El jueves pasado nuestro párroco, Paul Kawang originario de Namibia, inicio la Misa con un canto introductorio entonado en Suahili; acto seguido, explicó (en perfecto alemán) que por ser 9 de diciembre, en este remoto pueblito de Alemania, conmemorábamos a San Juan Diego, el humilde mexicano escogido por la Virgen María para transmitirnos su mensaje de amor.
Siendo el único mexicano (y el único extranjero) en este caserío a diez mil kilómetros de México, poblado apenas por 900 habitantes, escuchar al Padre Kawang hablando de San Juan Diego y de la Virgen de Guadalupe, me hizo sentir especialmente bendecido.
Por un momento, este pequeño pueblo era parte del México de mi infancia; de aquel Churubusco en el que mi nana Gabina predecía la lluvia porque se veía que “‘lagua venía de La Villita”…
…de la Villita de Guadalupe.
En la inmensa mayoría de los corazones mexicanos, la Guadalupana ocupa un sitio especial: el sitio de nuestra madre. Todos tenemos una historia de su amor por cada uno de nosotros.
María de Guadalupe llegó de madrugada a su encuentro con Juan Diego, y casi trescientos años después, en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, fue la primera bandera de México; la bandera sagrada de nuestra patria.
Quienes hemos tenido la fortuna de estar en Su casa del Tepeyac en 12 de diciembre, hemos sentido el redoble de cientos de teponaztlis palpitando como un único e inmenso corazón cuyo ronco latido cimbra el alma y dobla las rodillas, inundando los ojos de emoción incontenible.
Así me ocurrió hace 27 años, cuando murió mi madre el 9 de diciembre, y mis hermanas y yo dos días después, fuimos a depositar sus restos al lado de los de mi padre, bajo el altar de la Virgen del Tepeyac, cuando la explanada que rodea la basílica, era casi intransitable.
De una u otra forma, de cientos de miles de maneras, por caminos entrelazados providencialmente, todos los hijos de esta patria, llegamos a los pies de Guadalupe o ella llega a nuestros hogares aunque estemos lejos; ella cruza a nuestro lado el Río de los Regresos, y nos da la bienvenida en todas las terminales de autobuses, desde Nueva York hasta los rincones de Centro América, Filipinas, Japón, África y hasta este recoveco de Alemania.
Su Sagrada imagen ondeó como símbolo de libertad en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, enarbolada por Miguel Hidalgo, cuyo grito unificador resonó por todos los rincones de la nueva patria:
¡VIVA LA VIRGEN DE GUADALUPE!
Nunca olvidaré cuando mi hermano Renato Cárdenas Sánchez, siendo ayudante municipal de Chinameca (Morelos), me hizo el honor de invitarme a caracterizar al Cura Hidalgo, en las fiestas patrias de septiembre de 2004, presididas por la Virgen de Guadalupe.
Nuestra Madre de Guadalupe nos acompañó en el dolor de sufrir la muerte de miles de hermanos víctimas de la invasión norteamericana de 1836 a 1848; estuvo a nuestro lado el 2 de febrero de 1848, cuando justo enfrente de Su basílica, los gringos nos impusieron el Tratado de Guadalupe Hidalgo, para “legitimar” el robo de más de medio territorio nacional, dando inicio a la larga fila de mexicanos que, como migrantes forzados cruzan el río desde entonces en busca de la vida que nos fue arrebatada por medio de las armas al servicio de la expansión territorial.
La Virgen de Guadalupe volvió a ser bandera de lucha libertaria cuando los zapatistas la hicieron su estandarte; y de nuevo ondeó al viento cuando nuestros mayores, los católicos mexicanos, se levantaron en armas para defender nuestra fe, contra Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles que al desatar su persecución religiosa, encontraron nuestra respuesta de la Guerra Cristera y en el martirio heroico de San Miguel Agustín Pro; de San David Uribe, y los muchos otros héroes canonizados por el primer Papa Mexicano: San Juan Pablo Segundo.
El 14 de noviembre de 1921, por órdenes de Álvaro Obregón, la imagen de la Virgen de Guadalupe sufrió un atentado con dinamita que no le ocasionó daño alguno y la Sagrada imagen permaneció indemne MILAGROSAMENTE.
Siendo presidente de México Emilio Portes Gil, el 31 de diciembre de 1928, la Ley Orgánica del Distrito Federal confirmó su nombre original a las municipalidades de Villa de Guadalupe Hidalgo y San Ángel.
En 1931, bajo el Maximato de Plutarco Elías Calles, los perseguidores de los católicos mexicanos, decidieron arrebatarle el nombre de Guadalupe y sustituirlo por el de Gustavo A. Madero.
¡No conozco a un solo mexicano que cuando va a la basílica de Guadalupe diga que va a Gustavo A. Madero!!!
