“Nuestro país está cada vez peor” o “La pobreza y desigualdad que hay en el país nos asemejan más a Venezuela que a Suiza” son sólo algunas de las frases que escucho y leo con inusitada frecuencia en estas últimas semanas, agitadas en el ámbito político. Por ello, bien cabe preguntarse: ¿realmente estaba México mejor en décadas anteriores? ¿sus condiciones actuales se asemejan más a las de aquella nación latinoamericana que a aquella otra del centro de Europa, rodeada por los Alpes? ¿Realmente dónde está posicionado nuestro país a inicios del 2018?
Veamos.
EXISTEN MILLONES DE POBRES EN EL PAÍS
La premisa arriba mencionada es correcta sin duda, aunque cabe llevar más allá el análisis: de los cerca de 40 millones* de connacionales que actualmente viven en condiciones de pobreza laboral, 24 poseen ingresos inferiores a los cinco mil pesos mensuales. Dichos números representan una condición que subsiste a pesar del tiempo y de los esfuerzos realizados. En el año 2012, el número de mexicanos en pobreza extrema ascendía a 11.5 millones*. El día de hoy, en 2018, asciende a poco más de 9 millones*. Resulta relevante mencionar también que absolutamente ningún programa en materia social o presupuesto alguno podrá reducir a cero la disparidad entre ambos sectores, como no lo han logrado tampoco economías avanzadas como las de la Europa occidental (en Suiza, uno de los países más ricos del mundo, la cifra de individuos en situación de pobreza alcanza casi el 10%* de la población) como tampoco EUA (cuyo total de individuos en situación de pobreza asciende a los 23 millones de estadounidenses*) ni tampoco las economías latinoamericanas emergentes de mayor preponderancia.
Por otro lado, en los países con regímenes de tendencias socialistas y durante el mismo período, las condiciones se han deteriorado con alarmante rapidez. En los últimos tres años, el porcentaje de venezolanos en condiciones de pobreza pasó del 48.4% en 2014 al 87.0% en 2017, con el 61.2%* de la población viviendo en condiciones de pobreza extrema, acorde con la Encuesta Sobre Condiciones de Vida (ENCOVI) publicada en febrero de este año. La Comisión de Política Exterior alertó ya a la OEA, la ONU, así como a Brasil y Colombia (países fronterizos) que estén atentos a brindar ayuda humanitaria.
En México, del 2012 al 2016, la cifra de mexicanos en situación de pobreza extrema pasó de 11.5 a 9.4 millones, es decir, del 9.8% de la población al 7.6%*. En términos nacionales, entidades como San Luis Potosí, Querétaro, Baja California y Zacatecas, junto con otros 10 estados de la República, han logrado disminuir la proporción de pobreza laboral en los últimos años; en el lado opuesto, se encuentran los estados de Chiapas, Oaxaca, Hidalgo y Tabasco, por mencionar algunos.
En términos económicos, la tasa de inflación en nuestro país se situó en 5.34%* (febrero 2017 -febrero 2018) de modo que muy distantes parecen hoy los dos o incluso tres dígitos que eran recurrentes a finales de los años setenta y durante buena parte de los ochenta, acompañados de fuertes devaluaciones. Aquellos que no lo vivieron (que cuentan con 30 años o menos) poseen una vasta cantidad de información disponible para revisar acerca del tema o pueden recurrir a su familiar más cercano para pronta referencia. Cuando el modelo nacionalista, la sustitución de importaciones y el denominado “desarrollo estabilizador” no dieron para más, nuestro país debió enfrentar su realidad y analizar sus posibilidades, así como emprender a pasos agigantados los cambios que le permitieran hacer frente a necesidades cada vez más mayores.
En México, la inflación pasó de tres dígitos en 1987 (159%) a uno solo a finales del 93 (8%). Para marzo del presente año, se ubicaba en 5.17%*. La de Suiza, se situó en .35%. En Argentina rondaba el 22%* a finales del 2017. En Venezuela fue de 2,616%* en el mismo período (fenómeno conocido como hiperinflación) la mayor del mundo actualmente.
Esto es, con los datos del primer trimestre del año, adquirir la totalidad de productos de la canasta básica en México ($1,575.00 pesos) requiere 18 días de salario mínimo ($88.36 pesos/día). En Venezuela para adquirir la misma ($52,680,900.98 bolívares) se requieren 134 días de salario mínimo ($392,646.46 bolívares/día).
