Dunkerque, El Planeta de los Simios: la Guerra y los tráileres que nos llevan a otro lado (2ª parte)

Los trailers de cine son herramientas de venta de películas, pero no siempre reflejan lo que es la cinta que promocionan

11 de agosto, 2017

Los trailers de cine son herramientas de venta de películas, pero no siempre reflejan lo que es la cinta que promocionan

Los trailers o “avances”, como les llamamos en México, nacieron de forma bastante peculiar. Se dice que, para emocionar al público del serial The Adventures of Kathlyn (1913, Francis J. Grandon), al terminar el primer capítulo, al productor se le ocurrió presentar algunos fragmentos de lo que iba a pasar en el siguiente. Tanto éxito tuvo, que todas las producciones cinematográficas empezaron a copiar la idea, y al final de las cintas se exhibían los “tráileres” (se les decía así porque eran “arrastrados” al final de los rollos de las cintas presentadas), pero como poca gente se quedaba a verlos, se decidió pasarlos antes de empezar la proyección, en lo que entraba la gente. Los generaban los exhibidores y eran simplemente fotogramas o escenas de las cintas, con letreros o interludios, que narraban el contenido de los filmes próximos a exhibir. Al llegar los años sesenta, los se volvieron una parte esencial en la promoción de las películas y algunos autores empezaron a experimentar con ellos. Alfred Hitchcock, Stanley Kubrick, John Huston, entre otros, hicieron obras maestras de tres minutos, que hoy en día son tan valiosos como los trabajos que representaban. En los años setenta, con el auge de la televisión, se empezaron a realizar pequeños avances de menos de un minuto, que intentaban muy brevemente, presentar los filmes. A esos se les llamó teaser (pieza de rompecabezas, en inglés) y en los ochenta llegaron a ser tan impactantes que hoy en día, la gente recuerda más, por ejemplo, el que se hizo para Back To The Future (1985, Robert Zemeckis) que el tráiler mismo. En 1998, Star Wars: Episode I – The Phantom Menace (1999, George Lucas), llegó a generar tal expectativa que muchos, al saber que el avance se iba a presentar como compañía de las películas The Waterboy (1998, Frank Coraci), Meet Joe Black (1998, Martin Brest) y The Siege (1998, Edward Zwick), compraron los boletos para sus estrenos, entraron a la sala y al terminar el promocional, se salieron sin ni siquiera ver los créditos de los filmes.

De esta manera, el día de hoy, principalmente por el ruido que causan las producciones de superhéroes, los trailers se volvieron piezas cada vez más exitosas que las películas que de donde se desprenden. Son realizados en ocasiones con material que se filma en la mañana, sin saber si este va a llegar al corte final de la cinta. Se hace un teaser, después un primer tráiler, un segundo y a veces un tercero, cuarto y hasta quinto, varios para televisión, algunos exclusivos para YouTube y en otros casos, material exclusivo para las convenciones de cómics y fantasía o para los festivales internacionales. Hay algunos que son tan esperados que hasta se hacen funciones de prensa y premieres con los intérpretes. El problema radica en que muchas veces, cuando se presenta el primer vistazo, no tiene nada que ver con el producto exhibido finalmente:

Avengers: Age of Ultron (2015, Joss Whedon), presenta en su teaser una versión muy diferente de su villano, el tal Ultron, al que aparece en la cinta, mientras que el de Captain America: Civil War (2016, Hermanos Russo) usa tomas que no se emplearon en el filme o que están filmadas desde otro ángulo. El caso más extremo fue el de Suicide Squad (2016, David Ayer), que como contaba en el texto anterior, no se parece en nada al filme que promueve. Lo que reflejan los tres espectaculares cortos que se emplearon, es un filme oscuro y hasta un poco tenebroso, muy espectacular y violento, cuyo villano sería un pésimo Guasón, interpretado por Jared Leto. Al final, lo visto en la pantalla es una cinta divertida, sí, pero en la que el antagonista es una bruja malvada y no el payaso asesino, que aparece unos diez minutos del metraje más o menos. El asunto desembocó en una demanda de un espectador que se sintió engañado y al pedir que le rembolsaran el costo de su boleto, fue motivo de burla de empleados de la sala en que la vio. A él lo siguieron otros más y hoy en día no se sabe en qué terminó la cosa.

Los últimos casos fueron precisamente el de Dunkerque y El planeta de los simios: la guerra.

Aunque los dos son grandes filmes, sus avances son muy diferentes a lo que son. El primero, presenta casi como protagonista a Cillian Murphy, quizá porque él y Tom Hardy en estos momentos cuentan con más popularidad que el resto del elenco. En lo exhibido, el actor aparece unos 15 minutos y su papel no parece ser lo que se esperaba por los previos que, además, presentaban un ritmo más frenético y daban la idea de una película menos convencional que lo que resultó ser. Aclaro, es una gran cinta, e incluso, no me desagradaría que ganara el Óscar el próximo año, pero debo reconocer que no tiene nada en común con lo prometido.

El segundo caso es similar. En los cuatro avances previos (más el increíble teaser, los avances de personajes y demás) se presenta como una guerra entre humanos y simios, pero en realidad, toda la cinta es la preparación a una fuga y una venganza, y la batalla final, que se prometía sería entre monos contra comandos, resulta ser entre dos fracciones diferentes de humanos. Con todo, la película vale mucho la pena y es un excelente cierre para la que es, quizá, la mejor trilogía de la década, y una de las mejores de la historia.

Al final, lo que queda es la sensación de que a uno le vieron la cara. Según PROFECO, publicidad engañosa o abusiva es “aquélla que refiere características o información relacionadas con algún bien, producto o servicio que pudiendo o no ser verdaderas, inducen a error o confusión por la forma inexacta, falsa, exagerada, parcial, artificiosa o tendenciosa en que se presenta”. Y en este sentido, lo que se está promoviendo y lo que se está viendo en las salas, es totalmente diferente y, de una manera estricta, cualquiera podría demandar o simplemente, denunciar el engaño al que nos estamos enfrentando. El tráiler de Las hijas de Abril (2017, Michel Franco), una excelente cinta mexicana, quizá por el hecho de ser un trabajo personal y de muy bajo presupuesto en comparación con los especímenes arriba mencionados, incita al espectador a aventurarse a la sala a ver cómo se soluciona el asunto que anuncia, sin engaños, quizá vendiendo la trama un poco. Pero es sorprendente cómo en un solo vistazo, puede reflejar lo que se debe esperar, mientras que los grandes productos de Hollywood usan tres, cuatro y hasta cinco miradas a la nada, a lo que nunca vamos a ver. A eso, en mi barrio, le llaman tener muy poca madre.

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