Los Modelos Económicos caducan

Las tendencias etiquetan funciones económicas tiempo antes de ser implantadas, en la simple enunciación del intento o en la simple provocación del esfuerzo interpretativo como...

30 de abril, 2019

Las tendencias etiquetan funciones económicas tiempo antes de ser implantadas, en la simple enunciación del intento o en la simple provocación del esfuerzo interpretativo como reto a la práctica establecida por otros, y por otros debe entenderse al mundo industrializado, probado en sus fanes de crecimiento y orden; el éxito se convierte en una variable diversa y magra cuando el régimen que inspira el sostén de la economía de una nación descansa en los valores o voluntades de un pueblo subyugado en la falacia de resurgimiento y en la redención material, la que compra adhesiones mediante reparto ilimitado de recursos en la precariedad de la captura de voluntades, siempre ligada a tiempos finitos, a dimensiones de alcance de presupuesto a corto plazo, para después instaurar el cetro del control que suple al redentor.

Los tiempos de las naciones son cortos cuando la redención se convierte en freno sistemático de las prerrogativas de las economías que crecen, que redimen una y otra vez el capital para renovar la expectativa de su población, para compensar la participación activa de todos los agentes en ese compás abierto a la inversión, al consejo tutorial de los más experimentados y a los que han acompañado la globalidad imperante y ágil, como conductora de experiencias que existen en el aprovechamiento cotidiano del intercambio.

Aun así, desterrando las tendencias populistas del planeta, que definitivamente ahogan toda perspectiva sana de doctrina económica, las noticias para este 2019, no alientan, no destruyen como tampoco iluminan espacios de otros días de crecimiento económico. El Fondo Monetario Internacional reacciona este mes ante este dilema y alerta ante la contracción China, que define acortar su problema de deuda, y a pesar de esa estrategia, que se antojaría contraria a su papel hegemónico, su tasa de crecimiento bajaría del 7 al 6%. El sacrificio de un punto en la dimensión del comercio mundial y en la captación de capitales, sacude mercados de oferta monetaria en todos los plazos.

Estados Unidos ya muestra su primer ajuste en la emisión de bonos y la tasa de rendimiento por el trimestre que inicia ya supera la redención a diez años de distancia, anunciando una recesión de su economía. México, que no tiene un plan económico definido y tampoco cuenta con un plan B, se aleja de las expectativas de crecimiento y se ahoga en términos de adaptación legislativa laboral y educativa, sin la mira del Tratado vigente con sus socios del norte, del que nunca logrará desprenderse y del que existen capítulos que obligan a la conformación de bloque.

El gobierno actual no lo ve de esa manera, cierra su intemperancia en las cuestiones internas y borra la escena internacional para cuando resulte insostenible la resonancia de sus despropósitos. La transición en turno se encuentra inmersa en proyectos desperdigados en su estructura y hacinados en la concepción e imaginaria de un líder, el presidente, que sostiene amarres de cuerda frágil. Perdemos tiempo precioso en esa dialéctica regresiva e inútil. El mundo al que pertenecemos tiene un capítulo reservado en la definición de nuestra política económica y hace proyecciones de pertenencia o exclusión, tanto da al mundo de la calificación. El entorno del capital llama una sola vez. Premia o sanciona.

Las dimensiones de las economías no repercuten de la misma manera en los planes de las naciones. Estados Unidos enfrenta una recesión creciendo al 3.2% en su primer trimestre. México, apuesta a un 4% anual, disminuyendo su tasa en los primeros meses en sentido negativo y con una expectativa para este año de un crecimiento del 1%. Otra dimensión: los emergentes en Asia, sin China, crecerán al 5% según los estimados del FMI. El mismo Fondo expresa: las economías africanas, las latinoamericanas, las de Oriente próximo y las de países como Afganistán o Pakistán, lo harán por debajo del 2%.

Las condiciones descritas no retan los preceptos de orden económico de las economías de bloque; esto debe entenderse como pauta de entendimiento de normas internacionales de adecuación del capital a proyectos amparados en la nomenclatura del desarrollo compartido y en la apertura de reglas de comercio amplio y entendido. México, simplemente no las sigue, canceló el aeropuerto de Texcoco, inicia un seudo aeropuerto alterno, una refinería que cancelaría el sentido de orientación del capital, y otras ocurrencias que cancelan la participación de capitales del exterior.

La apuesta al crecimiento del 1% en 2019 la sostiene el capital privado; las acciones de gobierno no contribuyen en la certeza que buscan los mercados. El trasplante de la vida pública a las poblaciones que visita el presidente revuelve la toma de decisiones y el furor de la intempestiva displicencia y dilución de poder, crean una ilusión de progreso y avance de la nación. Las congregaciones adaptadas con antelación aplauden el horizonte de un día, el que marca la visita y la exaltación del momento y nada más.

El fervor nacionalista no paga las cuentas. Las cuentas son recursos y los recursos tienen vida finita cuando la dimensión de su dispendio no encuentra horizonte. La confusión que crea el discurso del presidente, en ese afán mañanero que pretende un convencimiento que pierde público por minuto, ya encuentra eco en el olvido y en lo atemporal de su prédica aburrida y repetitiva.

El resguardo de una economía no es excusa de acciones pasadas, no es herencia de prerrogativas de inflexibilidad, no es contestataria de dictados de tribunas de la razón y experiencias de otros. Las acciones de nuestra economía no existen en ningún sentido, eso es lo grave, no descalifican, pero tampoco incorporan. Simplemente claman por lo imposible: un crecimiento del 4% con prácticas del pasado, en esa contemplación que nos brindó nuestro crecimiento sostenido, cuando las economías se cerraban ante ese enemigo que diluyó el tiempo y la historia. Los enemigos se fueron, el concepto antagónico de acecho lo revivió este régimen y lo revivió en nosotros mismos.

La administración de ahora, tercera transición que desde luego no transforma, adelanto conceptual que merecería el juicio de la historia, y lo inserta como precepto doctrinario, desconoce que todo modelo económico, caduca.

 

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