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Francisco no convence en el documental “Amén: Francisco responde”

La Iglesia Católica busca no seguir perdiendo adeptos. Le ha faltado sensibilidad para comprender las inquietudes de una sociedad cambiante que ha logrado expresarse y liberarse.

25 de abril, 2023

Barbara Lejtik

Francisco no convence en el documental “Amén: Francisco responde”

“Amén: Francisco responde” es el tema del que quiero hablar. Sé que es un tema complicado y quiero hacerlo de la forma más objetiva y respetuosa para cada forma de pensar y para todo tipo de orientación religiosa.

Aclaro que mi opinión sobre el documental de Star Media Plus no representa para mí más que 82 minutos de producción televisiva al más puro estilo de Disney y no lo que representa ni la Iglesia Católica ni ninguna otra y mucho menos mi opinión sobre la existencia o no de una deidad todo poderosa, eterna e infinita, a la que el mundo sobre todo el Occidental llama Dios y que justamente es alrededor de éste que la Iglesia Católica ha formado su imperio.

Que yo sea creyente como muchos de nosotros no significa que estemos del todo de acuerdo con la historia y las políticas de esta y de ninguna filosofía y o comunidad. Una de las cosas que más trabajo me cuestan es el término “Representante de Dios en la Tierra”. Me parece desmesurado y narcisista como prácticamente todas las visiones de la humanidad. Una cosa para mí es llamar a un líder, guía, jefe, pero sentir que un Dios universal al que yo en lo personal no podría siquiera tratar de describir tenga un Director de planta entre nosotros, pensar así y otorgarle este poder a una persona y a su empresa es una de las cosas que, creo, más daños nos ha hecho.

Desde mi punto de vista, no ha sido nada conveniente la veneración a seres humanos con un título que da el poder de decidir, abusar, y manipular el pensamiento de millones de personas. Los líderes religiosos no siempre han tenido una calidad moral ideal y han no solo engañado y abusado, sino también encubierto los crímenes más atroces y los genocidios más lamentables de la historia. Con la bandera de amor a tal o cual Dios se han justificado invasiones, guerras por territorio, por riqueza y cubiertas de discriminación, odio racial, misoginia y muchas caras del odio humano.

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Con especial atención vi dos veces este largometraje producido por Jordi Évole, Comunicador Ibérico conocido por sus polémicos programas y quien que por 30 años ha caído muchas veces en la contradicción y gusta de ridiculizar a todo aquel que no piensa como él.

Un grupo de jóvenes de entre 20 y 25 años, hispanohablantes y de diferentes mentalidades y procedencias fueron elegidos –no sé por quién ni con qué criterios– para tener una conversación con el papa Francisco en un departamento en alguna calle de Roma a 20 minutos del Vaticano.

Entiendo perfecto que un líder mundial impacte en las emociones de los jóvenes sean o no católicos. Estar en presencia de una de las figuras más influyentes de la historia moderna es sin duda una experiencia que rebasa a cualquier persona.

La serie los va presentando a uno por uno en imágenes y luego ellos mismos lo hacen en su oportunidad: una persona no binaria, una mujer que renunció a los hábitos por desengaño y discriminación para entregarse a la búsqueda de sí misma aceptando sus ideas y preferencias sexuales, un chico abusado sexualmente en su infancia por un profesor del Opus Dei que en su momento denunció el delito y acusa ser ignorado por la Iglesia, una chica católica y activista en favor del aborto, un joven Senegalés musulmán que acusa haber sido víctima de la discriminación, igual que la chica hija de padres inmigrantes de la India y la joven hispana Cristiana Evangélica que habla de su sufrimiento al ser migrante y latinoamericana y un joven abiertamente agnóstico, una chica Colombiana que obtiene el ingreso económico para mantener a su hija creando contenido para adultos en plataformas digitales y por último una chica católica y practicante (prácticamente la única mujer blanca, católica y cisgenero del grupo).

Cada uno de ellos lleva una pregunta sobre un tema que pretende se desarrolle durante la conversación. En un círculo tipo programa de Disney, los jóvenes exponen uno a uno su inquietud, temas de alta factura, polémicos y de interés mundial como lo es el aborto, la migración, el racismo, el rechazo de la Iglesia y la sociedad a las personas LGBTTTIQ+, así como el abuso sexual a menores por parte de profesores y sacerdotes. Temas por demás incendiarios, justificables y de profunda importancia e interés en el mundo entero.

En mi opinión el papa Francisco da respuestas vacías, pretextos y justificaciones a hechos gravísimos completamente irresponsables por parte de quien tendría que en primer lugar estar informado de todo lo que se le hablaba y no ver estos testimonios como si fueran parte de una confesión privada. Responde, por ejemplo, al chico abusado sexualmente que son situaciones que después de ciertos años dejan prescribir por la Iglesia y que a lo mucho se reabriera el caso para que el violador sea separado de su cargo y no llamar las cosas por su nombre, el abuso a menores es un crimen y un delito que debe ser juzgado y castigado con cárcel, independientemente de que tuviera un cargo dentro de la Iglesia.

Es increíble que se siga defendiendo al abusador e ignorando a las miles y miles de víctimas que cada año denuncian y son callados y dejados de lado para salvar el prestigio de los miembros de la iglesia.

En mi opinión la conversación fue de más a menos, en pocos minutos los jóvenes fueron acallados con discursos vagos, egoístas, ignorantes y llenos de vanidad, incluso parecía que eran convencidos y que cambiaban de opinión frente a los argumentos del pontífice. La mayoría de los jóvenes que conozco empezando por los tres centennials con los que comparto techo, sangre y pan, habrían sido mucho más agudos y difíciles de convencer.

Quiero pensar que además de estar hecha a modo, la entrevista tiene horas interminables de edición, porque si no me sentiría completamente desilusionada.

La Iglesia que en el pasado se dio la licencia de discriminar a todo aquel que no le parecía digno de ser parte de su comunidad, ahora busca no seguir perdiendo adeptos. Tiene que no solo abrirse a las inquietudes de una sociedad cambiante que a pesar de ella y después de muchos siglos ha logrado expresarse y liberarse.

No puede ninguna ideología mantenerse estática ante los cambios y las revoluciones de opinión, si bien es válido defender sus ideales como en el caso del aborto, debe proponer soluciones antes de imponer juicios y descalificaciones, nunca se mencionó en el discurso la palabra prevención, que creo que es la única que compartimos quienes estamos y quienes no lo están en favor del aborto.

Tampoco se dio la razón a todos los que sufren por ser migrantes no blancos, que padecen un trato completamente desigual mundialmente, ni a la aceptación, el respeto y la absoluta normalización de quien tiene preferencias sexuales diferentes a las que la iglesia reconocía como decentes y naturales hasta ahora y no hablo de un perdón divino, hablo de la aceptación absoluta y amorosa y el reconocimiento y validación a todas las identidades, preferencias y/u orientaciones.

Hablo de la disculpa mundial a quien sufrió rechazo, tortura, abuso, odio. A todos los asesinados, a las familias deshechas, a las naciones destruidas, a las vidas de miseria que fueron justificadas en nombre de la fe. Solo entonces podremos hablar de reformas y de amor, de compasión y de ser vistos como iguales por un padre que según la iglesia nos ama a todos por igual.