¿Soy solo yo o alguien más se identifica con el término “Estrés financiero”?
Nadie dijo que ser adulto fuera fácil, pero no tan difícil y es que la cosa cada vez está peor. Perdón, pero yo que ya tengo muchos años siendo adulta no recuerdo haberme sentido tan asfixiada por el gasto diario como ahora. Recuerdo mis años de adulto joven y de verdad que aunque los jóvenes de ahora no nos lo crean era distinto. Nosotros, esta generación, podíamos tomar decisiones de independencia económica a una edad temprana: casarnos, independizarnos de nuestros padres, adquirir un coche, hacer viajes y costearlos con nuestro sueldo. Ahora, muchos años después y se supone que con más experiencia y madurez, todo es cada vez más difícil.
Las razones y las culpas son muchas y variadas pero la única verdad es que la gran mayoría de los mexicanos vivimos bajo un estrés tremendo por pagar las necesidades básicas, los servicios y los gastos que no podemos eludir. Ya no se trata de darse lujos, es que no nos alcanza ni para la renta y las colegiaturas, estamos endeudados, estresados, irritables y enfermos.
En México hablar de dinero suele ir acompañado de una mezcla de resignación, angustia, frustración y ansiedad, mucha ansiedad. La mayoría de los hogares vive con el constante peso del estrés financiero, esa tensión que aparece cuando el dinero no alcanza para cubrir lo básico o cuando cualquier imprevisto amenaza con desestabilizarlo todo. Y que aunque no queramos afecta nuestras relaciones familiares y sociales, un gasto imprevisto como una enfermedad o un pequeño gusto desbalancea todo el equilibrio, nos lleva a dejar de consumir en otros comercios y servicios por lo general locales lo que afecta a su vez a terceros, nos vuelve irritables, lo que afecta nuestras relaciones personales y nos genera un malestar físico que en muchas ocasiones verdaderamente nos enferma.
Pero, ¿por qué, incluso trabajando duro, tantos mexicanos sienten que no logran salir adelante? El primer factor es el desequilibrio entre los ingresos y el costo de vida. Aunque el salario mínimo ha aumentado en los últimos años, el poder adquisitivo sigue rezagado frente a la inflación. De acuerdo con datos del INEGI y del CONEVAL, cerca del 40% de la población económicamente activa gana menos de lo necesario para cubrir la canasta básica. Esto significa que millones de trabajadores viven en una carrera de resistencia: trabajan más horas, pero el dinero se evapora y no luce ni rinde.
El segundo problema es estructural: la economía informal. Más del 55% de los mexicanos trabaja en condiciones sin seguridad social, sin estabilidad laboral ni prestaciones. Este sector, que funciona como válvula de escape ante la falta de empleos formales, genera ingresos irregulares que dificultan cualquier planificación financiera. Sin ahorro ni acceso al crédito formal, muchas personas recurren a préstamos informales o tarjetas con intereses altísimos, lo que termina agravando su deuda.
A ello se suma la educación financiera insuficiente. En México, pocas personas aprenden desde jóvenes a administrar su dinero, ahorrar o invertir. La cultura del gasto inmediato y del crédito fácil se impone sobre la planeación a largo plazo. Las instituciones bancarias ofrecen productos financieros complejos, pero sin acompañamiento educativo. Y aunque hoy existen más herramientas digitales para gestionar las finanzas personales, la brecha educativa y tecnológica y si también generacional aún limita su aprovechamiento, la mayoría de los usuarios de ese tipo de créditos leemos por encima las condiciones, no entendemos muy bien ni de qué se trata pero al no tener más opciones nos endeudamos por urgencia de cubrir un pago sin darnos cuenta de que solo tapamos un hoyo para destapar otro más grande, generando un ciclo en el que se paga una deuda contrayendo otra. Además, las tasas de interés en México son de las más altas de América Latina, lo que hace casi imposible reducir los saldos si sólo se abonan mínimos, no hay regulación en los costos de los servicios y los productos básicos (y ojo porque uno de los monstruos del monopolio en nuestro país anda coqueteando con la idea de ser presidenciable).
Por otra parte y no me lo van a negar, los servicios básicos y las rentas han aumentado mucho más rápido que los salarios, todo está carísimo, los pagos en los súper mercados y los servicios son exagerados, desmesurados. Tan sólo por ejemplo en la Ciudad de México, la renta promedio de un departamento pequeño en una zona alejada de las colonias céntricas y de mayor plusvalía supera fácilmente los 10 mil pesos, mientras que el salario promedio ronda los 8 mil. Es decir, la vivienda consume todo ingreso, dejando poco o ningún margen para transporte, alimentación o recreación Tenemos en donde vivir pero no nos alcanza ni para comer. En zonas rurales, el problema se invierte: los ingresos son aún más bajos y las oportunidades económicas, escasas.
La precariedad también tiene un componente psicológico: la cultura del “aguante”. Durante generaciones, los mexicanos hemos normalizado el vivir con carencias, hacer “milagros” con poco dinero y considerar el ahorro como un lujo. Sin embargo, esa resignación colectiva perpetúa un modelo donde se sobrevive, pero no se prospera.
La solución al estrés financiero no es únicamente individual; requiere políticas públicas más robustas. Urge fortalecer el salario digno, garantizar empleos formales, generar apoyos reales y efectivos, trabajar en que los servicios públicos sean eficientes ampliar la educación financiera y promover el acceso al ahorro y crédito en condiciones justas.
A los mexicanos no nos falta esfuerzo. Completamente falsa la acusación neoliberal que asegura que el mexicano es flojo y no le gusta trabajar y que prefiere estirar la mano, nada más injusto y fuera de la realidad a los mexicanos nos falta equilibrio entre lo que ganamos, lo que cuesta vivir y las herramientas para administrar esos recursos. Mientras el sistema siga diseñado para que sobrevivir cueste tanto, el estrés financiero seguirá siendo una sombra que acompaña cada pago, cada gasto y cada quincena que nunca rinde lo suficiente.
De Frente Y Claro | Pemex sigue en el ojo del huracán
Por más que el gobierno federal afirme que Pemex saldrá adelante, cada día está peor. Una pequeña muestra lo...
diciembre 4, 2025
Transiciones. En México hicieron falta más Suárez y Fernández Miranda, y menos Fox Quesada y Carlos Castillo Peraza
Las transiciones democráticas entre las de España y de México no pueden ser más disímbolas. De entrada y antes...
diciembre 3, 2025
Al rescate de la industria hípica. Nuestra solicitud a doña Claudia Sheinbaum Pardo, Presidenta de todos los mexicanos
La Industria Hípica de Carreras de Caballos merece un rescate y necesita urgentemente la atención de doña Claudia y...
diciembre 3, 2025
La Adelita
Adelita Grijalva, congresista del Partido Demócrata por el séptimo distrito de Arizona, es hoy todo un fenómeno en Estados...
diciembre 3, 2025