Cuando un emprendedor inicia su propio negocio, su mayor preocupación es hacer todo lo posible para no fracasar. Generalmente se piensa que una startup tiene la ventaja de que no hay jefes a los cuales reportar o convencer de las ideas, ni se tiene que estar peleando por un ascenso; todo está enfocado en seguir adelante con la visión que se tiene y llegar a crecer lo suficiente como para hacer frente a los grande corporativos.
Pero muy pocos se ponen a pensar en que justamente para llegar a crecer al tamaño de los grandes corporativos a veces es necesario el apoyo de alguno de esos monstruos empresariales. En el camino hacia el éxito de la innovación, también se alcanzan grandes beneficios dentro del contexto de una gran empresa.
Un emprendedor puede empezar a trabajar con cualquier idea sin aprobación de nadie y sin tener que enfrentar resistencias, pero cuando el negocio empieza a crecer y se quieren lanzar nuevas ideas, comienzan retos importantes como el encontrar clientes o desarrollar productos escalables, especialmente cuando se requieren capacidades de fabricación y recursos financieros.
Es entonces cuando es necesario acercarse a una gran empresa en busca de convertirse en una startup corporativa. El principio puede ser complicado si no se cuenta con el apoyo de la alta dirección de la empresa o porque la startup no alcanza los ingresos que se esperaban al iniciar el trabajo conjunto. Pero si se sobrevive a esa etapa se logrará el acceso a recursos realmente buenos a la hora de escalar las nuevas ideas. Es entonces que empiezan a aparecer los beneficios de una startup corporativa.
Algunos de esos beneficios son: una marca reconocida que la startup puede capitalizar para llamar la atención; a una marca bien posicionada se le acepta el beneficio de la duda ante un nuevo producto. Otros de los beneficios son el poder de la mercadotecnia de la gran empresa para apoyar de manera importante el lanzamiento de un nuevo producto, así como el disponer de una base de clientes establecida sobre los que se pueden poner a prueba las nuevas ideas.
La mayoría de las grandes empresas tienen un tesoro de propiedad intelectual que puede aprovecharse como parte del desarrollo de nuevos productos, lo cual representa otra ventaja ya que muchos emprendimientos no tienen ese activo; asimismo, cuando se trata de crear productos físicos, las grandes empresas tienen capacidades de fabricación que la mayoría de los emprendimientos solo pueden soñar.
De las últimas cuatro ventajas a mencionar (aún hay otras más a las que por el momento no prestaremos atención), tres se refieren a las personas y una a infraestructura. Por un lado, está la posibilidad de que si una startup corporativa está dentro del mismo campo en el que opera la gran empresa, puede escalar rápidamente al contar con personas con las habilidades adecuadas, gracias a la cantidad de expertos de que dispone la empresa; aunado a ello, el emprendimiento puede lograr hacer presentaciones a socios potenciales dentro de la gran red de contactos de la empresa y, si el producto a lanzar requiere de cambios legislativos o de contactos gubernamentales, por lo regular la gran empresa puede tener más influencias que la startup. Del lado de la infraestructura, la ventaja se traduce en el apoyo por parte de áreas clave dentro de la corporación, que representan un cierto gasto, como pueden ser la financiera y la legal.
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Para alcanzar estos beneficios y ventajas es necesario establecer relaciones de colaboración con la dirección y con los colegas en las funciones clave a fin de no perder libertades por lo que, más allá de trabajar en su producto o servicio, los equipos de las startups corporativas tienen que tender un puente con el núcleo de la empresa.
HAY EMPRESAS QUE BUSCAN STARTUPS
Crecer es el anhelo de todo negocio, pero se tiene que hacer con planeación ya que Impulsar a una compañía a un desarrollo acelerado no siempre tiene los mejores resultados. El crecimiento debe ser orgánico para evolucionar de forma sana. Ello implica mirar al futuro con una visión y rumbo definido y con las estrategias para proteger la vida de un negocio. El camino del crecimiento orgánico busca rentabilizar los resultados a partir de encontrar las mejores posibilidades que lo sustenten.
La mayoría de las empresas existentes reconocen que el crecimiento y el éxito empresarial orgánicos no provienen necesariamente dentro de sus propias paredes y por eso buscan la posibilidad de apoyo externo como estrategia corporativa.
