La infraestructura: un tema del que los candidatos hablan poco e importa mucho

Según el Instituto Nacional de Evaluación Educativa INEE, el 97% de las escuelas de educación básica del país tiene alguna carencia en su infraestructura.

19 de abril, 2024 La infraestructura: un tema del que los candidatos hablan poco e importa mucho

En las campañas de las dos principales candidatas a la Presidencia de la República se hace referencia a términos como Educación de calidad, Cobertura universal de salud, por mencionar dos temas recurrentes en la narrativa de las candidatas. Pero ninguna hace referencia a cómo lograrlo, sobre todo a partir de unas condiciones muy precarias de la infraestructura disponible para lograr su objetivo en ambos temas.

¿Qué se entiende por Infraestructura?

Es el conjunto de instalaciones, apoyos técnicos y servicios para soportar el desarrollo de una actividad.

Infraestructura educativa en sus niveles básico y medio

Si se busca dotar de educación de calidad, la infraestructura debe ser de calidad.

La crisis de la infraestructura educativa

A pesar de que el PEF en 2023 destino 945 mil mdp para la función educativa que comprende la prestación de los servicios educativos en todos los niveles y en general a los programas, actividades y proyectos relacionados con la educación preescolar, primaria, secundaria, media superior, técnica superior y de posgrado por cualquier ente público del gobierno, lo que representa el 3% de PIB estimado para ese año y que en términos reales es 6.5% mayor que el de 2022, aun así, la infraestructura educativa mantuvo e incrementó  muchos de sus rezagos.

Según una investigación llevada a cabo por El Financiero, la inversión realizada a través de los programas que administra el INIFED han decrecido en un 78% en los últimos 5 años. Así, si uno quiere saber cuál es la importancia que tiene la educación en la agenda pública de un país basta con visitar sus escuelas públicas.

Muchos investigadores coinciden en que a medida que la evaluación que hacen los estudiantes de sus aulas y escuelas, si es favorable, aumenta la probabilidad de lograr un mejor rendimiento académico.

Aulas y escuelas limpias, bien equipadas fomentan la concentración, motivación y el compromiso de los estudiantes. Como contraparte, la falta de mantenimiento y la obsolescencia de muchas instalaciones a lo largo y ancho del país ponen en muchos casos en peligro hasta la seguridad de niñas, niños, adolescentes y docentes y si a esto agregamos las adversas condiciones de clima, el riesgo va en aumento para la comunidad educativa.

Existe un documento disponible llamado “Principales cifras del sistema educativo de los Estados Unidos Mexicanos”, relativa a los últimos tres ciclos escolares, donde se observan avances muy marginales en la infraestructura escolar, algunos ejemplos:

  • Del ciclo escolar 2018-2019 al 2021-2022, disminuyeron el número de escuelas que cuentan con sanitarios independientes (para niños y niñas) en un 2.4% y la conexión a internet cayó en un 7.9%.
  • Del ciclo escolar 2018-2019 al 2021-2022, las escuelas que cuentan con lavamanos aumentaron en un 14.9%, con agua potable 5.3% y con electricidad en 4.3%.
  • De acuerdo con mejor educación (2022), durante el ciclo escolar 2020-2021 solo el 61.7% de las primarias y 65.5% de las secundarias del país contaban con los 4 servicios básicos (electricidad, agua potable, lavamanos y sanitarios). En esa misma condición se encontró al 62.8% de los planteles de educación media superior. Es decir, una tercera parte de los centros de educación en sus tres niveles carece al menos de un servicio indispensable para una adecuada operación.

Principales retos de la educación en el país

Es insuficiente, desigual y de muy incierta calidad por la dificultad de medición e información (CONEVAL) algunos datos de la infraestructura educativa:

  • 2 de cada 10 alumnos de educación básica no cuentan con el mobiliario básico, la cifra se dispara a 7 de cada 10 en preparatoria.
  • En educación primaria solo 4 de cada 10 escuelas cuentan con computadoras e internet para los alumnos.
  • En la educación secundaria solo 23% de las escuelas tienen infraestructura adecuada.
  • 3 de cada 10 instalaciones carece de servicios sanitarios completos o  en operación.

Así, según el Instituto Nacional de Evaluación Educativa INEE, el 97% de las escuelas de educación básica del país tiene alguna carencia en su infraestructura.

