Ley silla

El descanso no es un privilegio sino una necesidad básica.

5 de septiembre, 2023

Barbara Lejtik

Sentarse es un derecho humano, como pararse a caminar cada tanto, tomar agua, ir al baño cuando sea necesario, estar a salvo de las inclemencias del tiempo. Es parte de una condición laboral digna. No les parece así a millones de empleadores que obligan a sus trabajadores a permanecer de pie durante ocho horas o más, muchas veces al rayo del sol o en la lluvia, o cualquier tipo de intemperie.

Parecería hasta gracioso que en esta época de derechos y conciencia se tenga que hacer una ley para que se les permita a los trabajadores sentarse a descansar cada determinado tiempo.

Pues así es, cuando creímos que habíamos dejado atrás la explotación laboral nos sorprendemos con este tipo de noticias y es así.

La semana pasada se presentó en el Senado de la República la iniciativa llamada “Ley Silla” impulsada por Mexicolectivo y el partido Movimiento Ciudadano para que los empleadores no prohiban a sus trabajadores descansar y les proporcionen sillas o bancos para este objetivo.

Impulsada por la Senadora Patricia Mercado, es una reforma a los artículos 132 y 133 de la ley Federal del Trabajo con la finalidad de erradicar las prácticas que impiden a las personas que cumplen toda su jornada laboral en bipedestación, es decir, de pie tomar asiento durante sus turnos si lo necesitan.

Pensaba yo que nunca he visto a un agente de tránsito sentado ni tomando agua, por ejemplo, pensaba yo también que sus uniformes de poliéster lejos de dejarlos transpirar concentran el calor en sus cuerpos, pensaba también en los cajeros, encargados de mostrador, guardias de seguridad, edecanes y hostess que además trabajan en tacones.

¿Cuántas veces pasamos frente a un guardia de seguridad en alguna tienda, lo saludamos y no nos percatamos que jamás lo vemos sentado y muchas veces suelen ser personas mayores. ¿Alguna vez has visto una silla cerca? Yo no.

Estar de pie por muchas horas provoca fatiga y tensión muscular en piernas espalda y cuello al disminuir el flujo de sangre a estas zonas, inflama las venas y esto incrementa el riesgo de padecer várices, ocasiona problemas en las articulaciones de la columna, cadera, rodillas y pies, Daña tendones y ligamentos y puede ser el origen de trastornos renales y reumáticos, es sin duda una explotación silenciosa de la que todos hemos sido testigos.

A veces incluso son mujeres que ni aunque estén embarazadas tienen el privilegio que cualquiera entendería por un derecho: sentarse de vez en cuando, aunque esto represente un claro riesgo de aborto por la presión ejercida sobre el bajo vientre y la cavidad pélvica.

La iniciativa que ya está en el Senado espera ser aprobada y de ser así los patrones tendrán la obligación expedita de proporcionar asientos a los trabajadores, aunque no lo consideren necesario.

Por increíble que parezca en este país tenemos que seguir recibiendo órdenes y pagando multas para tratarnos con humanidad entre nosotros mismos. Mucho se habla de conciencia social, de defensa al medio ambiente, de igualdad y equidad, pero cuántas veces los mismos que defendemos los derechos de los que consideramos ser merecedores pasamos sin ver enarbolando nuestras banderas frente a personas sin preguntarnos hace cuánto que no descansan o toman agua.

Sin duda somos una sociedad que habla mucho y siente poco, que sigue con la incapacidad de ver las necesidades del otro y que se preocupa más por batallas intangibles y ajenas cuando tenemos frente a nuestros ojos el sufrimiento y la injusticia diaria. ¿Cuántas leyes necesitamos para ser más empatices? Esta es apenas una de cientos, mientras tanto seguiremos defendiendo derechos propios y hablando de cambios, haciendo escándalos por todo lo que no nos parece e ignorando a nuestros iguales, que sí lo son aunque nos esmeremos en diferenciarnos.

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