En una encuesta realizada en 2017 por McKinsey se reporta que el 93% de los encuestados coincidieron en tres parámetros para generar un crecimiento orgánico: Investigar e invertir (detectar qué estrategia dará mejores resultados); crear y recrear (salir de la zona de confort y generar nuevas ideas); y, poner manos a la obra.
Y justamente, el tema de generar nuevas ideas está llevando a las grandes empresas a buscar ese satisfactor a través de los emprendimientos. Emprender o morir es la máxima que ya siguen varios gigantes empresariales en todo el mundo, quienes, para sobrevivir a la era digital, buscan colaborar con el ecosistema emprendedor.
Cualquiera podría pensar que no hay un motivo real para que una gran empresa global necesite de un pequeño emprendedor. Según un reciente informe de Accenture, sólo una fracción limitada de las empresas genera una gran parte de sus ventas a partir de nuevos proyectos. La disrupción requiere formas de pensar nuevas y diversas, pero muchas empresas están atrapadas en el pasado y carecen de la resistencia organizativa necesaria.
Cuando buscan ideas innovadoras y un nuevo mercado al cual introducirse, las empresas suelen dirigirse a una colaboración con startups porque éstas suelen ser disruptoras del mercado y tienen ventajas para el futuro panorama empresarial, entre ellas:
- Las startups apuestan por nuevas y mejores formas de pensar para innovar en productos.
- Los emprendimientos aprender por los errores y los superan de manera ágil;
- Gracias a la escalabilidad, pueden aportar mucho al crecimiento e innovación de los grandes corporativos;
- Las startups conocen mejor y se identifican con su entorno y entienden cómo es el consumo.
Las grandes empresas ven los programas de apoyo a emprendedores como una oportunidad para encontrar nuevas ideas en una fase temprana y quizás asociarse con los más innovadores de la actualidad, invertir en ellos o aprender de ellos. Están deseosas de aprovechar la experiencia de los empresarios innovadores y muchas de ellas ya han creado incubadoras o fondos destinados a las emprendedores: Nike se asoció con TechStars (Inversionistas que provee capital, tutoría y apoyo a emprendedores) para crear un programa de asesoría a 10 nuevas empresas creadoras de tecnología para monitoreo de actividad física; Microsoft también se unió a TechStars para crear una incubadora para empresas que diseñan productos para Microsoft Kinect y Windows Azure.
ALGUNOS EJEMPLOS
Las asociaciones entre las startups y las empresas existentes son fundamentales para el avance de la innovación tecnológica y es por ello que la colaboración empresarial entre ambas es cada vez más importante para el crecimiento a largo plazo de las empresas de todos los tamaños y niveles. Según KPMG, casi el 90% de las empresas están de acuerdo en que la colaboración empresarial es fundamental para fomentar la innovación. Y, aunque muchas empresas ven a las startups de rápido crecimiento como una amenaza, las que tienen una perspectiva más amplia las consideran una nueva oportunidad de mercado. Estos son algunos ejemplos:
Aunque pareciera invencible, Mondelez International, antes conocida como Kraft Foods, tiene múltiples razones para apoyar emprendimientos tecnológicos en América Latina.
La empresa envió a más de dos docenas de gerentes de marca a pasar una semana dentro de empresas emergentes de tecnología móvil seleccionadas como parte de Mobile Futures, el programa acelerador de tres meses de Mondelez.
El objetivo era impartir a los ejecutivos una mentalidad empresarial y, al mismo tiempo, conocer empresas tecnológicas prometedoras que pudieran impulsar los esfuerzos de Mondelez por ampliar sus campañas de marketing móvil. Para lograrlo, la empresa creó en 2014 la iniciativa Digital Acelerator, un proyecto —junto con la aceleradora Wyra— para reunir a los equipos de mercadotecnia de Mondelez con startups de la región y sus productos digitales para aplicarlos en áreas como crowdsourcing, e-commerce, social media y geolocalización.
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El sello distintivo del proyecto, además del fondeo, es la escalabilidad, es decir, la capacidad de hacer modificar el tamaño del proyecto y aplicarlo en otras latitudes. “¿Por qué hacemos esto? Sentimos que las startups pueden aportar y que tienen plataformas que nosotros queremos para acelerar nuestras marcas. No hay letras chicas”, asegura María Mujica, directora regional de Comunicación y Marketing Estratégico en América Latina de Mondelez.
