El Ayuntamiento de Puebla decidió representar a los fallecidos por covid-19 –médicos y pacientes– en su altar de día de Muertos. Tras una catarata de críticas retiraron las imágenes. ¿Es legítimo o insensible representarlos ante el dolor y sufrimiento de sus familias?
Con el propósito de honrar a los miembros del personal médico fallecidos por covid-19 en México, el Ayuntamiento de Puebla decidió representarlos en el Altar de Muertos de la Presidencia Municipal.
Según relata Ana Estrada, en su artículo para el portal animal.mx1, dicho ayuntamiento solicitó a maestros artesanos cartoneros propuestas de figuras representativas para incluirlas en la ofrenda municipal. El resultado, como se puede apreciar en las fotos del artículo mencionado, son algunas calaveras de cartón que representan un paciente conectado a un respirador artificial siendo atendido por un médico.
En cuanto circularon las primeras imágenes en redes sociales, cayeron sobre el municipio de Puebla, el presidente municipal e incluso sobre el gobernador cataratas de críticas de todo tipo alegando desvergüenza gubernamental, falta de sensibilidad hacia las familias que han sufrido pérdidas y burla hacia los muertos, tanto pacientes como personal médico.
Al final, el área de Comunicación Social de Puebla intentó atemperar la tormenta, explicando que se trataba solo de “propuestas”. La “versión final” de la ofrenda, inaugurada un par de días después en el patio central del edificio de la Presidencia Municipal, no exhibía ninguna de las figuras polémicas. En el evento protocolario la Secretaria General de Ayuntamiento de Puebla, Liza Aceves, aseguró: “Hoy no estamos de fiesta. Esta ofrenda que hoy presentamos es solemne y es luctuosa debido a la gran cantidad de personas que han perdido la vida por la crisis sanitaria del covid-19″.
Aunque el primer impacto luego de ver las imágenes es ciertamente de rechazo por el desasosiego y la incomodidad que producen, tras una reflexión más reposada me cuestiono seriamente acerca de su pertinencia.
Tras muchas semanas de abordar diversos temas acerca de la influencia e importancia que la Era Covid tiene –y tendrá– en nuestras vidas, este detalle minúsculo me parece muy significativo; y me lo parece tanto el hecho en sí de que un gobierno se haya animado a “bromear” con un tema semejante en pleno rebrote, como las reacciones desbordadas e impulsivas en oposición a la “ofrenda” a través de redes sociales.
Sería interesante saber cuáles fueron los argumentos que les hizo pensar a los diseñadores del altar que era una buena idea representar a los muertos por covid en el mismísimo 2020. Y por el otro, también me pregunto si hubo algún argumento sólido –más allá de la presión por las críticas en redes sociales– para retirarlas de la “versión final” del altar cuando, de hecho, ya habían sido modeladas e instaladas.
Quizá, en primera instancia, el “timing” no parezca muy oportuno, pero al mismo tiempo estamos en noviembre del año 2020: no es posible ser más oportuno para reflexionar acerca de lo que significa la muerte, muy en especial la provocada por covid-19.
Si nos vamos al fondo de lo que un altar de muertos significa y la representación simbólica que conlleva, tener presentes a aquellos que hoy están sufriendo –sin esperar a que sean cosa del pasado y que a nadie le importe– puede resultar plausible. En todo caso hubiese dependido del tratamiento concreto que le hubiesen dado.
En principio las imágenes impactan por su actualidad, por su crudeza, por su audacia y no tanto porque resulten burlonas o caricaturescas. Lamentablemente la “propuesta” final no las incluye –sí, lamentablemente–, así que jamás sabremos el tono que le hubiesen dado a la ofrenda en su conjunto ni el tipo de impacto real que hubiesen causado en la sociedad poblana y nacional.
La Era Covid en que estamos inmersos está transformando todas las estructuras económicas, políticas, sociales, relacionales, por citar solo algunas y, por más que los números en las estadísticas diarias de fallecidos resulten un tanto abstractos, lo cierto es que se trata de personas de verdad. En nuestro país han muerto como consecuencia de esta pandemia decenas de miles –si no es que cientos de miles– de mexicanos, dejando dolor y desconsuelo en el mismo número de familias. Llevar a cabo una conmemoración más del día de muertos haciendo como si esto no estuviese ocurriendo me parece mucho más irrespetuoso e insensible.
Celebrar el día de muertos a nuestro modo tradicional –que incluye calaveras tanto de azúcar como literarias, ofrendas y representaciones escultóricas de difuntos, visitas a los panteones y evocaciones a los ausentes entre muchas otras tradiciones– tomando en cuenta a aquellos que ahora mismo están sufriendo las consecuencias del Covid-19 y hacerlo de forma respetuosa, solemne, pero al mismo tiempo lúdica y creativa, implica poner en primera línea a quienes hoy sufren, tenerlos presentes. Y también, por qué no decirlo, encarar con seriedad el riesgo –y tomar consciencia– a partir de esas figuras satíricas y un tanto atrevidas, que el siguiente en la lista de la Parca podemos ser cualquiera de nosotros. En todo caso, para enfocarnos en una festividad con mucha forma, pero sin el menor fondo ya contamos con la frivolidad trivial de Halloween.
Al respecto del tono de las figuras que aparecen en las fotos, es verdad que representar a los fallecidos del presente con calaveras de cartón montando una escena que vivimos cada día en los hospitales de todo el país resulta, en primera instancia, inquietante y produce un rechazo irreflexivo, pero entonces, ¿qué hay de toda esa brabuconería de que el mexicano se burla de muerte, que no le importa si esta llega y no sé cuánto disparate más?
Tanto el mexicano como el resto de los seres humanos nos reímos de la muerte cuando se le caricaturiza, cuando se le convierte en una abstracción, cuando se le desnuda de significado, cuando evocarla no nos levanta costras de heridas recientes. Para cuando esto ocurre, para cuando decidimos aproximarnos a la muerte de forma hueca y superficial, insisto, ya tenemos Halloween.
No, el tema de la muerte, cuando se le aborda con cierta profundidad, aun si esto se lleva a cabo en tono mordaz o satírico, no es una simple broma. Y por eso, aparentar “reírse de ella” como si no tuviera importancia es una mera pose.
Pararse con entereza frente a la muerte, justo cuando más devastadora resulta y cuando más cercana la sentimos es un acto de valor, de humildad. Y la celebración del día de muertos tendría que asumirse de ese modo, por un lado, para desmarcarse de Halloween, su insípido remedo, y por el otro, para abrir un espacio de reflexión, de sentimiento, de recuerdo, de respeto, de evocación, de memoria individual, familiar y colectiva acerca de los que, por las razones que sean, ya no están con nosotros.
Aun desde su ausencia, las esculturas de cartón que representaban a médicos y pacientes fallecidos por covid-19 me han servido para reflexionar un poco acerca de lo que significa la muerte y representa este día para México, especialmente en 2020, con lo cual, cuando menos para mí, han cumplido su propósito.
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1 Animal.mx, Ana Estrada, foto de Jacqueline Steffanoli para El Almanaque de Puebla, La historia de la polémica ofrenda en el ayuntamiento de puebla: ¿qué pasó?, 30 octubre 2020, Consultado 30 de octubre 2020.
https://animal.mx/2020/10/ofrenda-ayuntamiento-de-puebla-que-paso-medicos-enfermos-covid-19/
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