“Los sueños no solamente pasan en las noches”: entrevista con la escritora Pamela Pulido

La literatura es un excelente medio para convivir con los más pequeños de la casa. Una excelente historia para adultos e infantes es Las mil y una piyamas, de Pamela Pulido.

5 de julio, 2022 “Los sueños no solamente pasan en las noches”: entrevista con la escritora Pamela Pulido

Pamela Pulido (Nuevo León, 1987) es autora de los libros infantiles Mi hermano derecha (2017), La fórmula del aire azul (2021) y Las mil y una piyamas (2021). 

La historia de Las mil y una piyamas gira en torno a Mateo y a su abuelo Juan. Cada piyama del abuelo cuenta una historia. Lo que sigue es una historia entrañable y que dejará a cualquier lector, sin importar su edad, con una reflexión valiosa sobre los sueños, los recuerdos y la familia. Tuve la oportunidad de conversar con Pamela Pulido sobre esta historia, los sueños y, por supuesto, la importancia de las piyamas. 

Octavio García: ¿De dónde salió esta pasión por la literatura infantil? 

Pamela Pulido: La verdad es que me resulta fascinante la mente de un niño, cómo ve la vida; siento que la ve de una manera maravillosa, muy pura. Me encanta conectarme con la literatura infantil, con la niña que era y con la mujer que me volví. Además, ¡es sumamente divertido! Ahora me encuentro trabajando en literatura para adultos, la cual también tiene cosas muy padres. Pero nunca voy a dejar la literatura infantil: me da un placer enorme escribir historias para niños, donde la magia es algo cotidiano. Los niños son mágicos. Para mí, escribir literatura infantil es divertido, porque tienes la oportunidad de escribir algo que te haga reír y pensar. Creo que por eso lo seguiré haciendo.  

Octavio García: Mencionas que la inspiración para el libro fue un sueño en el que un hombre bajaba de un camión con un montón de piyamas. ¿Cómo fue este sueño?

Pamela Pulido: Fue un sueño muy vívido, de esas veces que sientes puedes tocar, ver y oler el sueño. Vi a un anciano con muchas, muchas piyamas. Recuerdo que brillaban y algunas eran de lentejuelas. 

La pregunta que me surgió fue “¿por qué alguien tendría tantas piyamas?”. Desde aquí, me surgieron otras preguntas y empecé a tejer la historia. La siguiente pregunta fue “¿quién tendría tantas piyamas?”. Y dije “bueno, que sea el abuelo del protagonista”. El protagonista iba a ser un niño o niña, de siete u ocho años. Y cuando lo vi como abuelo, pensé que tal vez el nieto no conocía bien a su abuelo. Entonces pensé “¿por qué el nieto no conoce a su abuelo?”. Quizás el abuelo está peleado con su hijo o hija, es decir, con la mamá o con el papá de Mateo, el protagonista de la historia. Al final decidí que fuera el papá, para vivir estas tres generaciones y cómo cada quién vive diferente un mismo tema. 

De todas estas preguntas se fue haciendo la historia. El sueño me brindó esa pregunta inicial, la cual fue la pequeña chispa que encendió esta historia. La pregunta de quién tendría tantas piyamas era grande y responderla fue divertido. 

Además, la persona que tuviese tantas piyamas es alguien que respeta mucho los sueños. Es un soñador, pero no solamente sueña en las noches; también es alguien que sueña en el día. Porque los sueños no nada más pasan en la noche, cuando estás dormido: también pasan en el día, cuando persigues aquello que amas. 

Entonces creé este personaje, el abuelo Juan, que se viste con piyamas tanto de día como de noche porque quiere honrar a los sueños y porque piensa que no hay mejor vestimenta para respetar un sueño que una piyama. 

Octavio García:¿Cuál fue el primer cuento que te encantó en tu niñez y cuál es tu favorito hasta el día de hoy?

Pamela Pulido: El primer libro que recuerdo haber leído fue La peor señora del mundo, de Francisco Hinojosa. Tendría como seis o siete años. Recuerdo que compré el libro en la kermés de los sábados. Me encantaba ir a esas kermeses porque siempre había una persona vendiendo libros para niños, lo cual era súper padre. Siempre iba a la kermés a buscar esos libros y me acuerdo mucho del momento en el que tomé La peor señora del mundo. Lo leí y me encantó. Fue el primer libro que leí, pero ya como lectora, ya que no me lo leyó mi mamá o la maestra. Tomé el libro y leí el cuento yo sola.  

