que estuvo ausente a lo largo de la pasada campaña electoral.

Como recordarán el abultado marcador dejó en lejano segundo lugar al bloque opositor que presumía de ser un dream team capaz de remontar y quitarle el poder al equipo guinda que dirige hasta el final del sexenio, el viejo estratega Andrés Manuel López Obrador. En la larguísima campaña, donde “No pasó nada de nada” su capitana relevista, la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum, tuvo un día de campo que refrendó con casi 36 millones de votos a su favor. ¡Paren esa masacre!

Con un estilo disciplinado y solo arriesgando para detener algunos de los miles de ataques que se vertían desde el bloque opositor, las elites económicas y casi la mayoría de los medios de comunicación tradicionales, el equipo guinda supo solventar el juego sucio de las redes sociales y las no pocas noticias falsas que se dieron a lo largo de proceso electoral. La imagen de la gigantesca derrota se vio en los vestidores empresariales donde Claudio X Gonzalez Laporte, padre del “tronquisimo” estratega opositor, fue plantado olímpicamente por la presidenta electa.

Por su parte, la salada candidata Xóchitil, maestra de las cruzazuleadas, solo logró ganar en un solo estado de la República, no solamente fue la peor campaña opositora, sino que aun en alianza, no pudo nunca canalizar el descontento de muchos aficionados contrarios al régimen. Con un equipo de verdaderos cartuchos quemados, más acostumbrados a los privilegios de las candidaturas plurinominales, que a la competencia real, el escaso juego democrático de Galvez se vio eclipsado por las cúpulas de los partidos tradicionales que solamente son comparables con la decepcionante selección nacional de balompié, ambas comparten la interesencia y el ridículo.

Doña Xóchitl quedó a deber en el jogo bonito que prometió, ese planteamiento “Xingon” y de precisión que auguraba goles y espectáculo campañezco. Al final, lo único que logró fue el título de autogoleo con sus incontables pifias y regadas de tepache en el campo de juego político. Además de mimetizarse con los zombies políticos que perjuró nunca representar.

De esta derrota histórica por goliza, el cuerpo técnico del PAN fue tardíamente reactivo, el impresentable “agudador” Javier Lozano, mejor conocido como “el saco de pus” no tuvo empacho en encender el ventilador y hacer una reflexión escatológica contra Marko Cortés, en el tragicómico programa digital de Alazraki. El enfurecido Lozano recriminó al aún alicaído líder nacional del PAN el haber sido el peor presidente en la historia del conservador partido, a lo que Cortés le reviró su relación con el autoexiliado expresidente Felipe Calderón y sus vínculos con Genaro García Luna, culpable de delincuencia organizada, en espera de sentencia definitiva en Estados Unidos. Además de recordarle como le hicieron la cama a la candidatura presidencial de Josefina Vázquez Mota, para entregarle el balón al proyecto político de Enrique Peña, ahora exiliado en el extranjero curiosamente como Ricardo Anaya. En el último recurso del anti futbol, don saco de pus llamó resentido a Cortés porque no le dieron un pase versallesco a la comodidad de una plurinominal.

Como era de esperarse, el show de las bancadas azules fue un espectáculo digno de las porras americanistas que se golpean entre aficionados del mismo equipo. Como si no fuera poca la batalla previa, el fachito etílico Calderón sintió la necesidad de acusar a Markito de haber secuestrado al PAN, proyectándose bien gacho en sus dichos. Además de reclamarle el haber marginado de la alineación titular a un tal Triana, que no es más que un vulgar leñador de llano, en la historia del deporte político de las patadas.

Markito regresó al juego brusco grave, y le recordó al fachito Calderón que nunca ha dado una versión convincente de su relación con su exsecretario de seguridad pública, García Luna. Roja directa para ambos.

Mientras el poderoso equipo morenista de Sheinbaum delinea su programa de gobierno, en la oposición aún no entienden la goliza ciudadana que por meses se negaron a ver en las encuestas, y que según sus analistas e intelectuales orgánicos, no representaban a la voluntad de los dioses del estadio electoral.

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