Por su lado, Pepsi tiene dos iniciativas diseñadas para aprovechar nuevas empresas interesantes: PepsiCo10 es un programa de incubación digital que selecciona 10 empresas tecnológicas de nueva creación en los sectores del entretenimiento, la telefonía móvil, el comercio minorista y la sostenibilidad; se trata de un programa de incubación que invierte en 10 nuevas empresas prometedoras cada año. A su vez Pepsi Digital Labs adopta un enfoque menos formal hacia las nuevas empresas, centrándose en la tutoría, la creación de redes y las asociaciones. Como parte de Digital Labs, Andrea Harrison, directora de compromiso digital de PepsiCo, trabaja dos días a la semana entre empresarios tecnológicos en un espacio de co-working de Nueva York llamado WeWork Labs.
Por su parte, Johnson & Johnson y GlaxoSmithKline invirtieron el año pasado 50 millones de dólares cada uno en un fondo de riesgo de 200 millones de dólares para apoyar a las empresas biotecnológicas en fase inicial. Además, J&J está creando cuatro centros de innovación para financiar la investigación en ciencias de la vida en su fase inicial y ayudar a que los productos avancen más rápidamente. Alrededor de 70 científicos y ejecutivos de investigación y desarrollo de J&J en los centros asesoran a los emprendedores y proporcionan presentaciones a la industria.
La empresa también ha creado una incubadora de biotecnología en sus Laboratorios Janssen de San Diego, donde las empresas en fase inicial pueden alquilar oficinas y laboratorios sin tener que comprometer su investigación con J&J. Uno de sus inquilinos es Amplyx Pharmaceuticals, una empresa emergente que está desarrollando formas de combatir infecciones fúngicas letales y que ahora tiene acceso a costosos equipos y máquinas de laboratorio que le han ayudado a atraer a los mejores científicos y a acelerar la productividad de la empresa.
CÓMO LOGRARLO
Transformar una empresa hacia la innovación a través de la colaboración con una startup puede representar una dificultad en términos de gestión ya que implica hacer cosas de forma diferente y trabajar de manera distinta a lo habitual; de igual forma requiere de nuevos talentos y competencias, menos aislamientos y más colaboración con otros ecosistemas empresariales exponiéndose al riesgo de introducir un modelo de gestión orientado a la transformación del negocio.
Por ello, antes de entrar en un acuerdo de colaboración empresarial, las empresas deben decidir si las tecnologías emergentes son adecuadas para sus proyectos. De esta forma, necesitan asesoramiento y ayuda tanto interna como externa. Internamente dependen de las divisiones comerciales más importantes y de la dirección de la empresa para sincronizarse con los tiempos y formas de trabajo de los emprendedore y ayudar a la startup a no quedar “empantanada” con los procesos, las regulaciones y la burocracia de las compañías.
Externamente requieren de la experiencia de otros para identificar en el ecosistema a aquella startup que tenga el potencial de adaptarse al negocio y escalar. Requiere de profesionales que contribuyan a desarrollar soluciones innovadoras y faciliten el compartir habilidades, como actualmente lo está haciendo un programa híbrido cuyo objetivo es ayudar a miles de innovadores en el mundo a diseñar, validar y desarrollar modelos de negocio escalables en mercados globales, convirtiendo la propiedad intelectual en aplicaciones tecnológicas significativas.
Conocido como HackX este programa, integrado por una amplia red global de más de 600 consultores certificados de 130 países ha creado redes de emprendimiento-científico-empresariales a través de la consultoría de reconocidos expertos pertenecientes a universidades, centros de investigación, redes de emprendedores y fundaciones científicas.
Con este tipo de ayuda resulta más fácil el desarrollo de una eficiente colaboración entre empresas y emprendimientos para fomentar la necesaria disrupción del propio modelo de negocio, algo que es difícil de hacer desde dentro, ya que la creatividad interna suele verse obstaculizada por la defensa de los principales generadores de dinero.
