El estreno en la misma semana de la última cinta de Christopher Nolan, Dunkerque,y de El planeta de los simios: la guerra pone en manifiesto que lo que se anuncia hoy en día, nada tiene que ver con el producto.
No sé por qué caemos siempre en el engaño. Las compañías productoras anuncian sus películas con, a veces, más de un año de anticipación. En ocasiones no tienen ni un guión, ni director, ni nada, pero ya tienen elenco y hasta título. Y para colmo, aparecen y aparecen tráilers, que están realizados con material que ni siquiera llega al corte final, al grado que el producto terminado no tiene nada que ver en absoluto con lo anunciado, como ocurrió con Suicide Squad (2016, David Ayer), que hoy todavía está enfrentando una demanda porque no se parecen en nada el avance y lo visto en pantalla. Esta semana se estrenaron dos de estos filmes que realizaron este tipo de campaña. Aunque esto no es lo único que los une.
Dunkerque (Dunkirk, 2017, Christopher Nolan), narra lo ocurrido después que los alemanes invadieron Francia durante la Segunda Guerra Mundial, y obligaron a los ejércitos inglés, holandés y francés a tratar de escapar por la costa de Dunkerque. La cinta se enfoca en los intentos de rescate y evacuación.
El planeta de los simios: la guerra (War for the Planet of the Apes, 2017, Matt Reeves) cierra la trilogía de Cesar, el simio inteligente, y se centra en su cruzada por vengar a su familia, que es asesinada en los primeros minutos de la cinta, y después, en la liberación de su pueblo.
Ahora bien, las dos cintas no aparentan tener nada en común, hablando meramente en términos cinematográficos. Aunque las dos son dos productos correctos, muy bien realizados y que funcionan como espectáculos fílmicos y pueden, si uno no se pone muy exigente, funcionar como reflexiones sobre la naturaleza humana y su capacidad de destrucción, en caso de El planeta… y del heroísmo y la solidaridad, en el caso de la obra de Nolan.
Ambos casos están fundamentados en el carácter competitivo y solidario hacia la raza, la patria, la nacionalidad y la especie, y aunque una es pura especulación pseudocientífica y la otra recrea un hecho real, no por eso dejan de hacerlo de forma muy eficiente.
Tomándolas por separado, la de Nolan es quizá su cinta más convencional. Su virtuosismo y barroquismo tradicional queda de lado y se enfoca en contar una historia que para su pueblo (el director es inglés, aunque muchos no lo saben) es significado de valentía y orgullo, como para los mexicanos es el 5 de mayo (básicamente para los que viven en EE.UU.) y para los norteamericanos la batalla del Álamo, es decir, no importan los hechos históricos tanto como lo que significa haber ganado o en este caso, sobrevivido. Según muchos historiadores, lo que para los ingleses fue un triunfo por haber rescatado a la mayoría de sus tropas, para los alemanes significó un error estratégico, porque por las disputas existentes entre los Nazis y los generales del Wehrmacht (los cuales no eran del agrado de Hitler, que prefirió darles la responsabilidad a los pilotos de la fuerza aérea), se pudo haber perdido la guerra.
Pero el director se aleja de estas especulaciones y decide hablar de las acciones de rescate, trata de volverlo una reflexión sobre la supervivencia, la solidaridad y el heroísmo, en las historias de un soldado que intenta escapar como pueda del infierno en que se volvió el puerto, en un maduro civil que junto a su hijo intenta rescatar a los náufragos que pueda, y en un piloto que trata de evitar a toda costa, que la fuerza aérea alemana mate a los varados. Nolan deja de lado los temas de sus cintas anteriores, en las que los seres humanos estaban motivados por la venganza, las pérdidas y la sed de justicia, y convierte su trabajo en una loa al patriotismo, muy en la senda de grandes cintas como Saving Private Ryan (1998, Steven Spielberg) o The Longest Day (1962, Ken Annakin, Andrew Marton y Bernhard Wicki): Y esto no sería nada malo, si no fuera porque conociendo el trabajo previo del autor y apoyándose en lo visto en el tráiler promocional, se esperaba un filme similar a lo hecho por gente como Stanley Kubrick (Full Metal Jacket, 1987) o Terrence Malick (The Thin Red Line, 1998), es decir, un serio, profundo y desgarrador análisis de la naturaleza humana en la guerra.
En el caso de Reeves y su visión de El planeta de los simios, es el cierre de la trilogía y también la entrega más floja de las tres. Aunque comparándola con otras, como The Hunger Games: Mockingjay – Part 2 (2015, Francis Lawrence) o The Hobbit: The Battle of the Five Armies (2014, Peter Jackson), resulta una obra maestra. En ella no se ven grandes escenas de batalla, como ocurría en la 2ª parte, y se vuelve un espectáculo más interesado en mostrar como un mártir, especie de Moisés primate, a César, que sacrificará todo por llevar a su pueblo a la tierra prometida, volviéndose el símbolo que era en las cintas de los setentas y empatando la historia con la versión de 1968 (Franklin Schaffner). Existen efectos visuales más elaborados que en las anteriores y Reeves demuestra que es quizá uno de los directores jóvenes que hay que tener en la mira. Pero por desgracia, no llega a impactar tanto como prometía en sus avances.
¿Cuál es el problema entonces? ¿Qué es lo que hermana a las dos cintas, curiosamente estrenadas en la misma semana? El hecho que ni una ni otra son lo que se vendía y este es un problema tan común que vale la pena profundizar en él. Y la próxima semana, continuaremos con el tema.
Festival de la canción de Eurovisión: la historia de Fire Saga y la decadencia de la comedia americana
Will Farrell es un tipo muy inteligente. Aunque no lo parezca, representa lo que queda de una tradición de...
julio 6, 2020El presidente o ¿a qué diablos huele el fútbol?
El futbol no me gusta. Y no como deporte. Debo reconocer que tiene su dificultad y como todas las...
junio 29, 2020Enmienda XIII o por qué Tenoch le puso el cubrebocas a Chumel
El 1 de junio, una vez que empezaron las protestas por la muerte de George Floyd en Estados Unidos,...
junio 22, 202020 años de amores perros parte 2: 5 lecciones que le dejó al cine mexicano (Y que les valieron m/%#”s a los cineastas)
El 16 de junio del año 2000, un mes después de su primer visionado en el Festival Internacional de...
junio 15, 2020