No es raro escuchar que el ser médico es una profesión machista y con muchos obstáculos para las mujeres. Doctoras tienen que desviar sus caminos, proyectos de vida y sueños por circunstancias que no dependen de ellas: no poder ser uróloga porque está mal visto; perder oportunidades de trabajo por tener deseos de ser mamá; ser “quemada” en el hospital por realizar acciones que a un hombre no le afectarían; tener que soportar a pacientes que usan términos despectivos hacia ellas, y cientos más de situaciones que son imperdonables que sucedan en este siglo.
Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, el 46% de los médicos son mujeres, esto a pesar de que, según la Academia Nacional de Medicina de México, a el 24.5% de las mujeres se les ha prohibido trabajar o estudiar, o les han quitado dinero o bienes. El INEGI indica que el 4.3% de las mujeres ocupan puestos directivos, mientras el 11.8% de los hombres tienen dichas posiciones en sus empresas, además de que el 15.4% de las mujeres son especialistas comparado con el 31.5% de los hombres. Todo esto se sintetiza en que dos terceras partes de los puestos pagados en el rubro son acaparados por hombres, mientras que ellas ganan, en promedio, un 30 por ciento menos, según datos de la directora del Hospital General de México, “Dr. Eduardo Liceaga”, la doctora Guadalupe Mercedes Lucía Guerrero Avendaño.
Adicional a estos datos, tuve el honor y oportunidad de conversar con varias colegas doctoras, y pude recabar la siguiente información:
Al preguntarles sobre si habían tenido alguna complicación o problema al ser doctoras, la Dra. Mariana, médico residente de dermatología, indica que lo más complicado de la medicina es “el reto de poder desarrollarme en otras áreas de la vida como el matrimonio y la maternidad, por tener poco tiempo disponible para hacerlo”.
La Dra. Alejandra, ortopedista y traumatóloga (y actualmente residente de alta especialidad), indica que “una vez en el mundo real, el mayor problema es el que los pacientes no te crean que eres quien les vas a atender, ya sea porque ‘te ves chiquita’ o porque automáticamente si estás parado junto a un hombre, eres la ‘señorita’ (…) los médicos más grandes siguen teniendo ideas retrógradas de que la mujer no puede trabajar”.
La Dra. Karla A., médico general (y en actual preparación para el examen de selección de especialidad), me comentó que “existe machismo, en ocasiones me tocó que no querían enseñarte o no mostraban interés porque soy mujer, o, por el contrario, por ser mujer y mostrar interés lo malinterpretaban y querían aprovechar su rango”.
La Dra. Karla F., médico general (y de igual manera preparándose para la especialidad), afirma que “los pacientes, siendo estudiante, rotante, interna y paciente, se refería a mi como ‘niña’, ‘enfermera’ o incluso como ‘hey, tú’ u onomatopeyas como ‘chh chh’ debido a mi género y edad (…) en el hospital nunca me sentí segura de dormir en algunos servicios, en ocasiones sentía a doctores que llegaban y me abrazaban dormida”.
Por otro lado, la Dra. Sofía, residente de medicina interna, comenta que “muchas veces los doctores te ignoran y les dan más oportunidad a los hombres, y no sabes si te están enseñando por buena onda o porque te están coqueteando (…) los pacientes siempre preguntan cuando va a venir ‘el doctor’ porque no confían en tus decisiones”.
Las cinco doctoras que tuve el honor de entrevistar me comentaron que actualmente es más fácil ser doctora en México, dado a que como comenta la Dra. Alejandra “tuvimos doctoras antes de nosotras que han abierto el panorama y las oportunidades”, aunque, como menciona la doctora Karla A. “hay muchos puntos que mejorar y cambiar”, y la doctora Sofía “sigue habiendo mucho machismo”.
