Hay una magia especial en el musical que ha capturado la atención de Hollywood, que desde la llegada del cine sonoro ha intentado trasladarlo de la escena a los sets, muchas veces con mayor fortuna que sus versiones teatrales. Quizá por la riqueza del lenguaje cinematográfico se ha llegado a consolidar como el más icónico de los géneros fílmicos norteamericanos y ha llegado a tener muchas más variedades que su contraparte escénica y obviamente, los premios de la Academia no han sido indiferentes a este tipo de trabajos.
Melodías de Broadway (The Broadway Melody, 1929, Harry Beaumont), El gran Ziegfied (The Great Ziegfeld, 1936, Robert Z. Leonard), Un americano en París (An American in Paris, 1951, Vincente Minnelli), Gigi (1958, Vincente Minnelli), Amor sin barreras (West Side Story, 1961, Jerome Robbins y Robert Wise), Mi bella dama (My Fair Lady, 1964, George Cukor), La novicia rebelde (The Sound of Music, 1968, Carol Reed) y Chicago (2002, Rob Marshall) son las únicas de este género en haber llegado al galardón a la Mejor Película. La La Land: Una Historia de Amor (2016, Damien Chazelle) fue la favorita hace 2 años para llevarse el codiciado premio, sin embargo, ganó más la tendencia por la “inclusión” y terminó siendo la muy menor Luz de Luna (Moonlight, 2016, Barry Jenkins) la que adorna su vitrina con la estatuilla dorada. Sin embargo, este año hay 2 que podrían en una de esas, llevársela a su casa: Bohemian Rhapsody: la historia de Freddie Mercury (Bohemian Rhapsody, Bryan Singer) y Nace una estrella (A Star Is Born, Bradley Cooper).
De la primera ya habíamos hablado en este espacio y en resumen, es una extraordinaria biopic musical que, más que la historia de Freddie Mercury y la banda Queen, es una fantasía melodramática que vale mucho más como espectáculo que como biografía del cantante. La extraordinaria caracterización de Rami Malek como Mercury lo ha hecho ganar ya varios trofeos y en esta ocasión, tanto él como Christian Bale son los favoritos. Podría ganar el Óscar a Mejor Película si la Academia ve en ella lo que la prensa extranjera al entregarle el Golden Globe, sin embargo, en todo su camino a la estatuilla con el cuerpo del Indio Fernández se ha topado con Roma y Vice, que se han encargado de cortar todas sus ambiciones. Lo que es triste de su caso es que es la cinta más premiada y exitosa de su hábil director, que ni siquiera pudo tener el orgullo de editarla.
La segunda es el 4 remake de What Price Hollywood? (1931, George Cukor) y ha tenido mucho éxito tanto de público como de crítica. Aunque no es la mejor de las 4 versiones y muchos opinan que la de 1954, del mismo Cukor, es superior, hay que aceptar que el debut como director de Cooper es una muy agradable sorpresa. Después del desaguisado que significó la hecha en 1974 por Frank Pierson, esta no pintaba para ser mejor, entre otras cosas porque el realizador debutante insistió en usar como fondo el ambiente de la música Country. En ella se cuenta la historia de un músico alcohólico que conoce a una camarera que además de ser una excelente compositora, canta muy bien. Fascinado con ella, la empieza a apoyar para que logre tener una carrera aunque la de él, poco a poco, está legando a su final. Es un melodrama romántico, es cierto, con tintes clásicos y canciones bastante pegajosas, que sin embargo, vale la pena. La elección de Lady Gaga como la chica cantante en ciernes, es muy afortunada, al grado que ha estado nominada a prácticamente todos los premios de la temporada (aunque son de pena ajena los desplantes que tiene cada vez que nombran a otras en su lugar, y si bien no se porta grosera ni hace aspavientos, resulta por lo menos curioso que a cada fiesta de las premiaciones a la que la han invitado, no va porque se le murió su caballo o porque se le olvidó la leche en la lumbre). No va a ganar el reconocimiento de la Academia, es evidente, porque no tiene los valores suficientes para lograrlo, además que no aporta mucho cinematográficamente. Aunque hay que reconocer que Cooper puede estar tranquilo, ya que su debut resultó, por lo menos, satisfactorio y con gusto se puede esperar a ver su siguiente filme.
Con todo y que ninguna de las 2 va a llegar al podio al final de la ceremonia, hay que aplaudir que seguramente no se van a ir con las manos vacías. Y eso es lo más positivo que les puede pasar en un año en que toda la comunidad cinematográfica se ha decantado en halagos al trabajo de Alfonso Cuarón, quien está dejando el nombre de México en alto ante todo el mundo, muy inmerecidamente por las porquerías de cintas que se filman cada año (y si así le ha ido a Roma, no puedo esperar para ver qué pasa el año que viene cuando nominen esa obra maestra que es Mirreyes vs Godínez, y sí, es sarcasmo).
Al calce: Vayan a ver La mula, de Clint Eastwood, porque ya mero sale de cartelera.
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