23 años y 4 sexenios presidenciales tuvieron que pasar para que el problema de pensiones fuera abordado con seriedad, pero como lo mencioné anteriormente, la solución llegó demasiado tarde, razón por la cual el gobierno federal se vio obligado a incrementar la pensión mínima garantizada, para de esta manera asegurarle un ingreso suficiente para sobrevivir a quienes comiencen a retirarse por el sistema de Afores, pero esa diferencia que el gobierno federal tendrá que pagar saldrá de nuestros impuestos y ahogará al ya exageradamente austero presupuesto del gobierno federal.
Por lo que para aplicar esta reforma de forma eficiente se requerirá de aprobar una reforma fiscal para atender tres problemas que generará la aplicación de la reforma de pensiones:
- 1 Obtener recursos para financiar la pensión mínima garantizada, y la pensión para el bienestar
Debido a que, según estimaciones de 2017, por lo menos el 75% de los trabajadores recibirán pensiones menores a la pensión mínima garantizada cuando se retiren, por lo que el gobierno federal tendrá que cubrir la diferencia, y tomando en cuenta que dicha pensión mínima garantizada se incrementa debido a la reforma, el número trabajadores a los que se les tendrá que completar la pensión se incrementará, por lo menos en los primeros años, en los cuales se retirarán aquellos trabajadores en que los cambios de la reforma no impactarán significativamente en su ahorro acumulado.
Si a esto le sumamos la pensión para el bienestar de adultos mayores, la cual le paga una pensión a todas las personas mayores de 68 años que no reciben ningún otro tipo de pensión, y que incrementará gradualmente su base de beneficiarios debido al envejecimiento de nuestra población, por lo que la carga para las finanzas públicas se incrementará. Por estos motivos una reforma fiscal que le genere al gobierno federal los recursos necesarios solamente para costear la carga presupuestaria referente a pensiones, es inminente; al menos que el presidente López Obrador crea que puede reducir aún más el presupuesto en otras áreas del gobierno.
- 2 El costo económico de la reforma, recae casi completamente en los empresarios
Una de las ventajas de la iniciativa de reforma de pensiones presentada por la 4t, es que incrementa las contribuciones totales al ahorro para el retiro de los trabajadores, sin incrementar los descuentos al sueldo de los trabajadores, pero para lograr esto la reforma le carga inequitativamente el peso a los empresarios, pues su parte de la contribución, pasará del 5.15% al 13.87% del sueldo del trabajador, lo cual eminentemente incrementara los costos laborales de las empresas mexicanas, desincentivando la creación de nuevos empleos, e incluso incentivando aún más la informalidad laboral.
Para evitar que la reforma de pensiones impacte de forma negativa al mercado laboral de México, es necesario una reforma fiscal, que le simplifique a las empresas la deducibilidad al 100% de las cuotas obrero patronales de seguridad social, entre las que se encuentra el pago de retiro cesantía y vejez. De igual manera, las condiciones actuales de nuestra economía y de nuestro mercado laboral, requieren urgentemente de la creación de incentivos fiscales a la creación de empleos, y a los empleos bien remunerados, para de esta manera contrarrestar los costos ocasionados por la reforma de pensiones, al mismo tiempo en que se desincentiva el uso de esquemas de subcontratación o esquemas que dividen los ingresos de los trabajadores y le permiten a las empresas registrarlos con salarios más bajos de los reales, lo cual agrava aún más el problema de pensiones que vivirá nuestro país, y diluye los efectos de la reforma en el ahorro para el retiro de los trabajadores.
- 3 Integrar a la informalidad para integrar más trabajadores a la seguridad social
Según la tasa de informalidad del primer trimestre de 2020, el 56% de la población económicamente activa de México labora en la economía informal, lo que también significa que casi dos terceras partes de los trabajadores mexicanos no cotizan en la seguridad social, y por lo tanto no están haciendo aportaciones a su ahorro para el retiro, e incluso muchos de ellos ni siquiera tienen una cuenta individual de Afore, debido a que nunca han trabajado en la economía formal. Este dato que refleja la triste realidad de nuestro país, nos permite vislumbrar el difícil escenario que vivirán las finanzas públicas del gobierno mexicano en el mediano y largo plazo, ya que conforme nuestra población vaya envejeciendo, debido a que cuando estas personas alcancen los 68 años de edad, podrán ser beneficiarios de la pensión para el bienestar de adultos mayores programa que es financiada por completo con nuestros impuestos, y el costo de este programa se irá incrementando año con año, representando cada vez una mayor proporción del presupuesto del gobierno federal.
Por esta razón se requiere de una reforma fiscal que le proporcione ingresos al gobierno federal para cumplir con la obligación de financiar este programa, además de los tan necesarios nuevos regímenes fiscales que integren a la economía informal, con base en las características particulares de sus actividades o de la región donde operan, para de este manera integrar a más mexicanos que cotizan en la seguridad social y aunque muchos de los trabajadores informales que comiencen a cotizar muy seguramente no lograran acumular un ahorro suficiente para un retiro digno en su cuenta individual de afore, esto representará un gran alivio para las finanzas públicas de México, ya que el gobierno aportaría solo la diferencia para alcanzar la pensión mínima garantizada, en vez de financiar la pensión del bienestar completa.
Para atacar este problema se puede agregar la propuesta que planteé en otro artículo, donde hablo de integrar prestaciones de seguridad social en el pago de impuestos, a propietarios de pequeñas y medianas empresas, ya que esta propuesta integrará al sistema de pensiones, a una parte de la población que hoy es excluida del sistema de Afores, ya que a pesar de ser propietarios de una empresa, los ingresos que éstas les proporcionan, les permiten tener un nivel de vida apenas por encima del nivel de vida del trabajador asalariado promedio, por lo que para estas personas el contratar ahorros para el retiro con aseguradoras privadas les resultaría muy caro, y por lo tanto no debe sorprendernos que la mayoría de los pequeños empresarios lleguen a su edad de retiro sin un ahorro suficiente. Además, que el acceso a las prestaciones de seguridad social puede ser utilizado como incentivo para que propietarios de empresas informales se acerquen a la formalidad, con la intención de acceder a servicios básicos como salud, vivienda y retiro, y al hacerlo sus trabajadores adquieren estas prestaciones también.
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