Se ha escuchado mucha inconformidad debido a la eliminación de las escuelas de tiempo completo debido a que los maestros perderán el pago de horas extras y los hijos de madres trabajadoras ya no podrán permanecer en los planteles. La Red por los Derechos de la Infancia condenó la decisión de la SEP argumentando que se violan los derechos de los niños, lo que es real de cierta manera. Pero al poner mayor atención en el tema nos podemos dar cuenta de que las escuelas de tiempo completo no funcionaban como escuelas, sino como una guardería para las madres y padres trabajadores.
27 063 escuelas estaban en el programa y eran de “tiempo completo”, pero la pregunta es ¿la educación también era completa? La respuesta es que no. Este programa apenas fue eliminado y desde antes quedó demostrado mediante la prueba PISA que los alumnos no logran comprender las lecturas. El expresidente del CCE, Carlos Salazar, ha mencionado que no se debe cortar el árbol completo cuando una manzana está podrida. En este caso se podría aplicar este razonamiento ya que estas escuelas pudieron aprovecharse para mejorar el nivel educativo. Las escuelas no deben ser guarderías, sino cumplir con su función principal que es enseñar.
Por otro lado, también hay molestia de que los niños perdieron una comida en las escuelas. ¿Eso es verdad? La realidad es que los niños acuden a las escuelas y el que tiene dinero compra sus alimentos en las cooperativas mientras a otros no les alcanza más que para comprar frituras y otros simplemente juegan porque no pueden comprar ni un dulce. México tiene altos niveles de obesidad. ¿Por qué? Simple, porque los niños corren a las cooperativas a comprar frituras y el nuevo etiquetado de los productos no solucionará este problema. El verdadero problema es que el mexicano está confundiendo el funcionamiento de las escuelas cuando su único objetivo debe ser elevar la educación, aumentar el aprendizaje, preparar a los niños, que son el futuro del país porque las escuelas no tienen la función de reemplazar a los padres.
Una galleta y una leche no califican como una comida completa para un niño y es lo máximo que suelen dar en las escuelas públicas. Así que no hay que confundirnos, el gobierno federal tiene la obligación de mejorar los programas porque es vergonzoso que los niños no sepan sumar 2 + 2 y los padres de familia deben comprender que aunque la escuela sea un “segundo hogar” tampoco tiene la función de una guardería porque no son lo mismo. Sería penoso pensar en la eliminación de escuelas de tiempo completo que hayan sido destacadas por reconocimientos académicos, pero desafortunadamente las escuelas de México suelen tener un nivel bajo. Como mexicanos debemos exigir más inversión en educación, pero educación real con maestros preparados que enseñen a los niños a dar dirección a un mejor México, un México que será para ellos y su descendencia.
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