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Con el Jesús en la boca

El surgimiento de este ambicioso plan da esperanza a los nuevos casos que se presenten…

15 de enero, 2025

La salud es lo más importante de todo. Si no lo ves así, es porque sufres el síndrome del Inmortal, ese que siente que las puede todas y que nada les hace daño.

En este sentido muchos políticos mexicanos se sienten así. Desgraciadamente arrastran a miles a la muerte por la falta de medicamentos, que de repente el día de ayer se volvió oficial esta escasez, tan denuncia por la #VoxPopuli, cuando la Presidenta Claudia Sheinbaum sabiamente aceptó que México sí sufría de desabasto de medicinas, esto al anunciar un ambicioso plan donde se le ponen los verdaderos datos a la ecuación para solucionar el grave problema.

Este anuncio llega muy tarde, Presidenta Sheinbaum, llega muy tarde para mujeres como mi mamá, Doña Rosa, y miles de enfermos de cáncer en todo el país, los cuales a falta de sustancias químicas que se utilizan para la quimioterapia y de reactivos para los estudios, son mandados a sus casas a esperar la muerte, quedando presos estos enfermos, de los fuertes dolores que causa la enfermedad.

La falta de medicinas es un gran problema, el cual debería ser atacado directamente paciente por paciente, ya que cada caso es diferente. Desgraciadamente, en los hospitales la “burrocracia” hace muy difícil conseguir el tratamiento que llega muy tarde y la enfermedad no perdona y los casos se complican.

Así, el surgimiento de este ambicioso plan da esperanza a los nuevos casos que se presenten y los casos que están en desarrollo sin sentencia de muerte. Desgraciadamente los casos como el Doña Rosa muy difícilmente recibirán los beneficios de este plan de surtir de medicinas a todo el país. Esto a pesar de los mecanismos que señala el propio plan, para surtir las medicinas “urgentes”, porque como en el caso de Doña Rosa, miles de mujeres y hombres del campo mexicano de escasos recursos no tienen los medios para ir a los hospitales y mucho menos las relaciones para “rogar” tratamiento o que los atiendan teniendo que aguantar las malas caras de las “trabajadoras sociales”, de los técnicos o de los doctores administradores de servicios, y por último de los despachadores de medicinas en los hospitales. Esto sin mencionar las grandes filas.

¿Qué harías tú? Enfermo o enferma de cáncer como Doña Rosa, sin dinero para ir al hospital, endeudándote más con cada viaje hacia el nosocomio, para que te digan ya no hay medicinas para su quimioterapia ¡Hay venga después! ¡Saque cita!… Así con tu dolor causado por el cáncer, caminas lentamente a la salida, siendo presa del temor por el futuro lleno de dolor físico, mental y espiritual a esperar la muerte inminente que llegará antes ya que no se combate la enfermedad que de por sí es una sentencia de muerte.

La presentación del plan de combatir la falta de medicamentos en el país y el reconocimiento del problema, es una acción muy loable que muestra el liderazgo de la Presidenta Claudia Sheinbaum, pero qué le diría ella a Doña Rosa, que no tiene ni apoyos sociales ni nada por el estilo, que no tiene la atención por parte de ningún “Servidor de la Nación” ni mucho menos ya que está rodeada por la pobreza, una pobreza que les toca a todos los mexicanos.

En general, el trato que se les da a los pacientes en los hospitales del IMSS y del IMSS Bienestar es indigno. Te miran con cara de odio, como si ellos (los funcionarios) fueran dueños de los hospitales y de los servicios. Sus actitudes de perdona vidas se ven más marcadas cuando algún derechohabiente se atreve a reclamar, porque ahí el paciente y sus familiares son objeto de desprecio total.

Imagínense ustedes, políticos de alta alcurnia, que hoy gozan del poder absoluto, imagínense, que tienen un hijo enfermo y que no hay medicina para salvarle la vida y que tu dinero no puede hacer nada para curarlo y que tienes que comprar fentanilo caro en el mercado negro para mitigarle el dolor a tu familiar a como dé lugar. Es ahí, en esta situación cuando tú ahí comprendes cómo Jesucristo sufrió cuando cargaba la Cruz; es ahí cuando tú sientes el dolor y pides clemencia para tu familiar que está sufriendo el mismo martirio que él sufrió por parte de sus ejecutores. Odio, indiferencia, miradas de desprecio, acusaciones sin sentido, y un sinfín de calvarios que se vivieron en ese tiempo reviven cada vez que vas ya en la ultimas a rogar por tratamiento que, junto con las medicinas llegará tarde ya que las citas están a mínimo un mes después que la solicitaste y cuando llegas a la cita, si tienes un destino maldito, el doctor estará de vacaciones, el sustituto no escucha tus dolencias, o simplemente no hay doctor, y si lo hay llegas a la farmacia y te dicen tajantemente de mal talante: “no hay”.

Muchos de ustedes no sufren de esto, pero son pocos los que tienen esta cruz, aunque la enfermedad es pareja y alguna vez te tocará. Desgraciadamente de los millones de mexicanos que somos, la gran mayoría sufrimos de esta falta de servicio médico adecuado sin “burocratismos” y sin malos tratos. Simplemente para inscribirse en los diferentes planes de salud públicos es un gran rollo. Se exigen documentos que muchísimas veces una persona humilde no los tiene o los tiene con algún error o viejos; y como dicen los mexicanos y mexicanas en los hospitales: “¡Pero no vaya a ser un migrante porque ellos tienen mas derechos que los mexicanos!”.

Así que ándate con “el Jesús en la Boca” para que si te llega la enfermedad te agarre confesado. Bueno eso si crees en algo; si no, pues eres de los que hacen planes y proyectos gubernamentales y no se tocan con nada el alma.