Ir al cine con tantas expectativas puede no ser la mejor opción. Fue mi caso con esta película. Después de Langosta y La Favorita, con un elenco espectacular y una inversión tan alta, yo estaba segura de que no cabía la posibilidad de decepción. También es probable –y lo asumo– que no haya entendido absolutamente nada de la película y que regresara a mi casa sin la menor idea de lo que vi.
De verdad que esperaba todo menos salir diciendo que no me gustó. Es por eso que en los días y noches subsecuentes leí y vi todas las referencias y críticas que pude sobre el último film de Yorgos Lanthimos. Quiero ser lo más honesta posible, aunque mi papá diga que yo me debí apellidar Contreras y aunque la gran mayoría de las opiniones califiquen a esta película como la maravilla, la mejor del año, la más loca, rara y novedosa, la superactuación, la mejor dirección, le hayan otorgado adjetivos como perturbadora, disonante, innovadora, distópica, etc… Yo sigo pensando que esas personas y yo vimos diferentes películas.
Tal vez cuando la veas te recuerden sus escenas y sus diálogos cosa que ya has visto antes como: El Mago de Oz, Alicia en el país de las maravillas, Naranja Mecánica, Drácula de Francis Ford Coppola, El Dr. Frankenstein, El Hombre Elefante, El almuerzo desnudo de David Cronemberg, Ninfomaníac de Lars Von Trier, Brazil, Frankenweenie de Tim Burton, Cronos de Guillermo del Toro, La nave va de Fellini, la historia de Lilith o el Cínico de Diógenes. Es probable que igual que yo pienses que el director intentó mezclar todos los elementos que lo han impactado y hacer su propia versión de propuesta de cine alternativo en un, para mi gusto, mal intento. Predecible a más no poder y básico como el que más, el abuso de recursos como las tomas con gran angular, ojo de pez incluso esa toma como a través de una cerradura en este caso sin ningún sustento fuera de sorprender confirman mi idea de que son un intento por hacer parecer la película rara cuando lo que está sucediendo en el guion es de lo más común y plano, vaya, como cuando un mal chef intenta arreglar sus platillos avisando de la sal, el azúcar y la mantequilla.
Ni los escenarios y vestuario sobrecargados de referencias sexuales, ni la paleta de colores que transita del blanco y negro, los pasteles y los colores dramáticos de la primera escena y el desenlace me parecieron en ningún momento algo inesperado ni plausible.
Pobres criaturas es una película atípica mas no original. El planteamiento no es malo: una mujer que se suicida buscando escapar y rescatar a su bebé nonato de una vida de abusos y violencia como la que ella sufrió; un médico poco ortodoxo y atormentado también por una niñez llena de violencia y perversión decide hacer un experimento devolviéndole la vida al cuerpo de la mujer trasplantándole el cerebro del bebé que estaba esperando. Los diálogos y la adaptación de la novela homónima están muy bien logrados, igual que la banda sonora… y hasta allí. El resto, con perdón de quien pueda seguramente con mucho más sustento y mejores razonamientos no estar de acuerdo conmigo, me pareció una secuencia de clichés en los que se pretende atacar el machismo, la opresión patriarcal, la misoginia y alabar el raciocinio filosófico, la búsqueda de identidad, la indignación por la pobreza y las diferencias sociales, el autodescubrimiento emocional, la autoexploración sexual y la percepción reflexiva del mundo exterior pero de una forma superficial, básica, histriónica y tragicómica que a mi gusto me regresa al inicio de la trama y me devuelve a mi casa sin mucho que decir, sin buenos ni malos recuerdos. Una película que no logra trascender ni impresionar; divertida y nada más; una actuación que, contrario a lo que la crítica diga no exige la capacidad actoral a la que nos tiene acostumbrados Emma Stone; carente de recursos, que no emociona ni permanece y que fuera de reconocer algunas pinceladas tal vez no nuevas pero sí poco usuales en el cine comercial no propone nada nuevo.
Ni yo ni mi amado e irremplazable compañero de expediciones callejeras y cinematográficas encontramos mayor profundidad ni secretos ocultos en las más de dos horas que dura la película.
¿Mi recomendación? Si como yo es usted una persona adicta al cine y a los festivales véala para poder opinar, pero no se desgaste pensando que Pobres criaturas es la albacea del cine alternativo y que mucho menos le va a develar el secreto del verdadero feminismo, las masculinidades frágiles en la historia y que mucho menos va a ver una cátedra de fotografía y edición porque todo lo que presenta el director lo tomó de otro lado.Coincido con quien opina que Pobrescriaturas es la versión de Barbie un poco más rara, es solo cuestión de apreciación.
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