Sense 8 estrena en Netflix y deja a todos boquiabiertos.
Las hermanas Wachowski se volvieron con Matrix (1999) las más influyentes directoras (en ese entonces directores, todavía) del nuevo milenio. Su cinta influyó prácticamente toda la ciencia ficción realizada desde entonces, y revolucionó la utilización de los efectos visuales como no se había hecho en toda la historia. Si bien su trabajo no era del todo original, sí supieron canalizar todas las influencias posibles en sus dos horas de duración; desde Ghost In The Sheel (1995, Mamoru Oshii) y Akira (1988, Katsuhiro Ōtomo), hasta La Pasión de Cristo y Alicia en el país de las maravillas. Tan fuerte fue, que sus siguientes obras no llamaron la atención, aunque en su mayoría fueron exitosas: Dos entregas más de Matrix y un derivado, Animatrix (todas del 2003); V de Vendetta (2005, James McTeigue, ellas sólo produjeron) y Meteoro: la Película (2008). Después de la incomprensión de la crítica y el público hacia El atlas de las estrellas (2012, codirigida por Tom Tykwer) y el fracaso absoluto que fue El destino de Júpiter (2015), nadie esperaba mucho de su primera incursión en las series para Netflix. Sense8, también del 2015, se convertiría en un parte aguas del contenido especial para sistemas on stream, y además, uno de los más impactantes trabajos de las directoras. En ella se cuenta la historia de varias personas unidas por la posibilidad de comunicarse telepáticamente, así como el poder tomar posesión temporal del cuerpo de quien tiene la liga con ellos. Son perseguidos por un tipo que representa a una organización encargada de controlarlos y usarlos para quién sabe qué fines, además de experimentar con ellos. Como los personajes están repartidos por todo el mundo, la serie se filmó en varias ciudades diferentes, una para cada uno, que van desde Islandia hasta la India, pasando por San Francisco, Londres, India y México (con todo y el pinchurriento monumento a la Cabeza de Juárez). Los personajes son un abanico de preferencias y clases sociales, desde homosexuales, transexuales lesbianas, choferes de camiones, asesinos, policías y actores. Cada uno complementa a los otros con sus habilidades y así podemos ver desde la más frágil de las chicas dando una golpiza, hasta al más rudo de los hombres llorando como Magdalena.
El éxito de la serie dio lugar a una esperada segunda temporada, que tuvo un episodio especial de navidad (como la mítica Doctor Who y sus ya tradicionales especiales navideños) y además de repetir su fórmula, eleva su espectacularidad, así como su reparto de personajes y las ciudades que visita. Esto sirve para entender más a fondo los por qué de los personajes, así como saber qué es lo que está detrás de Whispers, el senser (como les llaman a los que comparten las habilidades telepáticas) que persigue a los personajes.
En resumen, el trabajo permite que las Wachowski se rediman del chasco de sus trabajos anteriores. Aquí hay que poner atención en el hecho que quizá lo que echaba al suelo sus producciones era su excesiva duración y lo discursivo de sus parlamentos, algo que el formato (nos guste o no, heredado de la televisión “normal”) de la serie les permite hacer a sus anchas. Curiosamente, a diferencia de El atlas… y El destino…, Sense8 nos deja siempre con ganas de seguir viéndola a costa de no ir a trabajar al otro día por la desvelada. Ahora bien, no todo está bien logrado y por desgracia las realizadoras nos dejan con cierto mal sabor de boca al no saber a ciencia cierta si su intención era el folclorizar de cierto modo las culturas que visitan o crear un universo alterno, diseñado para poder usarlo como lienzo para expresar su visión del mundo. Así, de pronto, es hasta clisé que, por ejemplo, la chica lesbiana sea hija de activistas ex hippies o que la transexual viva en San Franciso y su familia la rechace, o que la hindú viva en un matrimonio arreglado. El caso más extraño es que la mayoría, si no es que todos, los hombres homosexuales sean mexicanos (Lito, el actor, además se dedica a trabajar en cintas de acción de bajo presupuesto que supuestamente están de moda en un México modernista, sin narcos y sin políticos corruptos, lo cual no se sabe si agradecérselo a las directoras o mentarles la madre). Como dato de tribia: Dos de los actores estuvieron en Doctor Who, se los dejo de tarea.
Sin duda un trabajo muy interesante que reflexiona sobre la tolerancia y la hermandad, que, si no conoces, aún puedes ver en Netflix desde su primera temporada. Ahora que la ciencia ficción está plagada de mapaches que hablan, árboles bailarines, refritos de franquicias viejas y atarragada de efectos especiales tan abrumadores que ya no asombran a nadie, curiosamente, los culpables de esta tendencia, le dan la espalda y nos muestran una producción limpia, sorprendente y polémica, no apta para todos, en la que les interesa más el factor humano que la pseudo ciencia.
Para Gisela, te amo, mi flamita. Recuerda que lo que más miedo dan son los sueños cuando se hacen realidad.
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