EDUARDO TAMBIÉN ESTÁ EN:

Ni ángel ni demonio: Ruiz Cortines, el referente de este sexenio

La obra del gobierno de Ruiz Cortines tiene más símiles con el presidente López Obrador de lo que la mayoría de la gente pensaría.

13 de julio, 2022

Ginés Sánchez

La campaña publicitaria elaborada por el español de apellido Solá, llamada “UN PELIGRO PARA MÉXICO”, hizo un daño incalculable al país. Tan solo el hecho de sugerir que el lopezobradorismo estaba más cerca al pseudocomunismo dictatorial de Chávez y los Castro que de una ideología que tenía como principal referente a los gobiernos de la posrevolución, al llamado ‘desarrollo estabilizador’ y las políticas macroeconómicas de Don Antonio Ortiz Mena, contribuyó a una polarización basada en prejuicios de una buena parte de mexicanos mal informados que cayeron ante el embrujo de un marketing político de bajísima calidad y ética.

Lo cierto es que López Obrador no es Juárez, Madero o Cárdenas ni tampoco José Martí o Nelson Mandela (aún hasta el día de hoy, que ni su gobierno y menos su vida y obra han terminado), pero sí está muy cerca de don Adolfo Ruiz Cortines, último Presidente de México tanto en nacer en el siglo XIX como en haber participado, así no haya sido con las armas en la mano, en la Revolución mexicana (fue el encargado de recoger y trasladar, de una forma históricamente pulcra, los haberes nacionales en el marco del asesinato al Presidente Carranza).

Las coincidencias con Ruiz Cortines son de todo tipo, empezando porque para don Adolfo (que no tenía título universitario) no era fundamental la capacidad mal entendida para ejercer el servicio público. Cuando alguien recomendaba a un elemento para tal o cual responsabilidad con el argumento de “es muy capaz”, él socarronamente cuestionaba “si, ¿pero capaz para qué?”. Con tal respuesta aludía a que esa capacidad podía encaminarse hacia un beneficio en esencia personal, con lujo de triquiñuelas y abusos. Ruiz Cortines comenzó tomando protesta de una forma prácticamente idéntica a la de AMLO, con un “regaño” monumental y público hacia el gobierno saliente, con un Miguel Alemán atónito, sentado y petrificado, al igual que Enrique Peña Nieto el día del discurso de inicio del presente sexenio.

Su austeridad y probidad no tuvieron mancha, prístino en su vida personal, se retiró a su Ciudad, el Puerto de Veracruz a vivir en su misma casa de siempre y a jugar dominó con sus viejos amigos, caminando sin cuerpo de seguridad, pompa ni boato, por las calles, y así, hasta el día de su muerte. En cuanto a su gobierno, se ciñó a políticas en extremo cuidadosas y prudentes en lo que a política fiscal y financiera correspondía, con un sentido nacionalista puso freno al proceso eminentemente privatizador del petróleo, que había iniciado ya Alemán y que lo vino a consolidar por completo (el freno) su sucesor, Adolfo “el joven” (López Mateos).

Y así nos podríamos seguir. La obra del gobierno de Ruiz Cortines tiene más símiles con el presidente López Obrador de lo que la mayoría pensaría, con un pragmatismo sin excesos ni estridencias, su política de volver la mirada hacia el mar y su enorme potencial puede compararse con el programa “sembrando vida” o a las intenciones de un aprovechamiento de las reservas del mineral Litio con miras al futuro. En fin, antes de compararlo con barbaridades como Hugo Chávez o gorilas por el estilo, todos de otros países, bien haríamos en darle una revisada a nuestra Historia del aún reciente Siglo XX.

Comentarios