Yo creo que debemos volver a la nomenclatura del 31 de diciembre de 1928, devolviéndole sus nombres históricos a esas dos municipalidades de la ciudad de México:
Nada justifica que se le haya arrebatado su nombre a SAN ÁNGEL para sustituirlo por el del asesino traidor Álvaro Obregón QUE HIPOTECÓ EL FUTURO DE MÉXICO EN LOS CONVENIOS DE BUCARELI PARA AFIANZAR SU DICTADURA COMO DIZQUE PRESIDENTE DE MÉXICO A CUALQUIER PRECIO.
Nada justifica que se nos siga imponiendo el nombre de Gustavo A. Madero USURPANDO el nombre SAGRADO e HISTÓRICO de VILLA DE GUADALUPE HIDALGO.
Entre los “méritos” de Álvaro Obregón, para ser conmemorado están los siguientes:
Obregón asesinó a Venustiano Carranza para llegar a la Presidencia de la República sin importarle nada más que su ambición personal.
Persiguió a los católicos mexicanos porque simplemente era enemigo de nuestra fe al igual que Plutarco Elías Calles.
Traicionó a México mediante la firma de los convenios de Bucareli gracias a los cuales, entre otras cosas, México no tiene industria pesada ni investigación tecnológica avanzada, porque el ambicioso sonorense antepuso sus delirios de grandeza al bien de nuestra patria.
Atentó contra la imagen de la Virgen de Guadalupe, dando lugar a un milagro más porque el cartucho de dinamita colocado a pocos metros de la imagen, no le hizo ni el menor daño.
Álvaro Obregón pretendió convertir a México en país de un solo hombre, gobernándonos con su caudillaje y MANDANDO AL CARAJO LA INSTITUCIONES y EL PRINCIPIO REVOLUCIONARIO de la NO REELECCIÓN para eternizarse en el poder.
A pesar de ser un asesino, un traidor a la patria Y UN HOMBRE SEDIENTO DE ADUEÑARSE DEL PALACIO NACIONAL, tiene un inmenso monumento, una céntrica avenida de la Colonia Roma lleva su nombre que además está inscrito nada menos que en letras de oro en el muro de honor DE UN CONGRESO FEDERAL QUE HOY TIENE TODO MENOS HONOR.
Es tiempo de devolverle su nombre a la municipalidad de SAN ÁNGEL.
Para devolverle su nombre SAGRADO e HISTÓRICO a la VILLA DE GUADALUPE HIDALGO, los mexicanos NO NECESITAMOS LA FARSA DE UNA ENCUESTA; (1) no me cabe duda de que NADIE se opondrá a devolverle su nombre a esa alcaldía en la que se encuentra la imagen de NUESTRA MADRE DE GUADALUPE.
¿Qué mexicano se opondría a devolverle el nombre de GUADALUPE, para mantener la imposición del nombre de GUSTAVO A. MADERO hecha por PLUTARCO ELÍAS CALLES, el otro gran enemigo y perseguidor de los católicos mexicanos?
Como dije en mi artículo anterior, es mi propósito personal para el próximo año, iniciar los pasos necesarios para devolverle su nombre a LA VILLA DE GUADALUPE.
Como abogado mexicano egresado en 1976 de la Escuela Libre de Derecho, tengo a orgullo haber dedicado mi tesis profesional, (2) desde su primer párrafo, en homenaje a mi padre, a mi abuelo materno, a mis maestros lasallistas y a los mártires y héroes mexicanos defensores de nuestra fe en la GUERRA CRISTERA en el 50 aniversario de su iniciación.
Por eso hoy, a dos días de que celebremos un aniversario más de la presencia de Nuestra Madre de Guadalupe que permanece entre nosotros desde 1531, he querido referirme a ELLA, honrándola y reconociéndola como REINA DE MÉXICO, EMPERATRIZ DE AMÉRICA Y PRIMERA BANDERA DE NUESTRA PATRIA.
¡VIVA CRISTO REY!
¡VIVA NUESTRA MADRE LA VIRGEN DE GUADALUPE!
¡VIVA MÉXICO!
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1 Si Claudia Sheinbaum pudo desmantelar el monumento de Cristóbal Colón del Paseo de la Reforma SIN CONSULTAR más que a su jefe López Obrador, los católicos mexicanos podemos exigir constitucionalmente que se le devuelva su nombre histórico y sagrado a la VILLA DE GUADALUPE.
2 Mi tesis se titula TRAYECTORIA INTERVENCIONISTA DEL ESTADO MEXICANO EN MATERIA EDUCATIVA. Ahí denuncié las maniobras de los gobiernos de Calles y de Cárdenas para estatizar y politizar la educación; y propuse un proyecto de artículo tercero constitucional devolviéndole a los padres las decisiones sobre la educación de nuestros hijos.
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Stahringen Von Guadalupe
Baden Wurttemberg, Alemania
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