De acuerdo con la organización Oxfam Internacional, “los diez hombres más ricos del mundo han duplicado su fortuna, mientras que los ingresos del 99% de la población mundial se habrían deteriorado a causa de la covid-19. Las crecientes desigualdades económicas, raciales y de género, así como la desigualdad existente entre países, están fracturando nuestro mundo” (https://bit.ly/3Ba1GOs).
Yo añadiría a las crecientes y preocupantes disparidades mencionadas, la tecnológica que está creando una enorme brecha entre quienes avanzarán y quienes quedarán rezagados en los años próximos en un mundo más digitalizado y dependiente de la tecnología, fenómeno acelerado por la pandemia. Y sumaría la desigualdad generacional, que está abriendo brechas entre unas y otras.
Las cifras son contundentes. Según la misma organización mencionada, “desde el inicio de la pandemia ha surgido un nuevo multimillonario en el mundo cada 26 horas. Los diez hombres más ricos del mundo han duplicado sus fortunas mientras que, según se estima, más de 160 millones de personas han caído en la pobreza.
“El costo de la profunda desigualdad a la que nos enfrentamos se traduce en vidas humanas. Basándonos en estimaciones conservadoras, las disparidades contribuyen a la muerte de al menos 21,300 personas cada día. Se estima que 5.6 millones de personas mueren cada año por la falta de acceso a servicios de salud en países pobres.
“Desde 1995, 1% más rico ha acaparado una parte 19 veces mayor del crecimiento de la riqueza global que la mitad más pobre de la humanidad. En un mundo de abundancia, el hambre mata, como mínimo, a 2.1 millones de personas al año. Según estimaciones conservadoras, cada año 231 000 personas podrían perder la vida en países pobres a causa de la crisis climática de cara a 2030” (https://bit.ly/3ozAWSN).
También existen terribles brechas de desigualdad en materia de género. El Informe sobre la Desigualdad en el Mundo 2022 proporciona algunas estimaciones: “La participación de las mujeres en los ingresos totales del trabajo (ingresos laborales) se acercó a 30% en 1990 y se sitúa en menos de 35% en la actualidad” (https://bit.ly/3stc2VL).
Según la Organización de Naciones Unidas, “70% de las personas pobres en el mundo son mujeres. Además, una de cada cinco niñas en el mundo vive en condiciones de extrema pobreza. Es decir, en un hogar que sobrevive con menos de 1.90 dólares al día” (https://bit.ly/3GvBTl6).
La desigualdad tecnológica, la llamada brecha digital, que es el acceso a Internet, y con ello a la información y al conocimiento, base de la nueva economía que domina el mundo, es también terrible. “Alrededor de 60% de la población mundial tiene acceso a Internet, pero la mayoría de esas personas vive en países desarrollados. En los países menos adelantados, solo una de cada cinco personas tiene acceso a la red mundial. Esto es importante porque la educación, el trabajo y los servicios públicos dependen cada vez más del acceso a la tecnología digital. Por consiguiente, la falta de conectividad es un creciente obstáculo para el desarrollo humano” (https://bit.ly/3Lkvj4v).
Por otro lado, “a pesar de que 94% de la población mundial vive en zonas con cobertura, 43% todavía no accede a internet” (https://bit.ly/3gzLKvK). La falta de conexión a la red de redes tiene implicaciones profundas en el acceso a la educación, al conocimiento, al trabajo, al comercio y hasta al ocio.
Para redondear los ámbitos de la desigualdad creciente, podemos también mencionar una nueva: la generacional. Hoy en día, conviven cuatro generaciones: los centennials (18-24 años), los millennials (25-39), la generación X (40-55) y los baby boomers (más de 55). “Cada grupo se ha desarrollado en un contexto distinto que ha influido en su manera de percibir el mundo del trabajo” (https://bit.ly/361KpvF).
Las encuestas internacionales muestran que los millennials tienen más probabilidades de endeudarse que sus antepasados y tardan más, en promedio, en dejar la casa de sus padres o en alcanzar los hitos tradicionales de la vida adulta, como comprar una propiedad o un automóvil.
“Teniendo en cuenta la crisis actual (la pandemia de covid-19), los millennials, en promedio, han experimentado un crecimiento económico más lento desde que ingresaron al mercado laboral que cualquier otra generación en la historia” (https://bbc.in/3GCenTm).
La desigualdad no la creó la pandemia del covid-19, solo la aceleró, la profundizó. Ese es un tema urgente que requiere de nuevas ideas y propuestas audaces, pero sustentables, que aprovechen lo construido, no lo destruyan. Ya veremos si somos capaces de reaccionar adecuadamente a tiempo.
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