A pesar de haber llegado tarde al intercambio global, México es actualmente un lugar atractivo en materia de oportunidades de inversión y diversificación de mercado, abriendo brecha para productos tanto de lujo/especializados como a empresas de low cost, reduciendo los monopolios, potenciando la competencia y permitiendo mejoras en cuanto a la relación precio/calidad se refiere, tanto en productos como en servicios. El cambio en el modelo, una visión de largo plazo y una política económica adecuada, ha permitido mantener la tasa de inflación controlada durante los últimos 20 años.
En nuestro país desde 1998 a la fecha, absolutamente todos los indicadores sociales han mejorado: acceso al crédito, fomento a las exportaciones, inversión, promedio de vida, acceso y consumo de alimentos, nivel de escolaridad, acceso a la salud, agua potable, luz eléctrica y acceso a la vivienda, entre otros. Desde la apertura del mercado en el 95, se ha desarrollado un notable intercambio de productos y servicios que provienen de distintas partes del orbe y la iniciativa privada está hoy por hoy más asentada que nunca, prueba de ello es la oferta no sólo comercial, sino también la laboral.
El día de hoy México se encuentra en un estado de pleno empleo; es decir, la tasa de desempleo se encuentra alrededor del 3.4* por ciento, la cuarta mejor de los 35 países que integran la OCDE. En Estados Unidos a diciembre de 2017, la tasa de desocupación se situaba en 4.1%. La de Suiza, al último trimestre del 2017, se encontraba alrededor de los 4.6%. España con 16%, Francia con 8.9% y Finlandia, con 8.4%, ocupan los puestos más bajos del listado, con las mayores tasas de desempleo.
Como colofón, el déficit comercial del año 2017 fue de $10,875 millones de dólares, esto es, 17.1% menor en comparación con el 2016. Una mejoría cercana al 20%. Las exportaciones nacionales de mercancías sumaron $35,825 millones de dólares. Un incremento del 7.9%*.
Por otro lado, y a pesar de las alertas que han emitido numerosos países extranjeros con respecto a las zonas de riesgo, México ha pasado a ocupar el octavo puesto en cuanto a recepción de turistas extranjeros, al atraer una cantidad cercana a los 35 millones de viajeros; en los últimos tres años nuestro país ha logrado escalar cuatro puestos en el Ranking Mundial de Turismo, lo cual representó un incremento del 12%* del 2016 al 2017 e ingresos por $21,300 millones de dólares. Del 2013 al 2016, Suiza reportó una pérdida en ingresos superior al 7%* en cuanto a turismo se refiere, pasando en materia de destinos del sexto al décimo puesto acorde con los datos del Foro Económico Mundial. Estados Unidos, bajo la era Trump y debido en buena medida a sus políticas gubernamentales en materia migratoria, reportó una caída en el número de visitantes internacionales en 2017 del 10.1%* con respecto al año anterior, con una pérdida en el primer trimestre del año equivalente a $2,700 millones de dólares.
ES QUE EN MÉXICO LOS GOBERNANTES SON TERRIBLEMENTE CORRUPTOS
Aseveración que resulta irrefutable y hay numerosos incidentes que así lo comprueban. Transparencia Internacional, en su última versión del Índice de Percepción de Corrupción (2017*) otorgó a México 29 puntos sobre 100 posibles. Brasil, hasta el año pasado mejor posicionado, obtuvo 37 (aún sin ponderar la reciente condena de Lula da Silva). Los Estados Unidos obtuvieron 75 puntos. Venezuela obtuvo 18, superando únicamente a Somalia, Corea del Norte, Afganistán, Siria y Sudán del Sur.
Uno de los mayores reclamos civiles se cierne sobre la transparencia y la rendición de cuentas. Y en ello, estoy totalmente de acuerdo. Sin embargo, resulta errado considerar que es un partido (o un grupo de individuos) el corruptible y los demás carecen de dicha propensión. Para corroborar dicha aseveración, basta con que se dé una vuelta a su delegación o presidencia municipal más cercana. En términos internacionales, basta con voltear a ver a Brasil, Argentina, Venezuela o Corea del Sur. Nuestro país ha crecido y mejorado a pesar de las corruptelas de todos los partidos, sin exceptuar a ninguno, NINGUNO. No cabe duda de que éste es uno de los rubros prioritarios en los que se debe de mejorar. El que atañe a la corrupción es un tema fundamental para nuestro país, aunque siempre he insistido (e insistiré) que esto corresponde a cuestiones de carácter sociocultural y que no se ciñe únicamente al ámbito político.