Y mi libro favorito ahora…he leído tres veces El libro salvaje de Juan Villoro. Me encanta ese libro, sobre todo porque le habla muchísimo a todas las personas que amamos los libros. La verdad es que Las mil y una piyamas tiene mucha inspiración de ese libro, porque también tiene un tío muy excéntrico, listo y ocurrente. 

Octavio García: En el cuento, una de las partes medulares es la enfermedad del abuelo. ¿Cuál es tu experiencia con el Alzheimer?

Pamela Pulido: No tengo alguna experiencia personal o familiar con esta enfermedad. Lo que sí te puedo decir es que no fue algo que me haya dispuesto a escribir. 

Cuando escribí mi primer cuento, que habla sobre el duelo, el personaje principal es un niño que ve las almas y que estaba a punto de ver el alma de su abuelo. Entonces empecé a hablar de la muerte y del duelo, aunque esa no era mi intención inicial. 

En Las mil y una piyamas me pasó un poco lo mismo. Cuando fui construyendo la historia, quería que durara mil días y que el personaje principal, Mateo, quisiera saber por qué su papá estaba enojado con su abuelo. Esta respuesta se fue prolongando tanto que el abuelo la cuenta por noches y por piyamas. Entonces la pregunta que me surgió fue “¿por qué se detendría el abuelo cada noche a contar estas historias?”. Y pensé, “claro, el abuelo tiene Alzheimer, está en los inicios de la enfermedad, donde por más que quiera ya le cuesta recordar partes de la historia”.

Hablé con amigas psicólogas e investigué para poder tratar de la mejor manera este tema tan complicado en una dinámica familiar y cómo se puede incluir a los niños en esta dinámica familiar. 

Octavio García: En el libro se habla sobre sueños y, por supuesto, piyamas. ¿Qué significan estos dos conceptos para ti?

Pamela Pulido: Son conceptos que van completamente de la mano. 

Fue una de las cosas que aprendí escribiendo esta historia: no hay nada más importante que los sueños y hay que respetarlos con una buena piyama. Me encantó que el personaje del abuelo Juan me haya enseñado esto. 

El abuelo Juan se viste con piyamas incluso en el día, porque los sueños no sólo pasan en la noche. 

A los sueños hay que respetarlos, los sueños no esperan a nadie. Los sueños llegan a susurrarte las respuestas, son como tus amigos y hay que cuidarlos y protegerlos. También hay que buscarlos en caso de que se pierdan. 

Necesitas una piyama acorde cuando vas a buscar un sueño. Si vas a buscar un sueño en el frío, tu piyama debe ser muy abrigadora; si vas a buscar un sueño en un desierto, la piyama debe tener bolsas de agua por todos lados. Los sueños y las piyamas van de la mano, pero funcionan de maneras diferentes. El sueño es el destino y la piyama es el camino. 

Octavio García: Al final, cada lector sacará su aprendizaje de esta historia. ¿Cuál sería la lección que te gustaría que los lectores saquen del libro?

Pamela Pulido: Si lo leen los adultos, me gustaría que los adultos entendieran que los niños tienen la capacidad para entender todo lo que pasa a su alrededor y nos compete a nosotros, los adultos, explicarles todo de una manera correcta para su edad. Me gustaría que los adultos comprendan que no hay que dejar a los niños fuera de la dinámica familiar, sino que hay que incluirlos. 

Y si lo lee un niño, me gustaría que los niños confiaran en sus papás. Bueno, a veces me pasaba de niña que quería saber ciertas cosas. Hay cosas como niño que a lo mejor quieres saber, pero cuando no te lo dicen dices “ah, claro, no me lo están diciendo por alguna razón”. Por ejemplo, Mateo piensa que sus papás no le quieren decir ciertas cosas porque lo ven como un bebé. También hay cosas que se vale que no te lo cuenten tus papás. 

Me gustaría que los lectores entiendan esa línea donde se debe respetar lo que la otra persona me quiere contar. Una buena comunicación va a ser la manera de que las dos partes, hijos y padres, se entiendan mejor. 

Así que pónganse una buena piyama, compartan esta historia con los más peques de la casa y sigan a Pamela Pulido tanto en Facebook (PamelaPulidoescritora) como en Instagram (@PamelaPulidoescritora).

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