Estados Unidos es un país multiétnico donde detrás de cada conflicto subyace el origen de cada uno de los interlocutores. Y las elecciones no escapan a esta lucha de etnias.
La composición étnica del país se puede dividir entre un 60 % de población con la tez clara y un 40 % resultado de mezclas étnicas de diferentes orígenes. Dentro de estos segundos se encuentra la población hispana, que representa un 18,5 % de toda la de Estados Unidos.
El peso de la población latina en las elecciones de Estados Unidos es significativo y creciente, con un impacto cada vez más notable en los resultados electorales y las estrategias de campaña. Los votantes latinos representan un porcentaje que ha aumentado. Su influencia es particularmente fuerte en estados clave como Florida, Texas, Arizona, Nevada y California, donde existe una gran concentración de votantes hispanos.
Es importante destacar que el electorado latino no es monolítico. Sus preferencias políticas varían según factores como el país de origen, la generación de inmigración y la región de residencia. Los estudios sobre el comportamiento electoral de los hispanos en las elecciones de Estados Unidos revelan algunas tendencias generales.
El voto histórico a los demócratas
Históricamente, los votantes hispanos han tendido a favorecer al Partido Demócrata en las elecciones presidenciales y legislativas, pero esta preferencia no es uniforme y puede variar según el subgrupo étnico y la región.
Los temas prioritarios para los votantes latinos suelen ser la economía, la atención médica, la educación y la inmigración, cuya importancia relativa puede influir en su elección de candidatos. Las preferencias electorales pueden variar según el país de origen. Por ejemplo, los cubanoamericanos han tendido históricamente a votar más por los republicanos en comparación con otros subgrupos hispanos.
También se observan diferencias generacionales, con las generaciones más jóvenes de hispanos nacidos en Estados Unidos mostrando patrones de voto potencialmente diferentes a los de sus padres o abuelos inmigrantes.
Aunque no es el único factor determinante, las políticas de inmigración propuestas por los candidatos pueden tener un impacto significativo en las decisiones de voto de muchos hispanos.
Un desafío persistente ha sido la tasa de participación electoral, que históricamente ha sido más baja entre los hispanos que en otros grupos étnicos, lo que ha limitado su influencia política potencial. Sin embargo, en estados con alta población hispana como Florida, Texas, Arizona y Nevada, el voto latino puede ser decisivo en elecciones reñidas.
Es importante señalar que estos patrones son generales y pueden cambiar con el tiempo, y los partidos políticos y candidatos son cada vez más conscientes de la importancia del voto hispano, adaptando sus estrategias para atraer a este electorado diverso y en crecimiento.
Ha sido significativo que con la designación de Kamala Harris como candidata del Partido Demócrata se detectó un aumento de registros de posibles votantes de origen hispano. La organización Voto Latino, dedicada a impulsar el voto entre los hispanos, ha notado un aumento del 200 % el registro de nuevos electores desde que Harris tomó el relevo. Eso sugiere también que las muy bajas tasas de votantes mujeres hispanas crecerán en las próximas elecciones y el tener una candidata mujer va a provocar un aumento y una mayor movilización del voto hispano femenino.
Ambos partidos (Demócrata y Republicano) están reconociendo la importancia de este grupo demográfico y han aumentado sus esfuerzos de campaña en español para atraer a los votantes latinos. Los candidatos adaptan sus mensajes para abordar las preocupaciones específicas de la comunidad latina. En estos momentos no se ganan las elecciones solamente con los votantes típicos de cada partido.
La tasa de participación sigue siendo un reto
Veremos cómo todos los candidatos van a hacer guiños a los nichos claramente antagónicos, como Kamala Harris con el uso de armas dentro de la propiedad privada o como Donald Trump proclamándose amigo de las mujeres pretendiendo ser el único protector válido para ellas.
Sin embargo, existen desafíos respecto al voto latino. Aunque el número de votantes latinos elegibles ha aumentado, la tasa de participación electoral sigue siendo un reto. Además, la lucha contra la desinformación dirigida a los votantes latinos se ha vuelto una prioridad para las campañas y organizaciones cívicas.
Todavía quedan semanas para que salgan nuevos bulos informativos que intenten decantar el voto latino hacia uno u otro lado. Y ambos candidatos necesitan parte de esos votos si quieren proclamarse ganadores de las elecciones.
En resumen, el peso de la población latina en las elecciones de Estados Unidos es considerable y sigue creciendo. Su influencia es particularmente notable en estados con alta población hispana y puede ser decisiva en elecciones reñidas. Los partidos políticos reconocen cada vez más la importancia de este electorado y adaptan sus estrategias en consecuencia, lo que subraya el papel crucial que los votantes latinos desempeñan en la configuración del panorama político estadounidense.
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