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El lopezobradorismo creó (involuntariamente) una religión laica

19 de octubre, 2022

Prácticamente lleva dos décadas recorriendo de forma incansable el país, denunciando sin pausa los abusos y falencias de una clase política cada vez más dogmatizada por la Biblia neoliberal, actuando a favor de lo privado y en detrimento de lo público, siguiendo el despiadado juego de los organismos financieros internacionales. Andrés Manuel López Obrador no solo logró lo que por momentos incluso él mismo pensó como imposible, llegar a ocupar la Presidencia de la República, sino mucho más. Su tenacidad y principios, creo yo, tienen ya casi nulos argumentos en contra.

Pero hay un fenómeno social alrededor de Andrés Manuel y su movimiento, tejido con la paciencia de un caracol, pero con la fortaleza inquebrantable de una araña que construye su tela para sobrevivir y perpetuar su especie. De ese movimiento, y debido a sus hondas raíces sociales, se puede llegar hoy incluso a afirmar que el lopezobradorismo es una suerte de religión laica, en el que su líder/profeta tiene vida, y transforma su palabra en acciones (José Francisco Ruiz Massieu afirmaba que la política era eso, PENSAMIENTO Y ACCIÓN).

Debido a eso es que tantos millones de mexicanos lo siguen sin cortapisas ni condiciones, porque entre otras muchas cosas los ha tratado como a PERSONAS, no como simples números; tomados en cuenta en su dignidad, no humillados y lucrando con sus dolores y problemas. En alguna ocasión lo comparé con el fenómeno de Maradona en Argentina: millones de argentinos siempre estuvieron dispuestos a perdonarle TODO, porque había salido del Pueblo y era y se comportaba como uno más de ellos, casualmente también en Argentina, caso parecido es el de Eva Duarte de Perón; ambos no solo les dieron alegrías, identidad y dignidad, sino que hicieron propios sus sufrimientos y pesares.

Por todo lo anterior es que la oposición burguesa en México está desesperada y sencillamente no atina a bajar un solo punto porcentual sus niveles de aceptación y popularidad entre el electorado. Membretes y acciones van y vienen que solo ven como resultado el fracaso rotundo: desde FRENAAA, VA POR MÉXICO, ALIANZA POR MÉXICO, conspiraciones rusas, publicación de un sinnúmero de libelo, Guacamayas, circulación de rumores y folletínes con intentos denostadores, calumnias y cuanta ocurrencia más salga a la opinión pública en los dos años que le restan como Presidente, hasta el último día de su vida, e incluso hasta la posteridad que otorga la Historia (esa que se escribe con “H” mayúscula).

Paradójicamente, los presidentes de la hoy oposición, se comportaron como dioses durante muchas décadas. El primer mandatario de la Nación era cubierto con un halo de misterio y obsceno oropel, que lo volvía literalmente inalcanzable para el Pueblo de a pie; ni siquiera conferencias de prensa, sus apariciones eran una vil puesta en escena. Ante esto, se puede bien hacer una analogía con Sísifo, un hombre común que por momentos parecía pretender ser un Dios, y que a la postre eso le costó un castigo eterno y sin sentido: subir una pesadísima roca por la ladera de una montaña durante todo el día, misma que a la tarde caía hasta el suelo irremediablemente, para así, al día siguiente, Sísifo reanudar la tarea absurda. ¿Algún parecido con todos los intentos de la oposición por hacer mella en AMLO? Yo diría que todos los intentos opositores son tan burdos y destinados cada día a un fracaso aún más patético, que son justo como las jornadas diarias de Sísifo: subiendo la gran piedra por ese empinado cerro, con el destino irremediable de su inevitable precipitación al suelo. Sí, parecen pretender justo desafiar a un dios.

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