La región de Palestina, con especial énfasis en la Ciudad de Jerusalén, es considerada históricamente por muchos, una suerte de portal energético, ya sea con otros planetas con civilizaciones tanto alejadas como más avanzadas a nuestro del planeta Tierra. Dichas versiones se basan en el hecho de estar ahí la tierra santa y/o cuna para tres de las religiones más importantes de la humanidad: judaísmo, cristianismo y el islam. Hombres iluminados, líderes sociales y espirituales como Jesucristo y el profeta Mahoma ahí nacieron y dedicaron su vida a la prédica, pues, precisamente por tratarse de una suerte de portal energético multidimensional.
En el caso de México, no son pocos los que afirman que se trata de un sitio similar. Desde el eclipse total del año 1991, cuando todo el país volteó a los cielos, muchos con cámaras de video personales con la tecnología a la mano de entonces, y miles pudimos ser testigos de objetos voladores no identificados encima de nuestra tierra; también el hecho, cada vez más común debido a los avances tecnológicos como al monitoreo de la actividad del volcán Popocatépetl, se divisan luces misteriosas e inexplicables que entran y salen a velocidades también fuera de la comprensión humana.
Mismo caso que el de la Sierra del Tepozteco y su esotérica imagen y sensación que provoca, poblado Tepoztlán, lleno desde siempre de historias de OVNIS, con abundantes fotos en casas y restaurantes de lugareños, y donde en una de las cimas de dicha sierra del Tepozteco, nuestros hermanos naturales de estas tierras, hayan construido, suponiendo esto una hazaña, una pirámide de piedra a manera de ofrenda, se sabe, a la deidad del embriague, del pulque y del mezcal.
Bien, lo mágico, lo esotérico de lo que sobra en buena parte de lo que los historiadores y arqueólogos conocen cómo Mesoamérica, nadie puede negarlo, y no puede ser causal el nacimiento y desarrollo en estas tierras de un líder moral, social y espiritual cómo AMLO, con una innegable energía única, que no se encuentra en prácticamente ningún político a lo largo y ancho del orbe, nos dan mucho que pensar, en que México tiene no poco de mágico, y su pueblo trabajador una peculiar luz que no emanaba de forma colectiva debido a la falta de un líder a la altura de todo esto, capaz de canalizar toda esa energía y encaminarla a una grandeza que se esboza en la obra de Don José Vasconcelos llamada “La raza cósmica”.
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