Preguntándoles a las doctoras si alguna vez habían sufrido algún tipo de violencia por su profesión y género, la Dra. Karla F. me comentó que “en el hospital fui víctima de acoso laboral, con el pretexto de ser considerada becaria y no doctora, recibí una remuneración casi nula, con horarios de trabajo excesivos que ponían en riesgo nuestra propia salud incluyendo la mental”. La doctora Alejandra, por su parte, indicó que “nunca me sentí insegura, más si incómoda. Muchos doctores creen que es divertido hacer comentarios machistas o misóginos en presencia de mujeres, por ejemplo, me mandaban a ‘hacer los sándwiches’, dudaban de mi elección de especialidad y mencionaban que ‘debería estar en dermatología u oftalmología’ porque soy mujer”. Una de las doctoras decidió no comentar al respecto.
Adicionalmente, les pregunté qué se podría hacer para cambiar estas situaciones en el país, y me comentaron que
“las personas acepten a la mujer como médico capaz y no solo como una asistente de un hombre que toma las decisiones” (Dra. Sofía); “se deben cambiar las oportunidades para nosotras, ya que en algunas especialidades se ve simplemente por el número de residentes hombres que escogen, y no te toman en cuenta por ser mujer” (Dra. Karla A.); “aumentar el número de mujeres en roles de liderazgo y formulación de políticas centradas en género para poner fin a las brechas salariales entre hombre y mujer” (Dra. Karla F.); “yo considero que no un cambio solamente en la medicina, sino en la sociedad. Ya no somos las que se quedan a cuidar a sus hijos en casa, sino que somos igual de capaces que los hombres para ejercer. Se debe cambiar la mentalidad de la gente”; “que hubiera mejores horarios como en otros países en cuanto a horarios laborales” (Dra. Mariana).
Finalmente, les pedí que dieran un mensaje a todas las estudiantes, rotante, internas, pasantes, doctoras, especialistas y subespecialistas que pudieran leer esta columna, a lo que les dejo con sus comentarios:
Dra. Mariana: “Tengan seguridad en la decisión que hacen de sumergirse en la medicina antes de tomarla para que no sean sacrificios los que deban realizar en el camino, si no pasos para llegar al destino final”.
Dra. Alejandra: “Doctoras, hay que unirnos. Todavía existen mujeres machistas, que te juzgan por tu manera de elegir tu carrera, tu ropa, tu pareja… y pues si nos seguimos metiendo el pie entre nosotros solo damos pie a que los hombres lo hagan también. Hay que apoyar a aquellas que se atreven a denunciar situaciones incomodas o inseguras. Estudiantes, no se den por vencidas, aquellas que ya pasaron han abierto el camino y nosotros lo seguimos pavimentado. Necesitamos que sigan viniendo mujeres a todos los campos de la medicina y que sigan apoyando todo el trabajo que se hizo antes para que en un futuro ser ortopedista o uróloga no sea visto como raro, sino como la norma”.
Dra. Karla A.: “Esmérense y esfuércense por lo que quieren lograr, por sus metas a corto y a largo plazo. Sepan que no es imposible y la satisfacción que logran al final ese logro es por ustedes. El impacto que generan en los pacientes a los que pueden ayudar, aunque sea escuchándolos créanme que nadie les va a poder nunca transmitir ese sentimiento de un ‘Gracias’ de corazón y el agradecimiento de los familiares.”
Dra. Karla F.: “Aférrense y luchen por sus sueños a pesar de las adversidades, si esto es lo que realmente quieren y trabajan muy duro pueden lograrlo, contar con una red de apoyo será muy importante durante todo el camino, ya sea la familia, amigos, etc., y si llegan a sufrir algún tipo de acoso o si está en peligro su seguridad mi consejo es que nunca se queden calladas y busquen ayuda, siempre va a haber alguien dispuesto a ayudarlas”.
Dra. Sofía: “Lo importante es aguantar. Tienen que aprender a que se te resbalen los comentarios de otros, no permitir que las hagan menos o que por una característica suya (sexo, universidad, edad) no tengan la capacidad. El que quiere puede y aunque no es un camino fácil solo hay que avanzar”.
Como autor de esta columna, no me queda más que exhortar a todos los lectores a no solo conmemorar en marzo la lucha de las mujeres, porque ellas luchan todos los días.
Addendum: El nombre de las doctoras fue abreviado por la seguridad y privacidad de ellas. Gracias infinitas a la doctora Sofía, a la doctora Karla F., a la doctora Karla A., a la doctora Mariana y a la doctora Alejandra.
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