Cómo al icónico cacique emanado de la Revolución mexicana, Don Gonzalo N. Santos, la estirpe encabezada por Ricardo Monreal ha acumulado un poder más grande que, puede decirse, cualquier político en activo en México. Su trayectoria comenzó en el PRI y ha pasado por el PT, MC, PRD y hoy MORENA. El estado de Zacatecas como su hacienda familiar es gobernado por uno de sus hermanos, con una familia conformada por 15 hermanos, varios han sido y/o son Alcaldes de los principales municipios de dicha entidad, que también fue gobernada por el mencionado jefe del clan, quien ha pasado por innumerable cantidad de cargos, que van de gobernador hasta alcalde de la demarcación Cuauhtémoc en la CDMX, pasando múltiples ocasiones por legislador.
Con una carrera en el servicio público comenzada en 1975, a Monreal (hombre de Estado y que nadie le regatea su capacidad y habilidades) no le basta con lo ya conseguido, él va por “todas las canicas” y es el SUSPIRANTE mayor a la Presidencia de México a partir de 2024, y como ‘plan B’, como mínimo pretende hacerse con la Jefatura de gobierno de la CDMX, no importa bajo qué siglas, circunstancias y colores, que, como hemos ya visto, eso para él no es lo toral. Alianzas tiene urdidas para tal fin con cuadros de todos los partidos. Sin ir más lejos, se atrevió a impulsar como sucesora en la Cuauhtémoc a una “opositora” suya, la famosa y polémica Sandra Cuevas, eso solo cómo un botón de muestra de sus alcances en la gran urbe.
Uno de los motivos por los que el actual gobierno federal, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, tiene “acalambrado” y con un pie y medio fuera del movimiento (no formaliza su salida Monreal porque no conviene a sus intereses y cálculo político) es por la desmesurada acumulación de poder de don Ricardo, que el sistema político mexicano y sus reglas no escritas (salvo la docena panista, formada sus dos gobiernos por gente completamente ajena a la clase política, desconocedora de la Historia y por ende ingenua y torpe, además de su dosis de perversidad y corrupción) no han permitido que se enquisten cacicazgos como el de Monreal.
Un ejemplo perfecto es el de la expropiación de su enorme rancho “EL GARGALEOTE” (más de 6 mil hectáreas) al legendario revolucionario y político potosino don Gonzalo N. Santos, a quien el presidente Echeverría juzgó correcto poner un alto, la afectación de la propiedad fue comenzada, pues, por Echeverría, pero ejecutada por el presidente López Portillo, en 1978, procediendo a repartirse, vía la extinta Secretaría de la Reforma Agraria, a cientos de familias de campesinos. Este fue un mensaje ejemplar al resto de la clase política: el sistema ponía sus límites. Hoy que prácticamente con MORENA han regresado muchos usos y costumbres que dieron viabilidad a México como Nación por décadas, ahora se replican. Un muy buen ejemplo lo podemos ver ya con todo lo que acontece en torno a Ricardo Monreal.
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