Este fin de semana, mi amiga Tatiana y yo tuvimos la genial idea de ir al teatro, actividad que en lo personal me encanta y que desde la pandemia había dejado de lado. La obra la propuse yo, la vi en una página de cartelera teatral que sigo y a pesar de no saber de qué iba la obra, pensé que nada que esté dirigido por Daniel Giménez Cacho podría salir mal.
Emocionada como novia llegué en punto a la cita. Tuvimos tiempo de tomarnos una copa de vino yo y ella un coctel de mezcal antes de ingresar a una de las salas del Foro Shakespeare. Quien haya ido a este lugar sabe que es un sitio íntimo y por demás austero, por lo que se apoya el compromiso en el talento actoral y el guion y esta vez no fue la excepción.
Lució Giménez Cacho Goded, hijo del laureado actor, es el protagonista que no solo heredó el talento del padre, además tiene un estilo propio digno de reconocer. Es, sin duda y sin que nadie me lo diga, un actor que ha aprendido bajo el método. La actuación de método se basa en las técnicas del dramaturgo ruso Konstantin Stanislavski. Ser un actor de método consiste en ponerse en la piel del personaje tal y como está escrito. Por ello los intérpretes que siguen esta técnica se basan en la memoria sensorial y transforman su propia rutina para entender mejor la ficción a través de las experiencias.
Tanto él como su compañera Lakshimi Picazo y todo el elenco nos dan una cátedra de actuación de la que ningún espectador sale ileso. El guion de Stephen Adly es crudo y humano, pero mucho más allá de la historia lo impresionante de esta obra es la forma en que es contada.
Fue tan realista la interpretación extraordinaria de los actores que puedo asegurar no solo yo quedé tocada, ya que en esta ocasión me tocó presenciar algo que nunca me había pasado en ningún tipo de espectáculo al que haya asistido. Se los voy a contar. Cómo a la mitad de la obra y en pleno diálogo de Nailea Norvind, una asistente en las gradas colapsó. Al principio pensamos mi amiga y yo que estaba siendo víctima de un ataque epiléptico, pues la persona con la que iba pidió que se interrumpiera la obra y que hiciéramos espacio para que le llegara aire y solicitó la presencia de un médico. En realidad no fue un ataque epiléptico lo que sufrió la mujer, pues sólo estaba desvanecida y pálida, después de unos minutos salió por su propio pie de la sala y el director dio la instrucción a los actores de retomar la obra, lo que no les fue fácil, pues el grado de concentración que requerían las escenas era muy alto. Al final se nos informó que la señora del incidente estaba ya recuperada. A mí en lo personal a pesar de no conocer sus antecedentes de salud me dio la impresión de que lo que le sucedió es que la obra la llevó al extremo de sus emociones.
Como mencioné, los actores que siguen el método de Stanislavski se apropian de tal forma de la psique de los personajes que viven en carne propia la angustia y el dolor de estos y en varias ocasiones yo noté que quienes no estaban en escena seguían tan metidos en su papel que incluso lloraban volteando hacia la pared. La historia trata sobre adicciones, relaciones de pareja, infidelidad y traición entre otros temas no desconocidos para nadie. Además de la plausible actuación de todo el elenco y principalmente de los protagonistas, la dirección de Daniel Giménez Cacho es impecable y conforme una vez más como dice el dicho: “Cuando Dios da, hasta la canasta presta” y aquí el talento es indiscutible.
Obvio ellos no lo saben y no es que no me recuerden, ni siquiera se percataron de mi presencia los dos años que el padre y yo observamos a nuestros hijos tomar clases de natación en un gimnasio de Coyoacán, por eso sé que son padre e hijo, reconozco que él si ponía toda la atención del mundo en los avances de sus hijos en la alberca, yo tengo que aceptar que la mitad del tiempo me la pasaba viéndolo dé reojo y suspirando ante su arrolladora personalidad.
No hay nada como el teatro, la presión y el compromiso exigen al actor dar todo en escena y por eso siempre preferiré el teatro al cine o la televisión, en nuestro país se hace de una forma excelente y siempre hay grandes oportunidades para presenciar algo que valga mucho la pena. “El Hijo de puta del sombrero” se presentará por una corta temporada y es altamente recomendable, pero solo para gente de criterio amplio y nervios templados. Ir al teatro en este país es siempre un gozo y una garantía. Sin duda una de las mejores actividades que uno puede experimentar y que vale la pena apoyar.
Te puede interesar:
Al alza los pronósticos del PIB para 2023, a la baja para 2024 y 2025
CARTAS A TORA 370
Cocatú es un extraterrestre que toma la forma de un gato. Llega a una vecindad de la CDMX. Desde...
noviembre 22, 2024GEOPOLÍTICA, MIGRACIÓN, ANARQUISMO… AMERICAN COMPANY, una novela arriesgada: Ana Claudia Molinari
La escritora mexicana Ana Claudia Molinari presenta su segunda novela, AMERICAN COMPANY, editada por Ediciones del Espejo Somos. Esta...
noviembre 22, 2024Gracias a la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística, AC por otorgarme los Reconocimientos al Mérito de la Producción Editorial y a la Difusión Histórica y Cultural
El Dr. Juan Carlos Tolentino Flores presidente de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística Fundada en 1942,...
noviembre 21, 2024De Frente Y Claro | MENOS PRESUPUESTO PARA CULTURA
Grave y preocupante el panorama para la Cultura no solamente en el 2025, sino en lo que será esta...
noviembre 21, 2024