El tema de la seguridad, considero, es otro de los rubros que debe atenderse de manera prioritaria. Del 2016 al 2017 y acorde con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) el crecimiento de la incidencia delictiva a nivel nacional tuvo un incremento del 10.26 por ciento. En 22 de las 32 entidades federativas, los actos ilícitos tuvieron un incremento significativo, acorde con la información otorgada por el mismo sistema.
Estos son los cambios que México necesita: mayor inversión, transparencia, crecimiento, seguridad y un pleno estado de derecho. Pero “creer” que cualquier modelo u opción resulta mejor, eso es algo muy diferente.
Y es aquí donde debe entrar el análisis puntual de cara al sexenio que viene, no la visión en blanco o negro por la que muchos pugnan; si existen más de 40 millones de connacionales en situación de pobreza (en alguna de sus clasificaciones), ¿qué hay de los 80 millones de mexicanos restantes? Si usted como yo (y tantos otros) se levanta diariamente para trabajar y se esfuerza cada día por su familia, entonces bien convendría tratar de indagar tanto en las condiciones actuales del país, sus antecedentes históricos y su perspectiva a futuro.
PROMESAS Y DATOS
Dado lo anterior, considerar el discurso del “pésimo estado” que guarda el país, con el subyacente mensaje de que un giro de timón en cualquier sentido resultará bueno per se resulta una mentira a todas luces o bien una necedad acomodaticia; el hubiera no existe y lo que si existe y ya lo experimentó nuestro país fue un modelo (1970-1981) apoyado prioritariamente en el mercado energético, en el proteccionismo arancelario, en el establecimiento de monopolios y oligopolios y la eliminación de mecanismos de autorregulación del mercado. Tiempos de la famosa “fayuca” y decisiones arbitrarias en materia política y económica. Tiempos de caprichos nacionalistas. Tiempos de populismo. De promesas irracionales y poco más.
Por ello los postulados los que refiere “ese cambio” tan mencionado, siempre lo he dicho, no poseen mayor apego a la realidad más allá de una base retórica que se aprovecha del catastrofismo y del populismo; ese que propone congelar precios de los combustibles (a través de subsidios que no es más que aumento de deuda gubernamental), incremento de salarios por decreto (inflacionario), que niega la existencia del estado de derecho (cuando le conviene), sin idea de cómo crear más y mejores empleos producto de la iniciativa privada, con un aumento del gasto público y que pretende volver al Estado centralizado, burocrático, “que produzca todo lo que consume” (en una época de intercambio global) bajo el ambiguo término de “economía mixta”.
Claro que siempre existirá la posibilidad de hacer caso omiso a todo lo anteriormente expuesto y seguir considerando que hoy por hoy ¡el país está peor que nunca o! o que ¡cualquier opción es mejor! Cuando no existe forma alguna de aceptar semejante falsedad, ya sea comparando la situación de México con respecto a décadas anteriores o analizando a los demás países con los que puede establecerse un elemental posicionamiento en términos reales.
De que una nación como la nuestra puede empeorar y rápido (a través de un manejo económico precario, recurriendo a subsidios, propiciando una restricción de inversiones y del movimiento de bienes y capitales) de eso no cabe el más mínimo atisbo de duda.
El gobierno venezolano ha referido, respecto de la situación catastrófica en que está sumergida actualmente y mediante un comunicado oficial, que es culpa de los empresarios “de derecha” que buscan derrocar al presidente, quienes han inventado dicha crisis, “esos agentes de la oposición, vende patrias y traidores” y que, por el contrario, Maduro está trabajando por la igualdad y el bienestar social.
¿Le suena familiar?
Nos leemos en dos semanas.
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*Datos Obtenidos de: World Bank Open Data, Coneval.org.mx, Banxico.org.mx, Organización Mundial de Turismo (OMT), transparency.org Research Overview, Ucab.edu.ve y Fondo Monetario Internacional imf.org.
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