HackX toma en cuenta algunas consideraciones que la empresa debe tener en cuenta para lograr que la relación con la startup se dé de manera beneficiosa para ambas partes: Por un lado, tener cuidado de que la empresa, por su tamaño, no abrume o atropelle a la startup generándole riesgos indebidos; esto implica que la gran empresa tenga precaución con la actitud de sus directivos y empleados. Asimismo, tener en cuenta que las startups tienden a ver el mundo con una visión color rosa en donde un “tal vez” les puede sonar a un “sí”, generando expectativas que difícilmente podrán alcanzar; de ahí la importancia de que la empresa sea clara ante cualquier petición que le pueda hacer la stsartup. Un “Sí” o un “No” son preferibles a un “quizás”.
Otro aspecto a considerar por parte de la empresa es que los emprendimientos trabajan con mínimos presupuestos y por lo regular no han llegado a un punto de rentabilidad; por tanto, cualquier servicio que se le solicite por parte de la empresa, deberá compensarse adecuadamente en términos económicos. Ligado a eso, la mejor forma en que una empresa tenga participación justa en una startup sería a través de una ronda de financiamiento ya que, la participación accionaria es el único aspecto que una startup protegerá fuertemente cuando tiene la ambición de ser una gran empresa. En este aspecto, Thompson Reuters considera que pedir un cupón de 5 o 10% en la valuación de una futura ronda de inversión a cambio de datos o servicios es un juego justo.
Asimismo ayuda a encontrar emprendimientos con trayectoria positiva de ventas o que está siendo bien recibida por el mercado, que es el que dicta el éxito, dentro de la industria en la que la empresa tiene presencia. Finalmente, se busca que la empresa entienda la importancia de ser operacionalmente amigable con la startup, específicamente en lo referente a procesos de compra, revisiones de tecnología de la información y contratos futuros.
CONCLUSIÓN
Aunque los detalles de las alianzas entre empresas y startups varían, los conceptos siguen siendo los mismos: las empresas se benefician de la agilidad organizativa de las startups, mientras que las startups obtienen acceso a una red más amplia y posiblemente al capital financiero que poseen las grandes empresas y las multinacionales.
Hay mucho que considerar cuando una compañía madura y una startup deciden trabajar juntas. Por lo general, es un momento emocionante: ambas están interesadas en intercambiar conocimientos, acceder a nuevos recursos y, por supuesto, tener la oportunidad de explorar nuevas ideas. También a menudo implica un cierto grado de incertidumbre.
Lo que es un hecho es que las grandes corporaciones han aprendido, a partir de casos de éxito de empresas y emprendedores como Airbnb y Shopify, que las pequeñas innovaciones tienen la capacidad de transformar el mundo y que deben adaptarse rápidamente a las tecnologías o productos innovadores de las startups para seguir siendo competitivas y evitar empezar a perder mercado paulatinamente. Desde esta perspectiva, la colaboración empresarial con los emprendimientos ya no es un extra opcional sino un imperativo competitivo y una solución empresarial moderna.
Las startups necesitan un fuerte apoyo de toda la corporación para llevar a cabo un piloto viable que sea beneficioso para todas las partes implicadas. Si la startup se adapta a la cultura corporativa, habrá una asociación empresarial exitosa, además de que lograrlo requiere que cada parte piense en los objetivos, las prioridades, las recompensas, la historia y la ética de trabajo de la otra.
Las nuevas ideas, tecnologías e industrias pueden crear los empleos del futuro, para ello es importante que las empresas se comprometan a adquirir más bienes y servicios de las startups locales o a crear colaboraciones más importantes. Esto daría a las startups la credibilidad y los ingresos que tanto necesitan. Y no tiene por qué verse como una forma de altruismo empresarial sino como una ventana a nuevas ideas y pensamientos que contribuya a mejorar el ecosistema de innovación.
¿Tienes una empresa y estás pensando en apoyar o aliarte con una startup? Entonces es conveniente que medites:
¿De qué tamaño tendría que ser el capital que la startup haya levantado al momento de la operación?
¿Existe el personal suficiente en la startup y en tu empresa para encarar una nueva oportunidad de escalamiento?
¿Qué tan rentable es la empresa? ¿De qué tamaño son sus pérdidas?
¿El emprendedor cuenta con historial probado de ejecución?
Recuerda: Para avanzar en el sobrecargado mundo corporativo actual, hay que ser capaz de mantener la competitividad en el mercado. El deseo de seguir siendo relevante en el ecosistema empresarial implica mantener una ventaja comparativa en aspectos que tienen un impacto significativo en el mercado en el que se compite. Lo más difícil no es llegar a la cima, sino mantener esa posición.
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