Durante el segundo periodo al frente de la Casa Blanca, la forma y fondo imperialista sobre la conclusión de la guerra entre Ucrania y Rusia muestra cómo Trump privilegiará el diálogo y negociaciones con las escasas potencias a las que respeta, en deterioro de las tradicionales alianzas con la Europa occidental.
Los halcones norteamericanos han bosquejado que negociarán con la Rusia de Vladimir Putin el fin de la guerra, con las condiciones que mejor les convengan a ambas potencias históricamente enfrentadas. Simplemente se repartirán las riquezas naturales de Ucrania, mientras dejan pagando los platos rotos al resto de Europa, que víctima de su rusofobia, cuando no supieron culminar un conflicto bélico sin futuro victorioso posible.
La figura del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky pasó de ser alabada como el Churchill moderno al de un simple bufón intrascendente que no pinta nada en las negociaciones sobre su propio país. Las dos potencias militares parecen haber llegado al acuerdo de que no se confrontarán, evitando así una apocalíptica batalla nuclear, endeudando a Europa con mayor gasto militar, mientras dejan a Ucrania fuera de la OTAN.
Cuál será el surrealismo de los discursos republicanos sobre Ucrania, que el mismo Trump calificó a Zelensky de dictador y un pueril negociador que hasta quizás provocó la invasión rusa con su falta de oficio político. La tragicómica situación nutriría a los mejores guionistas de Netflix, de no ser por la cruda realidad geopolítica que hará del nuevo orden mundial una ley de la selva sin filtros ni diplomacia.
Los mandatarios seguidores del estilo de Trump asemejan este humor negro de la desgracia, que ya provocó una estafa de criptomoneda auspiciada por el mismísimo presidente de Argentina, Javier Milei. El pasado 14 de febrero el autodenominado libertario económico promovió la empresa de bitcon, $Libra a través de su cuenta de X, antes Twitter, asegurando que era una forma de financiar a emprendedores que no podían acceder a los créditos tradicionales. Luego de que los dueños de la moneda virtual obtuvieran ganancias por millones de dólares en detrimento de sus inversores, huyeron dejando quebrados a miles de seguidores de Milei.
El escándalo desatado llegó a peticiones de juicio político y demandas contra el mismo presidente Milei, que borró el tuit, asegurando que no estaba enterado a cabalidad del funcionamiento de la criptomoneda. La maniobra para intentar controlar los daños fue más torpe y característica del actuar del ultraderechista pampero. En una entrevista a modo, Santiago Caputo interrumpió la grabación para evitar que el entrevistador llevara a confesar a Milei que no podía desligarse de su papel como presidente. En la misma estrambótica entrevista Milei aseguraba que los inversores deberían haber previsto que apostar por dicha criptomoneda era como una visita al casino.
La filtración de la interrupción de Caputo en la entrevista grabada provoco la tormenta perfecta, mientras se abren investigaciones hasta en los Estados Unidos. El cuadro kafkiano lo remató el magnate y evasor mexicano Salinas Pliego, quien solicitó no considerar las acciones del mandatario argentino como una estafa, minimizado todo a errores cometidos.
Mientras se descubre que el círculo íntimo de Milei cobra a empresarios por tener acceso a sus servicios de consultor y promotor de todo tipo de negocios y criptomondas, pues para el mismo presidente argentino no representa ningún conflicto de interés.
La base de apoyo del presidente Milei comparte la estupefacción con los gobiernos europeos que siempre privilegiaron la confrontación bélica contra Rusia, como una posible ruta de desmantelamiento de la potencia militar. La resolución del conflicto bélico no los deja conformes y mascullan su amargura, que en el caso de los defraudados argentinos se limita a la banca rota. Los europeos por su parte, no acaban de integrar una estrategia ante la inminente retirada de los Estados Unidos de la OTAN, que condenara a sus miembros a recortar su inversión en seguridad social para destinar el gasto a defensa armamentista, en medio de una crisis política y económica donde los partidos políticos de ultraderecha saborean su acceso al poder político en Occidente.
Trump logra imponer su colonialismo mundial, en el caso de México coquetea con atacar mediante drones militares a los cárteles mexicanos, ahora denominados grupos terroristas, mientras por otro lado en su narrativa contradictoria alaba la política de comunicación de la presidenta Sheinbaum en materia de prevención y combate a las drogas.
En una visión de optimismo sin bases, al menos se agradece que se desmantele la posibilidad de una guerra nuclear, mientras los populistas de derecha recurren al mejor de los circos mediáticos, donde no les importa realizar maromas desnudos frente a sus gobernados y simpatizantes. Eso sí, en horario estelares pagados por los impuestos de todos.
Por una cabeza
Milei se perfila como un gobernante muy particular y de estilo muy propio.
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