En la conferencia matutina presidencial del 15 de abril pasado, el presidente de México volvió a referirse a las empresas españolas. En especial destacó un boletín del periódico El País que defiende al empresariado español que hizo su agosto en México durante el periodo neoliberal… Cuando menos en la Industria del Juego con apuesta, esto es cierto.
Codere es accionista mayoritario de la empresa Administradora Mexicana de Hipódromo con cerca del 85% del paquete accionario de la permisionaria y concesionaria del Hipódromo de las Américas. Su raquítica operación en esta industria pone en riesgo la cría de caballos Pura Sangre en México y el espectáculo que proporcionan.
Lo he dicho y no me cansaré de repetirlo, solo por el entusiasmo y afición que tiene el segundo hombre más rico de México, Germán Larrea y otros caballistas infectados por el virus de la “hípica” como es Orlando Álvarez, mandamás de la Cuadra Soledad de Álvarez, se sostiene: sin los caballos de Germán ya no habría carreras de caballos Pura Sangre.
Tenemos que aceptar que esta empresa española, desde su origen, planeó y ejecutó solo para su propio beneficio (no se necesita ser un genio para deducir que lo hizo con la complicidad de servidores públicos del pasado, bueno, cuando menos soy muy mal pensado).
Como hemos sostenido en artículos anteriores, 15 días antes de que terminara el sexenio de Enrique Peña Nieto, la permisionaria logró una prórroga por 15 años de su permiso, sin haber cumplido con el objeto del mismo e inventando que iban a construir un hotel con una inversión de 550 millones de dólares. ¿Por qué no han construido el hotel? Ah… por supuesto, la pandemia. ¡Es una perfecta excusa…! En fin…
Lo que es preocupante es que la agencia de calificación de riesgos Fitch bajara la calificación de Codere un grado a “extremadamente especulativo” por lo que ha rebajado la calificación crediticia de la empresa de juego Codere desde CC a C, un escalón más hacia abajo dentro del “bono basura” y en niveles extremadamente especulativos, ha informado la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (española):
“La rebaja se extiende a la calificación crediticia corporativa y a dos emisiones de 500 millones de euros y 300 millones de dólares (255 millones de euros) de bonos sénior garantizados.
“Igualmente afecta a una emisión de 250 millones de euros de bonos súper sénior con vencimiento en septiembre de 2023, que pasa de CCC- a CC (también en “bono basura”). Fitch ya había rebajado un escalón la calificación crediticia corporativa y las de estas emisiones a principio de marzo y ahora baja un peldaño más”.
De Acuerdo con el especialista Manuel Torres Rivera, colaborador en este portal, lo explica en palabras sencillas:
“Codere pierde oportunidad de colocar papel de deuda en mercados del exterior. Disminuye la confianza en el papel porque el retorno (pago) es incierto. Si ese papel lo toman inversionistas internacionales asumen un riesgo, pero cobran más. Por otro lado, aun cuando todavía no son chatarra existe una especulación en cuanto al cumplimiento en tiempo y forma.
“Todavía existen en los mercados, pero con una nota de alerta. Hay fondos que se dedican a cobrar bonos o instrumentos chatarra. No logran cobrar todo, pero logran fortunas.
“Así son los mercados, vigilan por cuenta de inversionistas para proteger o recomendar inversiones”.
Y nos sigue explicando:
“Las pérdidas de Codere por la pandemia podrían tener justificación; lo que no tiene justificación es el descuido del papel emitido en mercados del exterior. Estas emisiones debieron ser negociadas en sus plazos y vencimientos. No hacerlo ha provocado bajas en la calificación crediticia. No solo eso, el freno de emisiones futuras se cancela, pero lo más importante es el costo nominal de las emisiones, aumenta por castigo crediticio y eleva el servicio de la deuda.
“Francamente encuentro una situación preocupante en las finanzas de Codere. Cuando una empresa pierde movilidad financiera, pierde un horizonte de posibilidades”.
Así pues, Codere, accionista mayoritario, usufructúa las 52 hectáreas de un bien del dominio público, en virtud de lo cual, de acuerdo con el Artículo 74, de la Ley General de Bienes Nacionales:
Las concesiones sobre inmuebles federales se extinguen por cualquiera de las causas siguientes:
III.- Desaparición de su finalidad o del bien objeto de la concesión;
VII.- Cualquiera otra prevista en las leyes, reglamentos, disposiciones administrativas o en la concesión misma, que a juicio de la dependencia concesionante haga imposible o inconveniente su continuación.
Me parece que las autoridades respectivas podrían catalogar este caso en alguno de los supuestos anteriores, y así revocar su concesión. Sostengo que “de pasadita” se ha llevado a la basura la operación del Hipódromo de las Américas.
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