La utilidad de lo inútil

Nuccio Ordine, en su pequeño ensayo La utilidad de lo inútil, hace referencia a un fragmento del libro Ciudades invisibles...

12 de abril, 2016

Juan Francisco Hernández

Nuccio Ordine, en su pequeño ensayo La utilidad de lo inútil, hace referencia a un fragmento del libro Ciudades invisibles, de Italo Calvino, en el que se refiere a un diálogo entre el viajero Marco Polo y el gran Kublai Kan.

En este diálogo hablaban del infierno de los vivos. «El infierno que ya existe y que está aquí y habitamos todos los días; el que formamos todos juntos», en sociedad.

Aunque el ensayo habla de la literatura y la necesidad de la lectura de los clásicos (algo que para muchos es inútil) y de otras actividades que parecen en desuso, también habla de la necesidad de que los gobiernos privilegien la educación y la cultura, aún en tiempos de crisis. El fragmento anterior del diálogo entre estos dos hombres de la antigüedad, me llevó a hacerme la siguiente pregunta:

¿Por qué para el gobierno de México parece ser tan inútil favorecer la educación y la cultura?

Lo que está ocurriendo en México es parte del infierno de los vivos del que hablaban Marco Polo y Kublai Kan. La inseguridad, el narcotráfico, la violencia creciente y desmedida; el desempleo y la pobreza; la falta de respeto a las leyes; la escasez de inversión y crédito; un sistema empresarial donde todavía prevalecen los monopolios y las licitaciones arregladas; un sistema tributario desigual; un sistema educativo deficiente; un gusto por la cultura kitsch y un enorme desconocimiento de la cultura clásica; una sociedad clasista que desprecia a las otras clases; una corrupción política desmesurada y una corrupción social generalizada.

Según el ensayo de Ordine sólo hay dos formas de no sufrir ese infierno («El infierno de los vivos»): La primera, resulta muy fácil para muchos, y consiste en aceptar ese infierno y volverse parte de él, hasta el punto de no verlo más. La segunda es mucho más difícil que la primera, ya que exige atención y aprendizaje continuos. Esta consiste en «buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar y darle espacio».

Una posible respuesta a la pregunta que me hice anteriormente podría ser la siguiente: Los gobiernos no dan prioridad a la educación y a la cultura porque, parafraseando el título del ensayo de Ordine, La utilidad de lo inútil (ironizando acerca de que para muchos la educación y la cultura, sobre todo ésta última son inútiles), en las élites del gobierno parecerían poco necesarias para sus propósitos más inmediatos: adquirir, perpetrarse y servirse del poder. Tienen la creencia de que serán las generaciones futuras las que recogan los frutos de esos esfuerzos, pero no se dan cuenta de que una sociedad más educada y más culta no sólo traería beneficios en el largo plazo sino también en el corto.

Costa Rica, un país que hemos estudiado de manera importante en la universidad en la que trabajo, abolió en 1948 el ejército, creó una policía única, «la guardia nacional», hizo un convenio de protección militar con los Estados Unidos y asignó los recursos que antes destinaba al ejército a la educación y a la cultura, con resultados sobresalientes. El otro caso es el de Finlandia, que ha apostado muy fuerte por estos rubros y hoy tiene la mejor educación en el mundo. La calidad de vida en el país se encuentra entre las primeras, con niveles muy altos de industrialización, inversión y tecnología.

Si la educación y la cultura a muchos les parece algo inútil, motivo por el que no las promuevan de la manera adecuada, una cosa cierta, según Ordine, es cierta: si las dejamos morir, renunciaremos a su «fuerza generadora», si únicamente vamos tras lo que nos trae un beneficio inmediato (económico o político), «sólo produciremos una colectividad enferma, sin memoria y extraviada que acabará por perder el sentido de sí misma y de la vida». Y entonces resultará muy difícil que el «ignorante homo sapiens» pueda contribuir a hacer más «humana la humanidad».

¿O acaso será que todavía existe en las esferas del poder esa vieja idea de que teniendo a un pueblo poco educado y poco culto, se le puede manipular con más facilidad?

Quizá, pero eso, las nuevas tecnologías de la comunicación, lo están cambiando.

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