Infraestructura para la salud en situación de debilidad extrema

La Organización México Evalúa publicó una nota el 26 de marzo de 2020.

“La Covid-19 nos agarra con un sistema de salud, por decir lo menos, débil; que se ha agravado año con año pues no ha estado dentro de las prioridades de los diferentes gobiernos. Para 2020, de cada 100 pesos que el Gobierno programó en el presupuesto para infraestructura física pública, sólo tres pesos llegaron a salud. Peor aún: ni siquiera se ejercieron completamente. Los datos del subejercicio en el financiamiento al desarrollo de infraestructura y equipamiento para los servicios públicos de salud en 2019 fueron demoledores. No se gastó el 65% del presupuesto. El presupuesto aprobado a nivel federal del año pasado ascendía a 17 mil 752 millones de pesos. Esto significa que 11 mil 510 millones de ese presupuesto aprobado no se gastaron.

La mayor parte del total del presupuesto no ejercido estaba asignado a programas o proyectos para la ampliación o remodelación de instalaciones y a la adquisición de equipo médico.

Si bien el IMSS fue la institución que más gastó, su subejercicio fue igualmente brutal: una diferencia de 8,305 mdp versus el presupuesto aprobado (-68%). El ISSSTE es la institución que tuvo el mayor subejercicio: 81% respecto a su presupuesto aprobado. El gasto del Ramo 33, clasificado en proyectos de inversión en salud, tuvo un 50%, y la Secretaría de Salud, 47%”.

Aunque estos datos no están actualizados, los subejercicios presupuestales al menos en el sector salud siguen siendo una constante.

El sistema no es integral, está “segmentado”

En realidad, se integra por distintos sistemas. Este tipo de administración, hasta cierto punto atípica en el mundo, impone rigidez a la hora de atender una emergencia como la que se suscitó con el COVID. Los pacientes no podían ser atendidos en cualquier hospital público. Esto significó menos infraestructura hospitalaria disponible para atender a la mayor parte de la población. 

En México el acceso a la salud está condicionado al estatus laboral: 57% de la población trabaja en la informalidad y no está inscrita en un sistema de seguridad social formal. Pero sólo 14% de los hospitales de segundo nivel pueden atender a este amplio grupo poblacional.

Hay 4 mil 718 hospitales públicos y privados con servicios de hospitalización a nivel nacional (descartamos los que dan sólo consulta externa) y, de éstos, 97% son de segundo nivel y sólo 3% son Institutos de Alta Especialidad. De los 4 mil 554 hospitales de segundo nivel, 72% son privados y sólo 14% son de la Secretaría de Salud, que atienden a personas sin seguridad social. De los 164 hospitales de tercer nivel, 65% son de la Secretaría de Salud; 22% del IMSS e ISSSTE y 5% son privados. Es decir, en el tercer nivel la mayoría de los hospitales son de la Secretaría de Salud y son accesibles al grupo mayoritario de población; sin embargo, sus cuotas de recuperación suelen ser mayores que las del IMSS e ISSSTE.

El gran problema de los Hospitales de Tercer nivel o de alta especialidad es que se encuentran concentrados en más de un 50% en la ciudad de México.  Uno de los principales problemas de los hospitales de la Secretaría de Salud es que trabajan a su capacidad instalada y presentan escasez de equipo médico. 

Cabe destacar que México no es el país de la OCDE con menos hospitales por millón de habitantes; se encuentra incluso por arriba de Italia y España, que tienen 18 y 17 hospitales por cada millón de habitantes, respectivamente. Pero este dato parece sugerir que, más allá de la ‘densidad’ en el número de hospitales, es necesario analizar los recursos humanos y el equipo médico con los que cuenta cada hospital para proporcionar atención a los pacientes.

Conclusiones

  • La infraestructura educativa del país al igual que la infraestructura hospitalaria es deficiente e insuficiente con muy reducido mantenimiento en sus instalaciones y en su equipamiento.
  • El problema de la infraestructura educativa se agrava con los deficientes programas educativos y la falta de evaluación de los docentes.
  • En el caso de la infraestructura médica, la falta de instalaciones adecuadas provoca la falta de espacio y capacitación para nuevos médicos y enfermeras que carecen de sitios adecuados para favorecer su especialización.

Ante las presiones presupuestales que heredará la próxima presidenta de la República, cumplir sus promesas será prácticamente imposible.

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