“QUE TRISTE FUE DECIRNOS ADIOS……..”

Es por todos conocido a que canción corresponde esa frase, es famosa desde los años setenta del siglo pasado y fue compuesta por el tamaulipeco Roberto Cantoral García (1935 – 2010) mientras volaba rumbo al funeral de su madre a quien dedicó la famosa composición.

Llegó el momento de la despedida del Presidente López Obrador que concluye su complejo periodo presidencial el próximo día 30 de septiembre a las 23:59 horas y la llegada de la Doctora Claudia Sheinbaum de Tarriba electa por 36 millones de votos y después de una larga serie de giras de fin de semana que sirvieron también de despedida y de decir adiós, más no “hasta siempre”.

Conformados ya los nuevos gabinetes legal y ampliado se manera concertada, la confirmación de un MORENA conforme a una prospectiva fácilmente entendible y un entorno nacional violento, con cambios constitucionales encaminados a lograr esquemas de poder mayores, con signos de tormenta económica y situación mundial inestable se inician seis años de gobierno con un ejercicio de revocación de mandato a los treinta y seis meses.

El próximo día dos de octubre MORENA celebra un año más de existencia, siendo ahora la principal fuerza política del país, a través del Poder Ejecutivo y mayoría absoluta en el Poder Legislativo.

La falta de unión de la oposición en torno a un discurso homologado y una posición firme pero razonada la hace que no tenga una presencia de contrapeso en cuanto a su actuación y que esta transición sexenal sea más sentimental que política y mucho menos apegada a los principios democráticos donde las posturas adversas a las del partido en el poder son intrascendentes y hasta no escuchadas. El sincretismo entre el presidente saliente y la presidenta (si, con “A”) son notorios hasta lo que hemos visto por ahora. 

Estamos en presencia de un nuevo Maximato (si, con “M” mayúscula), Plutarco Elías Calles fundó el Partido Nacional Revolucionario para poder influir atrás del mismo en las elecciones políticas que se tenían que tomar, lo mismo trató de hacer Lázaro Cárdenas al cambiar el nombre del mismo por el de Partido de la Revolución Mexicana y finalmente en 1946 cambia a su nombre actual de Partido Revolucionario Institucional nombre que dominó políticamente la vida pública mexicana hasta el año 2000, los partidos así son el instrumento para poder permanecer en el poder como estamos viendo con la nueva dirigencia “electa” de MORENA.

Hay que reconocer la rapidez con la que se dio el cambio y avance de un movimiento que giró alrededor de un solo líder y que absolutamente todo lo pudo lograr, sin sorpresas, ya que, en las distintas etapas de su ascenso, López Obrador fue delineando lo que ahora ya es una realidad para su particular visión de nación.

En mi vida he vivido catorce cambios de gobierno, el actual será el número quince y en la práctica no se nota que la presente es la última semana de un gobierno que más bien parece que no pasará su tiempo.

Estamos a punto de presenciar el cambio de titular del poder ejecutivo mexicano el próximo martes primero de octubre y veremos también la manera de ejercer un nuevo liderazgo, distinta forma (¿fondo?) de conducir al país, distintas expresiones, diferentes relaciones no encaminadas a la polarización y divisiones, y que promueva las inversiones que den empleo a la fuerza laboral bien preparada y que cada año de añade a la población económicamente activa.

La semana próxima comenzaremos a ir respondiendo la gran cantidad de preguntas que tenemos ahora y no sea como termina la canción de Cantoral “Que siempre estoy hablando de ti”.