La política tributaria y su efecto en la igualdad de género

La participación de las mujeres en la economía resulta cada vez más importante para aumentar el crecimiento, la competitividad y la productividad de cualquier nación. Aunque existen diversos mecanismos que contribuyen a reducir la desigualdad entre hombres y mujeres, la política tributaria se ha convertido en una herramienta útil para alcanzar este objetivo. 

Para abonar a esta discusión, la OCDE realizó un estudio en 43 países¹ para analizar diversos aspectos sobre el diseño e implementación de la política tributaria y su efecto sobre la igualdad de género. Bajo este escenario, la OCDE identificó las mejores prácticas implementadas y observó que para la mayoría de los países, la equidad de género es una consideración que se toma en cuenta el momento de diseñar políticas fiscales y que alrededor de la mitad de los países analizados ya ha llevado a cabo reformas tributarias para mejorar la igualdad de género, siendo el impuesto sobre la renta la herramienta más utilizada para ello. 

Sin embargo, el reporte reconoce que aún hay muchos temas pendientes por atender. El principal está relacionado con la generación de información, ya que, en su mayoría, los datos disponibles cuantifican los ingresos de hombres y mujeres, así como su participación en el mercado laboral. Hay una carencia importante en la recopilación de datos sobre consumo, propiedades y riqueza en general que limita la posibilidad de proponer medidas complementarias a las ya existentes.

En este sentido, hay que considerar diferencias por género en 4 factores fundamentales: i) el empleo formal (y su remuneración), (ii) el trabajo de las mujeres en el hogar que no es remunerado, (iii) diferencias por género en el consumo y (iv) diferencias en los derechos de propiedad y en acumulación de activos. Estos factores, por ejemplo, tienen implicaciones en medidas asociadas a los impuestos al trabajo, al consumo, a las empresas y al capital. 

Adicionalmente, se debe revisar el impacto de los tratamientos preferenciales para ver de qué forma benefician o no a las mujeres. Por ejemplo, en el documento de Renuncias Recaudatorias del 2021, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público señala que en lo que se refiere a las deducciones personales sujetas al límite global, la mayor parte del beneficio de las deducciones lo obtiene los hombres en casi todos los deciles. Este efecto se acentúa en el caso de la deducción de intereses reales de créditos hipotecarios y gastos de transportación escolar. En el caso de la deducción de los gastos médicos las mujeres registran una participación mayor que la de los hombres con excepción del último decil.

Desafortunadamente, México junto con otros ocho países, señalan que la pandemia por COVID-19 empeoró el riesgo de tener un sistema tributario injusto para las mujeres. Esto se debe, entre otras cosas, al aumento de la informalidad y al diseño de medidas de recuperación económica sin perspectiva de género. A pesar de esta situación, México es uno de los 19 países que considera el diseño y ejecución de un presupuesto con perspectiva de género y posee información desagregada por género para poder realizar análisis más robustos sobre el impacto de la estructura tributaria.

La lección aprendida con este ejercicio es muy clara: la política tributaria es una herramienta importante para reducir las brechas de género y ante ello hay que implementar acciones puntuales para garantizar que el objetivo sea cumplido. Ante este contexto, el desafío es seguir visibilizando a las mujeres y reconocer su gran aportación al crecimiento económico y bienestar de una sociedad, y la mejor manera de hacerlo es eliminando barreras¹.

¹Países pertenecientes a la OCDE, al G20 y otros más.

² Nota basada en el texto publicado por la OCDE “Tax policy and gender equality: a stockstate of country approaches”, disponible en: https://www.oecd-ilibrary.org/sites/b8177aea-en/1/2/1/index.html?itemId=/content/publication/b8177aea-en&_csp_=3e056b24eef7721a30296290a5642c8f&itemIGO=oecd&itemContentType=book