No pocos que vivimos esos turbulentos y traumáticos días, semanas y meses, lo recordamos como si fuera ayer: el reverendo desorden que armó el político salinista Manuel Camacho Solís tras no resultar ungido como el candidato oficial para suceder a Carlos Salinas de Gortari. Ha trascendido a lo largo de los años, que fue en un viaje de Estado a China donde el presidente Salinas regresó ya con reservas acerca de la candidatura de Colosio. En ese viaje acompañaba al presidente el entonces regente del Distrito Federal, Camacho Solís, y curiosamente su hombre de más confianza, Marcelo Ebrard Casaubón.
A la luz de los recientes acontecimientos, el tremendo, obsceno y estéril berrinche público de Ebrard, nos deja a algunos en claro quién fue el que abonó en llenarle la cabeza de veneno a Camacho, hasta se puede inferir, el artífice de buena parte de todo aquello, dado lo prácticamente idéntico de los acontecimientos en días recientes, casi 30 años después.
Pero esto no termina aquí. Ebrard, no obstante sabiendo que las a aventuras del 94 causaron un enorme daño a México y a las carreras políticas de Camacho y el mismo (los rescató, años después, AMLO del olvido), Marcelo Ebrard no duda en replicar aquel proceso maldito y es que su “movimiento progresista” lo que pretende con eso de una gira paralela a la precampaña de Claudia Sheinbaum por el país, es ser él la nota y no la precandidata oficial. Así, según su lógica, opacaría y ensuciaría el proceso de la virtual sucesora de Andrés Manuel en Palacio Nacional, al reventarle la campaña, así como sucedió con el nombramiento de comisionado para la paz en Chiapas en enero de 1994. Como vemos ya, el propio Marcelo ha recorrido junto con su ya desaparecido jefe Camacho (este sí, hay que subrayar, un político con sólidos principios progresistas, carisma y mucho mayor habilidad política) el mismo camino.
Se viven ya tiempos muy distintos, pero la mente ahora turbada de Ebrard, no se detiene en meditar ningún tipo de riesgo, ni siquiera los que se ciñen sobre su carrera política, que representarían, ni más ni menos, que los de su muy triste ocaso.
Aquí, ahora a manera de una serie televisiva, parece que ha salido 29 años después una producción llamada “94 reloaded”, y que tiene ciertas peculiaridades y similitudes a lo acontecido en el fatídico 1994. Por mencionar una: la principal motivación de Marcelo Ebrard luce como la de FASTIDIAR a Claudia Sheinbaum a cualquier costo, así salgamos todos (obvio, él incluido) perdiendo.

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