Las crisis económicas son una constante en la historia; sin embargo, existen algunas que son más agresivas que otras, ya que no solo afectan a una nación, sino que se extienden al resto de las economías. Tal es el caso de la pandemia de Covid-19, cuyos efectos no solo se propagaron entre las personas, sino también entre las economías del mundo. En gran medida, esto ocurrió porque vivimos en una era en la que prácticamente todo está interconectado, generando así claras ventajas y desventajas para los involucrados.
Esta interconexión facilita que los daños colaterales se extiendan por todo el mundo; no obstante, existe un factor que se considera poco por parte de los analistas, a pesar de que juega un doble papel como mecanismo de afectación económica, pero al mismo tiempo, alternativa para contribuir a acelerar la recuperación de algunas regiones. Este factor se relaciona con las cadenas de suministro.
Recientemente, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) elaboró un reporte en el que analiza con detenimiento el papel que estas cadenas desempeñarán en la era post-Covid. Pero vamos por partes, una cadena de suministro puede ser definida como la gama de actividades necesarias para desarrollar un producto o servicio determinado, desde su concepción hasta su uso final (CEPAL/OIT, 2016)1.
Como se sabe, estas cadenas de suministro fueron interrumpidas desde el comienzo de la pandemia, afectando así las exportaciones e importaciones de insumos intermedios a nivel global y, por ende, a los sectores automotriz, el eléctrico, el de equipos e insumos médicos, entre muchos otros. China, por ejemplo, para contener la propagación del virus, durante el primer trimestre de 2020, cerró fábricas, carreteras y puertos, lo que impactó rápidamente el aprovisionamiento mundial de todo tipo de bienes. De hecho, el efecto fue tal que las disrupciones observadas no habían sido vistas desde la Segunda Guerra Mundial.
Además de las implicaciones que mostró esta interrupción, surgieron algunas preguntas interesantes sobre cómo las economías podrían blindarse ante este tipo de choques externos y qué acciones emprender para aprovechar la interrupción de las cadenas de valor y con ello acelerar la recuperación económica. En este sentido, el reporte del BID hace propuestas interesantes.
En este sentido, se observa una reconfiguración de las cadenas de suministros de las empresas globales a partir de la diversificación geográfica y la reducción de la distancia entre compradores y proveedores (nearshoring). A partir de este análisis, el BID observó un área de oportunidad que, paradójicamente, puede ser aprovechada por los países de Centroamérica y el Caribe para acelerar la recuperación económica.
El reporte identifica una serie de características que podrían incidir de manera positiva para alcanzar este objetivo, como la cercanía con Estados Unidos, la presencia de tratados de libre comercio y la experiencia de estos países en la exportación de bienes textiles, farmacéuticos, electrónicos, alimenticios y de autopartes hacia Estados Unidos. Aunque hay condiciones adecuadas para aprovechar el “nearshoring”, es necesario que los países de Centroamérica y el Caribe mejoren sus infraestructuras, servicios logísticos y atraigan inversión extranjera directa para invertir en industrias de mayor valor agregado. De acuerdo con el análisis, la calidad de éstas se encuentra por debajo de todas las regiones, con excepción de África Subsahariana.
De lograrse estas mejoras en proporciones cercanas o similares a las de Chile, el BID estima que los países de Centroamérica y el Caribe podrían aumentar sus exportaciones entre 4% y 8%, esto representaría un valor promedio equivalente al 1.5% del PIB. Actualmente, el BID proporciona el apoyo necesario para que estos países elaboren sus Planes Nacionales de Logística, en los cuales se identifican las prioridades de inversión para el sector.
Algunos de los países que ya están trabajando en el tema son El Salvador, Honduras y República Dominicana y se prevé que los beneficios sean importantes para la región, puesto que se atraerá mayor inversión extranjera directa en los sectores de mayor valor agregado, se fortalecerá el desarrollo productivo nacional y se proveerá de fuentes adicionales de empleo para acelerar la recuperación económica. Estas acciones conllevan una profunda reflexión sobre el estado de alerta en el que deben estar los analistas y generadores de política pública para identificar oportunamente las paradojas que estaremos observando en el corto plazo y aprovecharlas en beneficio de los ciudadanos.
Sin duda, aun en el escenario más adverso, es posible encontrar respuestas a la complejidad que hoy en día vivimos.2
CEPAL/OIT (2016), Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe. Cadenas mundiales de suministro y empleo decente. Disponible en: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/40663/1/S1600965_es.pdf
Esta nota fue elaborada a partir del reporte “Cadenas de suministro en la era post-covid: mejor logística para capitalizar los beneficios del nearshoring y la reconfiguración global”, elaborado por el BID y publicado en octubre de 2020. Puede ser consultado en la siguiente liga: https://blogs.iadb.org/transporte/es/cadenas-de-suministro-en-la-era-post-covid-mejor-logistica-para-capitalizar-los-beneficios-del-nearshoring-y-la-reconfiguracion-global/
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