El trasplante de útero

Los trasplantes se han considerado un acto de altruismo. Así, la donación, por ejemplo, de un riñón o parte del hígado, se ha vuelto cotidiana y aceptada.

21 de julio, 2022 trasplante de útero

En 2022, en México, hasta el 6 de julio se habían realizado 1256 trasplantes de riñón 1. La lista de espera, en cambio, era de 17 169 personas 2, Lo anterior muestra un déficit de órganos que puede disminuirse con una cultura de donación. No obstante, hay donaciones que generan controversia, cuando, sobre todo, no tienen la finalidad de preservar la vida. Apenas en 2016 se logró con éxito realizar un trasplante de útero. El trasplante de útero tiene la finalidad de permitir que una persona pueda tener hijos, por medio de técnicas de fecundación in vitro. 

Es claro, pues que el trasplante de útero no tiene fines curativos. Lo anterior sugiere que el riesgo implícito en el procedimiento, lo convierte en algo ilícito éticamente, al ser desproporcionado el costo-beneficio de este tipo de procedimiento. Es verdad que la donación en general siempre genera un peligro a la persona donante y receptora. Por ejemplo, donar un riñón genera riesgo en el receptor, por la misma cirugía y en el caso del donante, un fallo de su riñón restante, pondría en peligro su vida. Pero reconocemos que una donación de un órgano como el riñón, salva una vida, en cambio la de útero no es así. 

Una de las razones que se aducen a favor del trasplante de útero es el derecho reproductivo de una persona, que traducido al caso, supone que existe un “derecho a ser madre”. No obstante es algo extraña la idea. ¿Todo lo que se desea se constituye en un derecho? ¿No es acaso ser madre (o padre) más bien una situación de un don recibido? Los padres así, no producen hijos, sino que los reciben bajo su tutela. De hecho no se debe instrumentalizar al hijo: los hijos no son concebidos para nuestras realizaciones personales. Se ve como un error que alguien conciba un hijo para que realice lo que el mismo padre o madre no lograron conseguir. Tener un hijo para ser el médico que se soñó parece, al menos, egoísta. Preestablecer el destino profesional del menor sin duda es cosificarlo.

Así, una de las objeciones al trasplante de útero es que el mismo busca “ a cualquier costo” tener el hijo que alguien cree tiene derecho o se merece. Otros han defendido que en realidad es un trasplante más, que permite reconstruir una función perdida como se da en los trasplantes de cara, por ejemplo. Sin embargo, puede objetarse que en el caso de la cara se realiza para recobrar un elemento esencial de la identidad de las personas, que les permite interactuar socialmente. En cambio, en el caso del trasplante de útero, sigue siendo no indispensable para el interactuar social. 

Asimismo, otro trasplante que puede ser controversial es el de mano. Pero de nuevo, puede aducirse que ese trasplante busca restaurar una función esencial para la vida. No obstante, puede insistirse que eso no es del todo correcto. Una persona puede vivir sin una mano. Se le trasplanta la misma para que recupere una visión integral de sí misma, al no verse incompleta, independientemente de la función recobrada. En el trasplante de útero, en consecuencia con este argumento, sucede algo semejante: se restaura una función no esencial para la vida, pero que tiene efectos benéficos para la persona. Puede así recuperar su autoestima y la posibilidad de tener descendencia. Los hijos que pudieran nacer por medio de este trasplante podrían criarse sin fines de instrumentalización y ser educados de una manera semejante a un hijo nacido de un parto ordinario.

Otro dilema ético es la presión social que se genera para tener hijos. Esa presión social puede llevar a aceptar una cirugía con un alto costo psicológico y físico para la paciente, por ejemplo, la necesidad de tomar medicamentos inmunosupresores, que aunque también se da en otros trasplantes, de nuevo surge el riesgo de tener una infección grave por una intervención no indispensable para que la persona siga viva. 

En pocas palabras, no es fácil resolver los problemas éticos derivados del trasplante de útero. Pero, puede afirmarse, que en cualquier caso, el bebé obtenido con estos procedimientos no debe ser concebido como un objeto a adquirir, sino como una persona que siempre es fin en sí misma. 

Referencias:

1 CENATRA (2022). Disponible en: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/740777/1erSemestre2022.pdf

2 CENATRA. Estadísticas. Disponible en: https://www.gob.mx/cenatra/documentos/estadisticas-50060

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