LA REALIDAD SOCIAL EN TRES CUENTOS DE LEOPOLDO ALAS “CLARÍN”,

A lo largo de la historia de la literatura, los cuentos han servido como un espejo de la condición humana, muestran pasiones, miedos y deseos en escenarios breves, pero que impactan. 

31 de octubre, 2024

EMILIA PARDO BAZÁN Y LUISA VALENZUELA (PRIMERA PARTE)

En el proceso de tres publicaciones quiero explorar cuentos que, si bien presentan distintos estilos y contextos, comparten una mirada profunda sobre la naturaleza del hombre. Invito al lector a descubrir o, en su caso, redescubrir a través de la pluma de tres escritores, valiosas interpretaciones universales de la experiencia propia.

El realismo literario y sus matices estéticos son referencia de un colectivo social y cada elemento vertido en una narración nos catapulta, desde el imaginario, a otros mundos a los que se le pueden dar cientos de interpretaciones en complicidad con lo real, con lo cotidiano, con los elementos naturales que cabalguen en el discurso narrativo del escritor. 

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Lo maravilloso de la literatura es que con ella nos reconocemos y lejos de sólo reflejarnos nos proponemos a escudriñar, en este caso concreto y a través de una narrativa realista, esa contemplación del mundo externo e interno del ser humano.

En este breve análisis me dejo guiar por las seductoras voces de tres escritores y sus corrientes ideológicas. Entre ellos dialogan con un sentido de rigurosa objetividad frente al mundo que les tocó vivir y los tintes más decadentes en cuanto a desigualdad social hasta llegar a retratar la “miseria humana”. Tres temas sobre realidades sociales se revelan: el abandonado contexto rural con el cuento ¡Adiós Cordera! de Leopoldo Alas, la subyugación de la mujer con El revólver de Emilia Pardo Bazán, y la denuncia de un régimen dictatorial en Aquí pasan cosas raras de Luisa Valenzuela. En estos casos, es a través de la narrativa breve (bajo la custodia del subgénero de ficción) que nos transmiten su saber y entender respecto del espacio que los rodeó con las características propias del realismo literario.

Ya se debatía a mediados del siglo XIX un eclipsado movimiento romántico frente a la inevitable subversión del escritor contra la subjetividad. Nacía entonces el realismo, una nueva estrategia literaria para retratar el mundo con descripciones precisas y lenguaje que buscaba remedar aquel que la gente común hablara y entendiese; y con ello cobrara relevancia la situación tanto social como política, económica e incluso psicológica que se respiraba a través de una observación minuciosa. Se empezó a reconstruir la realidad alejada de moldes y pesadez. El escritor fue libre para elegir sus temas y situaciones, así como personajes. 

Para finales de los 1800 será el naturalismo como extensión de un realismo renovado el encargado de potencializar y exhibir absolutamente cualquier rasgo, hasta el más sórdido, de la esencia del hombre. Como cualquier otra innovación, muchos intelectuales de la época polemizaron; sin embargo, era necesario que se aceptaran estas nuevas técnicas que daban un viso de los cambios que se avecinaban.

La influencia de estos dos movimientos marcó a los escritores de segunda generación del realismo español del siglo XIX como Leopoldo Alas “Clarín” y Emilia Pardo Bazán.

Los contextos históricos determinan la escritura de denuncia y sus formas en Clarín y Pardo Bazán, contemporáneos que, a pesar de comulgar con esta nueva narrativa, fueron críticos con la obra del otro. Al final, ambos ocupan el preciso peldaño en la historia de este movimiento literario en la España de mediados y finales del siglo XIX. 

Así también, la literatura de Luisa Valenzuela (nacida Buenos Aires en pleno siglo XX) se propone, entre otros temas, la denuncia de una aterradora realidad a la que desafió, el régimen dictatorial de Jorge Rafael Videla que se vivió en Argentina de 1976 a 1979. Narrativa salpicada de realismo con una voz punzante cargada de ironía. Son los tres una amalgama que nutre la literatura realista con sus tintes, pero que nos pintan de cuerpo completo la realidad social de todos los tiempos.

Clarín, Bazán y Valenzuela son escritores representantes de su tiempo y de la reflexión sobre la crudeza que ha habitado su entorno personal y social. Los tres cuentos abarcan tan sólo una mínima parte del trabajo narrativo y creativo de cada uno, pero podemos atestiguar que guardan más similitudes atemporales en sus temáticas que las diferencias narrativas y estructurales literarias. Tres escritores de corte y tendencias realistas que pretenden denunciar convulsiones sociales y que ello cobre conciencia en quien los lea. Tres escritores que buscan, bajo la capa de la técnica narrativa, que se reconozca la marginación, la violencia, la represión social; un mundo fracturado que aparece una y otra vez como ese loop de nuestra realidad.

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