La candidata presidencial, Claudia Sheinbaum Pardo, obtuvo una aplastante victoria en el pasado proceso electoral del 2 de junio, donde alcanzó casi el 60 por ciento de las preferencias, sacando más de 30 puntos porcentuales a la fallida candidata, Xóchitl Gálvez. La histórica jornada para la izquierda mexicana coronó décadas de lucha política para poder afianzarse en el poder público, con una probable mayoría calificada en ambas cámaras, que hasta antes del final de las prolongadas campañas, parecía muy difícil de concretar.
El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) logró transferir su enorme popularidad a su discípula más querida, que demostró tener una madurez política sorprendente, además de una preparación académica ejemplar. Uno acierto incuestionable fue introducir en todas las variantes de la elección, la posibilidad implícita de un referéndum continuista en la boleta. Una candidata Sheinbaum más madura supo evadir la guerra sucia y las no pocas noticias falsas que al final, fueron las únicas propuestas en la agenda opositora. La combinación de una campaña sin errores, la cicatrización de heridas partidistas por los procesos internos y la enorme ventaja que representa ser gobierno (muchas veces no muy eficientes) en muchas entidades, pulverizó las posibilidades de la destruida oposición, de al menos ser mínimamente competitiva.
Una buena campaña no sería suficiente para el triunfo electoral tan contundente, sino fuera por la victoria en la batalla cultural que desde las mañaneras logró el presidente AMLO. Ante el llamado del primer mandatario y de la candidata ganadora, para que se les diera mayorías absoluta en las cámaras legislativas para realizar los cambios profundos que el país requería, los electores no dudaron en respaldar el proyecto morenista. Este triunfo dará un poder enorme a la futura presidenta Sheinbaum, que ningún mandatario democrático del mundo gozará. Esa enorme responsabilidad de la primera presidenta en la historia del país es la que se espera sea utilizada de la forma más consensuada posible, evitando arrollar a las minorías parlamentarias.
El gran logro de las conferencias mañaneras es sin duda el haber creado una conciencia de clase entre muchos de sus seguidores. Ya que a lo largo del sexenio la mayoría de los ciudadanos no compraron el discurso falaz y simplón de las oligarquías, los viejos fantasmas del comunismo, la cantaleta del viaje a la dictadura y sobre todo el saber detectar la soberbia clasista de sus mal llamados intelectuales, que siguen sin entender su derrota apoteósica. El presidente AMLO, muchas veces abusando de su tribuna, logró desnudar a lo que queda de los partidos tradicionales aglutinados en lo que fue el PRIAN. Este hecho incontrovertible, adoptado por los mismos partidos coaligados, exhibió sin filtros su incomprensión de la realidad y exponenció la enorme animadversión ciudadana.
Galvez Ruiz, contradictoria como siempre, primero se declaró ganadora, horas más tarde luego del informe del INE dado por la consejera presidente, Guadalupe Taddei, reconoció su derrota. Para al dia siguiente informar que impugnaría la elección y pediría un recuento del 80 por ciento, al más puro estilo del voto por voto, casilla por casilla. Esta acción que si bien está dentro de sus derechos político-electorales, parece hasta ridícula ya que la diferencia es abismal, además de no existir pruebas de una elección fraudulenta, aunado a los altos niveles de participación ciudadana que hacen de la jornada electiva un proceso legítimo.
A la oposición le es difícil digerir y entender la derrota, sus estrategas, incluido Claudio X González, pero sobre todo sus medios digitales tragicómicos como Atypical TV, dirigido por el publicista y mitómano político, Carlos Alazraki, que con su equipo de histriónicos tertulianos, perdieron los papeles. Sus humorísticas reacciones a la jornada electoral serían antologías de la comedia involuntaria, de no ser por el incontrolable clasismo, las numerosas reacciones antidemocráticas ante una mayoría que no piensa como ellos, y una ira irracional contra el ciudadano menos favorecido.
El extravío opositor de la realidad se ejemplifica en su nula autocrítica que nunca se detuvo a analizar porque la ciudadanía les abandonó, atrapados sin recambios generacionales en sus cuadros políticos, están condenados a radicalizarse sin la mínima trascendencia o respaldo popular. Nunca buscaron ser una oposición propositiva que fuera una opción real para esos sectores de la población que en verdad no comulgaban con el oficialismo.
El análisis de los datos de los estratos sociales más altos y con mayores niveles de escolaridad refleja que optaron por el continuismo morenista. Los hombres votaron mayoritariamente por Sheinbaum, e incluso las denominadas clases medias, tampoco favorecieron la candidatura opositora. Gálvez solo gano en Aguascalientes, e incluso, en su natal Tepatepec, Hidalgo, los números no le favorecieron.
La ira de la derecha que no acaba de superar la lección ciudadana provocando gritar a los cuatro vientos acusaciones de fraudes y petición de anulación. La mañana del miércoles 5 de junio la consejera presidenta Taddei debió explicar que el reconteo del 60 por ciento de las actas obedecía a mecanismos establecidos previamente y no a que existiera la posibilidad de un frade emanado de simples inconsistencias en las actas del PREP. Recordó que en las elecciones del 2018, se hizo un reconteo mayor del 75 por ciento.
El teatro del absurdo se dio cuando hasta el auto exiliado expresidente Felipe Calderón se pronunció a favor del voto por el voto, acción que no quiso conceder en su polémica victoria por el .56 por ciento. Incluso el exconsejero y ahora activista político, Lorenzo Córdova, aseguró en mesas de análisis que la elección fue limpia y con una clara ganadora.
Por su parte el presidente AMLO se manifestó a favor del recuento voto por voto, pues aunque la diferencia es abismal entre el primer y segundo lugar, dicho ejercicio dará certeza al histórico proceso electoral. La candidata ganadora Sheinbaum, también se manifestó a favor. El INE inicio el cómputo distrital donde por ley siempre se abren paquetes electorales para esclarecer dudas y corregir datos, resalta que hasta más del 50 por ciento del recuento, los resultados electorales no varían en casi nada, a los datos obtenidos por el PREP.
El PRIAN solo logro 40 por ciento de los representantes de casilla, los llamados desesperados a buscar datos y actas que rescaten una campaña que siempre estuvo condenada al fracaso, no harán que la voluntad de millones de mexicanos se cambie.
Claudia Sheinbaum será la primera presidenta en la historia del país, con el enorme pendiente de dar más seguridad y mejores condiciones de vida a los mexicanos, ya que ese fue el mandato de las urnas.
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