El triunfo electoral
Se cumplió a la tercera. Andrés Manuel López Obrador logró su objetivo de alcanzar la Presidencia de la República, con una contundente victoria que representó el 53.17% de la preferencia entre los electores, misma que ejercerá en el período 2018-2024.
Dicho de manera puntual, lo que pasó se venía gestado tiempo atrás, no fue algo repentino o espontáneo. De hecho, ya había muestras de ello desde las elecciones intermedias. El voto útil, ese otro gran perdedor de esta elección, resultó siempre un placebo para postergar lo que se venía cocinando. Eventualmente, tenía que pasar.
Por otra parte, quien le dio la lectura de que el sufragio morenista podía entenderse como uno “en contra de la corrupción” se equivocó flagrantemente. Fue uno de hartazgo, de cambio y de renovación, más allá de cualquier otra cosa.
Lo que se votó el domingo 1 de julio tenía que ver, específica y puntualmente con el PRI, el PAN y el PRD como partidos y como gobierno; se votó entendiendo (o sobreentendiendo) a estos como responsables de la “debacle” del país, que había invisibilizado a muchos favoreciendo a otros, mantra de la campaña obradorista. Tanto el PRI como el PAN, por no hablar del PRD, sufrieron su mayor derrota electoral en décadas.
Durante las semanas previas a la elección, sobre todo en redes sociales, leí recurrentemente: “Ya gobernaron el PRI y el PAN, ahora toca darle oportunidad a MORENA” y también: “Ahora prefiero que me roben otros y sanseacabó”.
Quizás ahí, oculto entre semejante simpleza, radicó lo que muchos tratamos de analizar a lo largo de la campaña, otorgando argumentos falaces. El triunfo morenista se encargó de demostrar en esta elección que el voto masivo (entusiasta, aunque irreflexivo, así como tribal y totémico) está vigente; se votó por el partido de Obrador, no por candidatos o individuos. Y acorde con la petición de Andrés Manuel y sus voceros se votó parejo, en gran parte del país.
Los resultados están a la vista. Peccata minuta.
Durante meses circularon notas e investigaciones que pintaban de cuerpo a entero a los diversos candidatos de Morena a las gubernaturas y a las cámaras (Barbosa, Cuitláhuac, Sansores, Gómez Urrutia, etc.) que en nada disuadieron a los votantes en términos generales. Se votó “por otros”, diferentes del PRIAN, aunque al final sean los mismos. Giro de 360 grados para, con el carro completo, terminar parados donde estábamos políticamente en 1982. Ahora, “a darles chance”.
Hace más de dos años y refiriéndome a las candidaturas independientes, escribí que había que empujar, como sociedad civil, la profesionalización del servicio público. Que el perfil debería tender a adecuarse a la función y debíamos exigir mejores antecedentes para los cargos de elección popular; de otro modo, lo que sucedería es que bajaríamos el rasero y cualquier figura pública, por más incapaz que fuera, terminaría por ser la regla y no la excepción.
Hoy, más de una semana después de la votación, tras el júbilo y los festejos, hay quienes comienzan apenas a descubrir quienes son los personajes que habrán de representarlos tras el voto que tachó todo lo que llevaba Morena escrito en él, surgiendo algunos que ya han alcanzado notoriedad como Pedro Carrizales “El Mijis” en San Luis Potosí (que posee antecedentes delictivos por robo y allanamiento de morada), los dos ganadores municipales que actualmente están presos (Alfonso Miranda por Amacuzac, Morelos, por secuestro, extorsión y delincuencia organizada así como Francisco López Villafranca, de San Carlos, Tamaulipas, detenido por homicidio y asociación delictuosa), la senadora por Baja California que apareció en un video en estado de ebriedad, burlándose de sus contrincantes (Alejandra León Gastélum), entre muchos otros. Ah, y en otro caso sui generis, tenemos la alcaldía de Cuernavaca, en la cual Morena resultó ganador (con el 30% de la votación) sin tener siquiera candidato alguno, dado que días antes de la elección, el TEPJF canceló la candidatura de José Luis Gómez “El Choche” y la candidatura del exárbitro de futbol Gilberto Alcalá, no fue avalada por los magistrados.
Considerando lo anterior, si en algún momento resultó risible o criticable (con razón) la inclusión de Carmen Salinas en el Congreso, hoy toca exigir como ciudadanos y electores, a exactores, experiodistas, exactrices, exfutbolistas, varios delincuentes y un exstripper, todos sin experiencia alguna en la gestión pública, la resolución de los problemas estatales, delegacionales, municipales y distritales del país.
Adiós meritocracia, militancias y votos duros. Adiós también, a la profesionalización de la función pública.
Sólo Guanajuato se pintó de azul, ante la ola color vino. Y de naranja Jalisco, si consideramos la victoria de Enrique Alfaro con Movimiento Ciudadano.
El final de la luna de miel
Del lado del gobierno entrante, el mensaje de momento es: no arreglar lo que no está roto.
Así pues, tras haberse efectuado la reunión de López Obrador con el aún presidente en funciones Enrique Peña Nieto, Carlos Urzúa, el flamante secretario de Hacienda de la próxima administración salió a decir que no habrá cambios en el precio de las gasolinas y que la misma seguirá subiendo acorde como lo haga la inflación.
Nada de congelar el precio de los combustibles.
También recalcó que México es un oasis ante los ojos económicos del mundo, haciendo referencia a otras naciones de la misma región y que el PIB nacional supera al de Italia, por lo que estima un crecimiento del 2.5% para el año entrante.
Por otro lado Alfonso Romo, el jefe del equipo de transición de Morena, declaró recientemente que no se prevén cambios en la reforma energética; también, recordó a varios inversionistas con los que se reunió, que López Obrador tendrá un enfoque moderado respecto del gasto público dado que no existen los recursos para financiar mucho de lo propuesto en campaña.
Asimismo, más pronto que tarde, Héctor Vasconcelos ya fue sustituido de un eventual nombramiento para la Secretaría de Relaciones Exteriores, cediendo su lugar a Marcelo Ebrard Casaubón (si, el de la línea 12 del metro) que, salvo por su autoexilio en París tras el desfalco multimillonario, poco conoce de relaciones diplomáticas. A aprender y rápido (como diría Videgaray) porque el TLCAN deberá estar para diciembre.
Bienvenidos pues, a la cuarta transformación de la República.
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