Deadpool 2, Ryan Reynolds sacando mujeres del refrigerador

Deadpool 2 enfrenta al carismático antihéroe a su mayor villano: la corrección política.

25 de mayo, 2018

 

  • Deadpool 2 enfrenta al carismático antihéroe a su mayor villano: la corrección política

La sinopsis oficial de Deadpool 2 (2018, David Leitch), cuenta que:

“Después de haber sobrevivido un ataque bovino casi mortal, un desfigurado chef de cafetería (Wade Wilson) lucha por cumplir su sueño de convertirse en el barman más atractivo de Mayberry, mientras aprende a lidiar con la pérdida de su sentido del gusto. Wade, quien busca recuperar la chispa de la vida, así como un condensador de flujo, deberá pelear contra ninjas, el yakuza y una jauría de perros sexualmente agresivos, mientras viaja por todo el mundo para descubrir la importancia de la familia, la amistad y el sabor —encontrando un nuevo gusto por la aventura y recibiendo la codiciada taza de café con el título al ‘Mejor amante del mundo’”.

En ese texto, se puede percibir que el ambiente fársico, paródico y bufonesco, es lo que reina en la cinta. Toneladas de referencias, autoparodias, cameos, desparpajo y sobre todo, total incorrección política, son lo que inunda uno de los filmes más polémicos, esperados y divertidos de los últimos meses. Si desde la sinopsis no existe rigor, lo menos que puede hacerse es tomar en serio un filme que, como se ha visto desde la entrega anterior, lo que menos busca es volverse una obra maestra, lo que, irónicamente, pudo llegar a ser.

Sin embargo, como siempre ocurre en este mundo, algunas personas ven “moros con tranchetes” en cualquier lado – o moras, en este caso.

Pocos días después del estreno del filme, en redes sociales, para variar, se publicaron algunos comentarios mencionando que la cinta trata mal a los personajes femeninos a los que, según grupos pro–feministas, se les victimiza para usarlos como mera motivación para los héroes. Según dicen, es el ejemplo perfecto del concepto de la “mujer en el refrigerador”, creado por la guionista de cómics y escritora Gail Simone, quien basándose en el asesinato y posterior colocación dentro de un congelador, junto a la comida y las sobras, de Alex DeWitt, novia de Kyle Rayner, la encarnación noventera del superhéroe Green Lantern, en el número 54 de su cómic, analiza la situación de la mujer en la historieta como un objeto que dispara la valentía del héroe. Irónicamente, Simone sería guionista de algunos de los números de la historieta de Deadpool.

La cinta cuenta lo ocurrido cuando, después de la primera parte, “el mercenario bocazas” se ha dedicado a aceptar encargos al por mayor. Uno de sus trabajos era acribillar a un narcotraficante ruso, pero al fallar en su misión, éste intenta matarlo y por desgracia, asesina a la novia del polémico superhéroe, quien a partir de entonces intentará infructuosamente suicidarse. En esas se encuentra cuando llega Cable, un viajero del futuro, cuya misión es liquidar a un adolescente mutante. Deadpool, entonces, buscará la manera de proteger al niño, aunque para lograrlo deba reunir a un grupo de diversos súper poderosos.

De entrada, uno se puede percatar que no hay nada serio en el filme. Desde la secuencia de créditos, en la que se menciona que es “Dirigida por uno de los tipos que mataron al perro de John Wick”, en referencia a un filme anterior del realizador David Leitch, uno sabe a lo que se atiene. Su humor transita de lo vulgar a lo fino sin encontrar distinción. Una de las bromas más logradas es la constante mención que se hace al parecido de la canción Papa, Can You Hear Me?, del musical Yentl (1983, Barbra Streisand) y Do You Want to Build a Snowman? de Frozen (2013, Jennifer Lee y Chris Buck); y como esa hay muchas más. Chistes sobre películas de Marvel, de los X-Men, incluso, a la competencia, DC, entre muchas otras, sumado a una acción hiperquinética y algunos gags de pastelazo (pero con mucha sangre), son los ingredientes que se mezclan para lograr una divertida farsa, que a veces parece filmada por los Monty Pyton y en otras por Adam Sandler. No hay un solo momento en que se detengan la risa y la parodia, y lo que menos importa a finales de cuenta es la trama que, por momentos, pasa a un tercer plano, únicamente para que se divierta el público.

No. No estamos ante la obra maestra del cine de superhéroes. Sin embargo, podríamos estar enfrente de una de las mejores comedias comerciales de lo que va de la década. Un filme que en ocasiones pareciera dirigida por un Jay Roach (autor de la saga de Austin Powers) metido en una orgía de éxtasis con Quentin Tarantino.

En medio de diversos escándalos (que si T.J. Miller, quien interpreta al mejor amigo de Deadpool, fue acusado de conducta violenta y violación, que si las feministas ya se quejaron, que si FOX prohibió un chiste sobre su fusión con Disney, que si el adolescente que aparece en la cinta no pudo verla por ser menor de edad, etc.), lo único verificable es que es una película disfrutable y bien hecha, que sorprende porque, aunque le faltó cierto encanto de la original, es superior en muchos aspectos a su predecesora.

La teoría de la mujer en el refrigerador queda expulsada del todo cuando, en un arranque de genialidad, el personaje viaja al pasado para evitar el asesinato de su amada y así, deshacer toda la cinta y con ella llevarse de paso la primera y vergonzosa aparición de Deadpool en el cine, e incluso, borrar de tajo los errores de su intérprete, Ryan Reynolds, al evitar que filme Green Larntern (2011, Martin Campbell), trabajo que más lo avergüenza. Si los que la acusaron de sexistas se hubieran dado siquiera la tarea de verla y quedarse en los créditos, hubieran entendido que tomar en serio la obra era una tarea estéril e infructuosa, un intento más de descalificar lo que se les ponga delante y que consideren que les agrede. Curioso sobre todo, resulta ser que la comedia más grosera y agresiva del año sea, a su vez, más inofensiva que, por ejemplo, una cinta para niños como Isla de perros (2018, Wes Anderson), que analiza de forma muy divertida a la sociedad y la critica muy duramente a su vez. Dicen que cuando estás enojado, hasta lo que no comes te hace daño. Y hoy por hoy, Deadpool es un plato ligero que causa mucha indigestión.

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